(Este artículo se publicó en el número de marzo de la revista Plaza)
VALENCIA. Better call Saul, la precuela de Breaking Bad protagonizada por el personaje de Saul Goodman, el abogado criminalista de su protagonista Walter White, podría considerarse un estreno sin demasiadas sorpresas para la cadena AMC. Su primera temporada se antojaba un éxito, incluso antes de emitirse. Sus creadores Vince Gilligan y Paul Gould, también guionistas de Breaking Bad, podían permitirse cualquier proyecto después de labrarse una enorme fama gracias al desarrollo de la serie sobre el profesor de química más famoso del mundo.
Porque arrancaron este nuevo proyecto con parte del camino abonado: con hordas de seguidores incondicionales de Heisenberg. Nostálgicos por el espíritu de una de las series de más éxito de crítica y público de la cadena AMC que desapareció de las pantallas hace año y medio. Su estreno el 8 de febrero fue de récord en Estados Unidos, constatándose la enorme expectación. El mejor estreno para una serie de cable en público menor de 50 años. Programada, eso sí, con enorme cariño, para favorecer el ‘efecto arrastre', justo después de la vuelta del otro gran éxito de la cadena, The Walking Dead, que tampoco decepcionó y recabó quince millones de espectadores. La serie de cable de mayor audiencia de la historia.
La cara B surge frente a los miedos o los malos augurios. En realidad ante los prejuicios que nos acompañan en televisión, consecuencia de malas experiencias: un spin of muy pocas veces funciona. Ni Battlestar Galactica, ni Bones, ni Friends, ni Expediente X o Canción Triste de Hill Street aguantaron un segundo round. Sólo encontraremos casos excepcionales en el historial seriéfilo: la magnífica Frasier tras Cheers, o la femenina Private Practice después de Anatomía de Grey. El resto ha pasado a la historia sin pena ni gloria.
-Jimmy: «Sólo tuve un caso con tres clientes. ¿Sabes lo que saqué? 700 pavos».
-Chuck: «Representas a gente que no tiene dónde caerse muerta. El dinero es lo de menos».
-Jimmy: «¿El dinero es lo de menos? El dinero es la cuestión». (Better call Saul)
Sin embargo, al igual que ocurrió con Fargo cuando los expertos auguraron que un remake de la película de los hermanos Coen no podría funcionar y se equivocaron, el estreno de Better call Saul arrancó con éxito y ahora sólo queda contemplar cómo el personaje de Saul Goodman, o mejor dicho, de Jimmy McGill, que es como se llamaba en 2002 este ‘buen hombre' dedicado a la defensa de personajes de mala reputación, se desarrolla y crece, hasta convertirse en un héroe mítico como lo es Walter White. Si es que finalmente se convierte en una serie inolvidable como la anterior, que todavía es pronto para saberlo. Lo idóneo sería que los espectadores se olvidasen de Breaking Bad, una serie que arrancó discretamente, cosechando un millón y medio de espectadores en su estreno, pero terminó su quinta temporada con la escalofriante cifra de más de diez millones, convirtiéndose en un fenómeno televisivo tras cinco temporadas.
Entrar en comparaciones, además, es un arma de doble filo. El hermano mayor y el pequeño son personalidades diferentes. Estamos de nuevo en Alburquerque, el deslenguado abogado Saul Goodman es un secundario de la propia Breaking Bad, es cierto, pero ahora hemos saltado hacia atrás en el tiempo, seis años antes, para vivir los avatares de este picapleitos, por entonces de oficio, y sus dificultades para llegar a fín de mes y cuidar de su hermano enfermo. Un buen hombre con problemas para salir adelante, hacer lo correcto y cumplir la ley.
Saul: «Si bebes no conduzcas. Pero si lo haces, llámame». (Breaking Bad)
La realidad para Jimmy McGill durante este spin of es que el mundo o sus guionistas no se lo ponen nada fácil. Así que poco a poco le van empujando por el agujero para que surjan los aspectos más miserables de su personalidad, la falta de escrúpulos y el instinto de supervivencia. De esta forma lo encaminan hacia el viaje en el que se convertirá después, como sabemos, en su alter ego de Breaking Bad: el descarado y amoral abogado Saul Goodman.
Saul Goodman, o Jimmy McGill, como prefieran, está interpretado por Bob Odendkirk, un actor de comedia que se hizo popular en Estados Unidos por su papel en Mr. Show with Bob and David, un atrevido programa de sketches de los noventa producido por HBO que algunos comparan con los Monty Python. Escrito y protagonizado por él mismo junto a David Cross, arrasó posteriormente en ventas de DVD, lo que le hizo tremendamente popular. Últimamente también apareció con un papel secundario en la magnífica Fargo, en la que interpretaba al bonachón y confiado jefe de policía Bill Oswalt.
Saul: «Si estás lo suficientemente comprometido puedes hacer cualquier tipo de trabajo. Una vez le dije a una mujer que era Kevin Costner, y funcionó porque me lo creí». (Breaking Bad)
Tanto Fargo como Breaking Bad tienen justamente en común ese peculiar tono de humor negro. Según cuenta el guionista, Vince Gilligan, la elección de actores de comedia tanto en Breaking Bad como en Better call Soul forma parte precisamente de la búsqueda de ese tono dentro del marco del drama, la combinación seguramente más original de ambas series y que las hace tan genuinas. También aseguran que en esta prometedora precuela repetirán los juegos de los saltos en el tiempo como ocurría en Breaking Bad y dejan abierto su posible crossover para mayor suspense de sus fans: «No queremos que la gente mantenga la esperanza. Pero eso no significa que nunca vayamos a verlos».
Es probable que volvamos a ver por tanto, aunque sea en un espacio breve de tiempo, a Heisenberg y Jesse Pinkman hacer de las suyas. O puede que no. Mientras tanto, disfruten de la caída y auge del abogado de Breaking Bad. Porque en Estados Unidos más vale tener uno, y que sea implacable.
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