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LA CUARTA PARED

El teatro occidental emancipa a la mujer islámica

BEGOÑA DONAT. 29/07/2015 'La bella Jarifa' y 'Confesiones a Alá' han sido dos de las obras revelación del año

VALENCIA. Primero fueron objeto de deseo, y más adelante, de condescendencia. "Los tópicos sobre Oriente y sus mujeres han arraigado con considerable fuerza en el imaginario popular occidental y se han perpetuado en Europa desde la Edad Media", resume la Presidenta de la Real Sociedad de Bellas Artes de Jordania, Wijdan Ali.

En opinión de la princesa nacida en Irak en una colaboración para la revista semestral de reflexión Quqderns de la Mediterrània, las mujeres orientales adoptaron tanto en la literatura, como en la pintura y la música del Renacimiento y de finales del siglo XIX la imagen de "un objeto sexual perverso, desinhibido y libertino cuyo único objetivo era seducir y satisfacer los deseos ilícitos del hombre oriental (y posteriormente, de los viajeros europeos)".

Todo arrancó con la traducción "licenciosa" que Sir Richard Francis Burton realizó de Las mil y una noches, con una Sherezade que salva su vida a partir de la lectura de cuentos eróticos al sultán. A la hija del visir se le sumarían otras féminas no menos icónicas. Como botón de muestra, la última reina del Antiguo Egipto, Cleopatra, sibilina seductora de Marco Antonio, y la sádica Salomé, que en el cumpleaños de su padrastro, Herodes Antipas, pidió la cabeza de Juan Bautista en una bandeja de plata. Amén del sinfín de imágenes de musulmanas desnudas en los lienzos de, entre otros, Jean-Léon Gérome, John Fredrick Lewis, Jean Lecompte du Nouy, Luis Riccardo Falero y Jean Auguste Dominique Ingres.

A esta imagen lúbrica le sucedió una segunda, descrita por Wijdan Ali en su artículo 'Tópicos sobre las musulmanas en Occidente y en su propio mundo' como la de "una mujer ignorante y reprimida cuya cultura, basada en la religión, la sometía a la esclavitud bajo el velo. Su padre, marido o hermano era responsable de ella y tenía el poder de mutilarla físicamente y de impedirle que abandonara el hogar para recibir una educación, ganarse la vida o elegir con quién casarse. No podía ocupar un cargo público, ni adoptar una profesión, ni dar su opinión sobre ningún asunto relacionado con su destino; su papel se limitaba a hacerse cargo de la familia encerrada tras las paredes del hogar", escribe Ali.

'La hermosa Jarifa', que se representará en Sagunt a Escena. FOTO: GUILLERMO CASAS.

Sin embargo, apunta la princesa, en el Corán no hay ningún texto que imponga el velo ni la reclusión femenina. Y en el mundo islámico hubo presidentas de gobierno que asumieron el poder antes que en Occidente. Ejemplos citados por Wijdan son Asma y su nuera Arwa, que gobernaron Yemen en el siglo XI; o Shajarat al-Durr en Egipto y la sultana Radiyya en Delhi en el siglo XIII. Por no hablar de avances educativos como la creación de una facultad de Medicina para mujeres en El Cairo en 1832.

"El estatus de las musulmanas empezó a deteriorarse cuando empeoró el clima político y económico de sus respectivos países en los siglos XVII, XVIII y XIX, lo que originó una degradación social y un estancamiento intelectual que sentó las bases para malinterpretar la religión, y manipular y dominar a las mujeres con el fin de apartarlas de la sociedad", esgrime.

Al retrato sesgado de la mitad de la población islámica siguen contribuyendo los medios de comunicación occidentales, pero hay resquicios desde los que acceder a las aristas de una realidad tan compleja como extensa es su geografía, que abarca desde el Atlántico hasta el África subsahariana, Oriente Próximo, la península arábiga y el centro y el sudeste asiático. El teatro, aunque modestamente, colabora a esa apertura.

CINCO SIGLOS LAS SEPARAN

Dos de las obras revelación de la cartelera teatral de esta temporada coinciden en ser el retrato de una mujer musulmana, La hermosa Jarifa y Confesiones a Alá. Ambas ponen el foco sobre la idiosincrasia de la fémina en el Islam, pero desde dos ópticas distintas, tanto en el tiempo en que los relatos se ambientan y fueron concebidos, como en la aproximación a sus heroínas, sublimada en la primera, cruda en la segunda.

La hermosa Jarifa, programada el próximo 2 de agosto en el Teatro Romano de Sagunto, se inspira en la primera novela morisca, Historia del Abencerraje y la hermosa Jarifa, recogida en una miscelánea de textos de Antonio de Villegas en 1565. El relato está protagonizado por un moro apresado, Abindarráez, al que un alcalde cristiano, Narváez, libera para que pueda casarse, pero a condición de regresar a su cautiverio tres días después. Y es la mujer del abencerraje, Jarifa, la que conmina a su esposo a cumplir su palabra. ""En el Corán se dice que hombre y mujer son una misma cosa y deben ser iguales, pero en la historia y la literatura aparece como complemento del hombre. Pese a ello, aquí es la que dobla la voluntad de su esposo y le dice que tiene que entregarse", apunta el autor de esta versión escénica, Borja Rodríguez.

De ahí que hayan decidido acortar el título de la obra original y destacar al vértice femenino del triángulo protagonista.

'La hermosa Jarifa', que se representará en Sagunt a Escena. FOTO: IGNACIO YSASI..

El origen de esta adaptación se deriva de una anécdota personal de su autor. Borja Rodríguez cursó estudios con un descendiente de los abencerrajes, que le propuso desarrollar un proyecto que fuera susceptible de ser exportado a Catar y Dubai. "Fue un descubrimiento darnos cuenta de lo moderna que Historia del Abencerraje y la hermosa Jarifa fue en sus días y sigue siendo hoy", explica el autor de esta versión escénica.

Historia del Abencerraje y la hermosa Jarifa es a la novela morisca lo que El lazarillo de Tormes a la novela picaresca. La modernidad a la que se refiere se halla tanto en su aspecto formal, que bebe de la novela italiana, como en los mimbres de su argumento. Por un lado, la protagonista desobedece a su padre, y el progenitor, en lugar de interferir, la acompaña en su voluntad hasta las últimas consecuencias.

Y, por otro, "el texto señala una lección que es una asignatura pendiente en nuestros días, con tantos casos de corrupción. Son dos personajes con poder, pero muchos principios. Allá, en 1500, no mueven ficha si las cosas no se llevan bien a término con honor y entereza", destaca Rodríguez.

El texto original de este cuento que ensalza la nobleza de espíritu tuvo numerosas adaptaciones. Lope de Vega la convirtió en comedia en El remedio en la desdicha, Cervantes replicó la historia en el capítulo quinto de El Quijote y el valenciano Juan de Timoneda realizó una versión en romance. La adaptación teatral actual, reconoce el director, diferirá sin embargo, y por desgracia, de su propuesta para Catar, Dubai y Emiratos Árabes. "Son culturas mastodónticas y tradiciones brutales. Así que si aceptas la invitación, has de adaptarte a su religión y a sus requisitos. En nuestra función, los personajes se besan, pero un acto así es imposible de subir al escenario en países donde, por ejemplo, hombre y mujer no van de la mano por la calle", argumenta Rodríguez.

Dista mucho entonces de ser representada en países islámicos Confesiones a Alá, un monólogo sobre la libertad sexual de una bereber marroquí.

MI AMIGO ALÁ

La primera novela de Saphia Azzeddine (Marruecos, 1979) relata la vida de una pastora de las montañas del Norte de África, que mientras se prostituye conversa con Alá. Jbara, que así se llama la protagonista, se sirve de su cuerpo para escapar del maltrato y la miseria, y entre las piedras con las que tropieza en el camino hacia la madurez, están el embarazo y la cárcel. Toda su experiencia es compartida con Dios, una suerte de amigo y confesor en las alturas.

En la trayectoria vital del personaje se aprecian tres matices diferentes, "A los 16 años es más bestia en el habla, dice lo que se le pasa por la cabeza sin apreciar si es bueno o malo, con 20 ya es más madura y mide más las palabras, aunque están igualmente cargadas de realidad, y con 24 tiene un bagaje que le ha hecho crecer y ser otra persona", describe Arturo Turón, autor de su versión teatral en España.

Tras triunfar en París y Aviñón, el montaje llegó la temporada pasada al off del Teatro Lara de Madrid y fue cogiendo fuerza por el boca a boca. En octubre regresa, pero con la incorporación de textos eliminados y una nueva actriz en el papel de Jbara.

"Me he querido centrar en el maltrato a la mujer dentro de esa educación, que no dentro de la religión. Puede que la relación de la protagonista con Alá pueda chocar o resultar ofensiva, pero a mí me parece que tan dura como limpia", defiende el autor de la adaptación y director de la obra Arturo Turón.

Para su debut teatral, el hasta entonces director de cine, escogió un texto que le permitía retomar su exploración de la mujer árabe. En 2008 y 2009, Turón dirigió dos documentales sobre las palestinas y cómo, la situación bélica había invertido una sociedad patriarcal en matriarcal por la ausencia del hombre en muchas familias.

"Tanto en Palestina como en Marruecos la mujer es el símbolo de la familia, la persona que ha de llevar el camino correcto, y mantener relaciones fuera del matrimonio rompe con los códigos de honor. Sin embargo, la mujer palestina está más próxima a Occidente a nivel de formación, mientras que para alguien del Atlas iniciar unos estudios es más difícil. El gobierno marroquí piensa que un pueblo inculto, resulta más fácil de manejar".

Turón lamenta que la información acerca de los países islámicos en los informativos se limite a señalar el terrorismo y a las mujeres subyugadas bajo la opresión, "porque son informaciones que se quedan en la superficie".

VOCES PROYECTADAS A OCCIDENTE

El director agradece la existencia de una ola literaria de autores de origen musulmán editados en Occidente, que ofrecen una visión más amplia del día a día de la población. A este respecto, destaca La piedra de la paciencia, de Atiq Rahimi, cuya historia sobre una mujer afgana que relata a su marido en coma sus frustraciones y sufrimientos, fue escenificada el año pasado por la Compañía Cuarto Creciente.

La doctora Soha Abboud, profesora titular de Estudios árabes e islámicos en la Universidad Complutense de Madrid, también aprecia el buen pulso de la literatura facturada por autores musulmanes en editoriales occidentales. "Cuando las obras tratan de la liberación femenina y la mujer habla de sí misma, el mundo árabe lo tapa totalmente. No se acepta la reivindicación de su emancipación y su sexualidad, porque está libertad está muy perseguida por muchísimos estamentos, empezando por los religiosos y siguiendo por la sociedad, que se encierra y le da la espalda totalmente", explica la académica.

Abboud incide en que la represión de la mujer no sólo es una cuestión islámica sino también social, y el nacimiento de novelas de ficción de autores provenientes de Argelia, Túnez, Egipto, Afganistán, Marruecos y Arabia Saudí, son un reflejo de la existencia de una reivindicación de la libertad personal de la mujer y una válvula de escape para sus autoras.

Tanto la literatura como el teatro que abordan en Occidente la situación de la mujer en los países árabes ayudan, en opinión de la doctora, a que Europa conozca las reivindicaciones de ese sector de la población, y "puede ayudar culturalmente a las minorías musulmanas que viven en Europa". No obstante, Abboud minimiza su impacto: "Es bueno que encuentren a una musulmana que está expresando sus ganas de liberación, pero no se sabe hasta qué punto se puede aplicar, porque las tradiciones están muy arraigadas en las minorías instaladas en Europa, por miedo a un descarrilamiento según sus canones de vida".  

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