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MADRID.- En 1962, los dos mayores creadores de superhéroes de la historia -Stan Lee y Jack ‘The King' Kirby, con la ayuda de Larry Lieber - inventaron un personaje de relleno para la revista Tales to Astonish llamado Hank Pym. Se trataba de un científico que había inventado un suero capaz de convertirle en hormiga, aumentar su fuerza física, y comunicarse telepáticamente con los insectos. Curiosamente, el personaje cuajó y, aunque nunca fue particularmente popular, se resistía a desaparecer así que tuvo varias reencarnaciones (como el ladrón Scott Lang o el agente de S.H.I.EL.D. Chris McCarthy).

Lo que nadie podía esperar es un personaje pudiera acabar teniendo un título propio y, mucho menos, que la crítica lo recibiera como una de las mejores películas de superhéroes de los últimos años. Mucho decir teniendo en cuenta que se estrena una casa seis meses como mucho. Y mucho más curioso teniendo en cuenta que su director, Peyton Reed, no ha rodado nada digno de mención en su vida. La clave parece estar en la presencia del guionista Edgar Wright, que ese sí tiene en su haber títulos tan gamberros y celebrados como Bienvenidos al fin del mundo (2013), Scott Pilgrim conta el mundo (2010) o Zombies party (2004, de la que también fue director).

Aunque el protagonista de la película es Paul Rudd (Juerga hasta el fin, Los amos de la noticia...), en el papel de un ladrón metido a superhéroe, uno de los grandes atractivos de la película es ver al veterano Michael Douglas metido en la bata blanca del doctor Hank Pym. El reparto lo completan Evangeline Lylly (El Hobbit), Corey Stoll (El legado de Bourne, House of cards), Michael Peña (Fury) y Hayley Lovitt (El viaje más largo).

OTRA VEZ NIÑO

Según aseguró Douglas en una entrevista concedida a la agencia Efe, el papel le ha hecho "sentirse niño otra vez" y añadió que "sin duda el más gracioso de la saga Marvel". "Mis hijos están más emocionados con esta película que con cualquier otra que haya hecho antes", reconoció el actor, ganador de dos premios Óscar (como productor de Alguien voló sobre el nido del cuco" y como mejor actor en Wall Street).

Douglas admitió que no había leído cómics antes de embarcarse en esta cinta, pero que investigó para meterse en la piel de su personaje y leyó los tebeos que Marvel publicó a partir de 1960.El actor, que inició su carrera cinematográfica en los años 60, aclaró que a lo largo de su trayectoria no ha cambiado el modo en el que elige los papeles que va a interpretar.

"Más que en mi papel, a la hora de escoger una película, pienso en el filme completo, quizás porque también soy productor y además no quiero hacer un buen papel en una película mala".

En ese sentido, el actor manifestó que cuando le ofrecieron la posibilidad de actuar en Ant Man le entusiasmó la idea de poder cambiar de registro e interpretar un rol distinto a sus papeles anteriores. "Nunca antes en mi carrera he hecho nada como esto: es nuevo, es fresco y además me brinda la oportunidad de aprender otras cosas", apuntó.

ALLÍ NO HABÍA NADA

En su primera participación en una producción de superhéroes, Douglas quedó "fascinado con los efectos especiales" y elogió el trabajo de los intérpretes que actúan en estos filmes."Respeto muchísimo a los actores que hacen este tipo de película porque aquí es donde actúas de verdad, tienes que fingir porque no hay nada delante de ti, solo pantallas verdes", puntualizó Douglas.

La estrella confesó que ese precisamente fue el mayor reto al que se enfrentó en el rodaje de la película, "imaginar que todo estaba allí cuando no había nada". "Te dicen: en esta escena vas a 1.000 kilómetros por hora colgado de un misil y estás sentado en una silla que se mueve. En ese momento me sentía bastante tonto", contó el actor.

Douglas también destacó la actuación del coprotagonista de la película, Paul Rudd. "Es fantástico, ha hecho un trabajo increíble, es un hombre encantador con un sentido de la comedia genial. Realmente me alegro de haberlo conocido", reconoció.