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VALENCIA. El malestar es evidente y así lo reconoce el presidente de la asociación de exhibidores de la Comunitat Valenciana, Antonio Such. Los cines comerciales un verano más están sufriendo una competencia que algunos califican de "desleal". Las proyecciones estivales organizadas por diferentes instituciones se han convertido en un enemigo en una época en la que, tradicionalmente, recaudaban más gracias al estreno de largometrajes familiares y las vacaciones escolares.

Este viernes comienza su andadura la Filmoteca d'Estiu, la referencia en la Comunitat Valenciana de este tipo de iniciativas. Por su estructura y su tipo de programación la iniciativa que impulsa el Instituto Valenciano del Audiovisual no había sido contemplada como un rival. Su programación se basa en largometrajes y clásicos y, de manera excepcional, en un resumen de lo mejor del año. Todas las proyecciones son en versión original y en todos los casos son películas que ya no están en cartel.

No ocurre lo mismo con las proyecciones en la playa organizadas por la Diputación de Valencia que recorren toda la provincia y que son gratuitas. Ni siquiera el hecho de que se programen películas de otras temporadas es óbice para que los exhibidores las consideren un lastre para sus taquillas. En muchos casos son justo del año pasado, es decir, están recientes en el recuerdo del espectador. Y, encima, son proyecciones gratuitas, algo que contraviene la ley.

No hay un frente común aún pero sí un sentimiento común a muchos. Así lo explica el joven exhibidor Levi Navarro, quien gestiona el cine de verano más antiguo de España, el decano, el de Serra, así como otras salas entre las que se encuentra el Flumen o los recién reabiertos cines Avenida de El Perelló. Navarro explica el problema que les supone, por ejemplo, algunos largometrajes del ciclo ‘Cine de Hoy' de la Filmoteca d'Estiu.

"Están proyectando películas como Relatos salvajes, La isla mínima... En el Flumen lo notamos mucho. Este año queríamos poner entre semana cine independiente semicomercial y he tenido que descartar por ejemplo a la ganadora de Goya. Se nos ha dado los casos de gente que vienen pensando que somos la Filmoteca d'Estiu y les hemos tenido que mandar a los jardines del Palau", comenta.

Desde su punto de vista el problema se halla en que la programación de la Filmoteca d'Estiu ha ampliado su espectro de público. "La Filmoteca debería dirigirse a otro tipo de públicos y a otro tipo de largometrajes, a aquellos que por su escasa rentabilidad la oferta privada no puede programar. Deberían hacer llegar a la gente el cine que por divesos motivos no les llega", comenta.

SATURACIÓN DE LA OFERTA... INSTITUCIONAL

Ya el año pasado se alzaron voces protestando por la saturación de una oferta que incluye a instituciones como la Universitat de València, a ayuntamientos, a asociaciones culturales... Las estimaciones de cómo afecta a la taquilla de los cines convencionales varían. En cualquier caso hay unanimidad de que este tipo de iniciativas jaleadas por las corporaciones locales y por un público siempre predispuesto al gratis total se ha convertido en un perjuicio para los empresarios de la exhibición, que han debido unir a la merma que supuso el IVA del 21% la creciente querencia por este tipo de proyectos.

¿Qué lo ha fomentado? Sin lugar a dudas, el clima mediterráneo, con sus veranos soleados y carentes de lluvias. En las dieciséis ediciones que se ha celebrado la Filmoteca d'Estiu, por ejemplo, no se recuerdan ni diez días en los que se tuvieran que suspender las proyecciones por el mal tiempo.

Otro factor que ha influido en esta proliferación es el bajo coste que conlleva programar este tipo de actividades. En algunos casos incluso se hace sin criterio. Simplemente se limitan a acumular largometrajes que están disponibles, a ser posibles de tendencia familiar, autorizados para todos los públicos. Bajo la patina de difusión de la Cultura, las instituciones públicas y algunas asociaciones privadas han jaleado un tipo de programación que es recibida por un público acrítico, que tan solo desea pasar un buen rato. Y lo peor es que muchas son gratis. "Como lo hacen todos los años al final te adaptas, pero es que así no se puede competir", explica Navarro.

Hay una normativa al respecto pero no es suficiente, según admite el director general de CulturArts y director del IVAC, José Luis Moreno. "Está regulado que está prohibido, pero como no está desarrollado no se sabe en qué condiciones se puede exhibir. Hay que desarrollar la ley", indica.

La solución pasa por este desarrollo de la regulación existente y así se lo piensa plantear a los exhibidores el director general de CulturArts. "Si hubiera que cambiarlo se cambia. Habrá que hablarlo con los exhibidores, con los que ya tenemos buena relación. Normalmente proyectamos películas que ya han hecho su carrera comercial. Todo es sentarse y hablarlo, y nosotros estamos dispuesto a comentarlo con ellos", concluye Moreno.