VALENCIA. Desde 1991, y de manera ininterrumpida, Arturo Pérez-Reverte publica en el suplemento XL Semanal una página de opinión titulada Patente de corso. La sección publicada en el dominical del grupo Vocento, distribuido en 25 periódicos españoles, se ha erigido en una de las secciones que más lectores suma en nuestro país: más de 4.500.000.
"Son ajustes de cuentas semanales, una forma de desahogo personal. Mezcla lo que me enternece con lo que me cabrea. Recoge cuando estoy triste, cabreado, lo que me gusta, lo que no me gusta... Es un corpus material que habla de los españoles, pero no era mi intención de partida", señalaba el periodista y escritor en la rueda de prensa de presentación del espectáculo Patente de corso en el Teatro Lope de Vega de Sevilla. El montaje tiene la firma de la pareja de actores Los compadres, Alfonso Sánchez y Alberto López, y la dramaturga Ana Graciani, y se basa en una selección de artículos del autor de Territorio Comanche. La comedia se instala en el Teatro Olympia del 16 al 19 de julio.
Todo surgió a raíz de varias alusiones de Pérez-Reverte al dúo sevillano en Twitter. Dado que el perfil del autor en esta herramienta social supera el millón de seguidores, Los compadres se sintieron halagados y establecieron contacto con el escritor que ocupa la letra T en la Real Academia de la Lengua Española. Pérez-Reverte les cedió los derechos de los cuatro libros editados que compilan sus artículos de opinión. Y el combo, con la ayuda de Graciani, procedió a la lectura y antología de los más de 1.200 textos. El experimento teatral resultante es, en palabras del propio periodista de Cartagena, "una tragicomedia de ser español".
Los personajes son dos, Alfonso, representante de la picaresca, y Alberto, un divorciado en paro que tiene la vida en contra y quiere convertirse "en un hijo de la gran puta", en palabras del actor y director Alfonso Sánchez.
CORSARIOS DE AYER Y DE HOY
"Afirma Pérez-Reverte que en sus artículos escribe con tanta libertad que no deja de sorprenderle que se lo permitan. Nosotros, mediante un trabajo de creación colectiva a partir de los textos del escritor, también nos concedemos la patente de corso, nos proclamamos corsarios, para plantear un espectáculo libre de ataduras o convenciones políticas, sociales e incluso dramáticas. Nos alejamos de los preceptos, de las reglas, de las estructuras, para dejar que simplemente brote el grito que cualquier ciudadano, con un mínimo de lucidez, lleva atravesado en la garganta", declaran los autores.
La comedia tiene estructura de musical y alterna los monólogos con transiciones dialogadas entre los actores. Sánchez afirma que ha bebido de Peter Brook, Jan Fabre, Samuel Beckett, Henri Bernstein, Anthony Burgess, la compañía jerezana La Zaranda, Israel Galván, el Club de la Comedia y Chiquito de la Calzada. Y López añade a Federico Fellini y el neorrealismo italiano al ecléctico surtido.
"Lo valioso es que el resultado no está vinculado al presente de España, hubiera sido válido hace 20 años o dentro de 20 años. Han hecho un texto atemporal, que explica al español en sus extremos. No han caído en la tentación fácil de vincularlo a la coyuntura social, política y económica actual de nuestro país. Y eso le da una segunda lectura más importante y valiosa", ha destacado Pérez-Reverte.
EL CRISTAL CON QUE SE MIRA
El periodista de La Vanguardia Albert Lladó también ha visto su texto hecho verbo, pero en el caso del montaje La mancha, la dramaturgia fue escrita por él mismo ex profeso para las tablas. La obra, que estuvo programada en el Teatre Nacional de Catalunya (TNC) del 11 al 14 de junio, es el primer texto surgido del Buzón de Textos del teatro barcelonés, donde después de un proceso de asesoramiento y laboratorio dramatúrgicos, se mostró al público a través de una lectura escenificada dirigida por Jordi Prat i Coll.
El comité de lectura del TNC subrayó que en el texto de La mancha "destaca su mirada ideológicamente comprometida con nuestra realidad". Pero, ¿en qué medida es ese compromiso consecuencia del oficio primigenio de su autor? "Hay una preocupación por la actualidad. Pero el periodismo te deja llegar sólo a un límite, que es el de la no invención. Con el teatro puedes darle la vuelta, y proponer interrogantes desde otro lugar. Pero estás hablando de actualidad en los dos casos. ¿Y qué es la actualidad? Actualizar lo que solo está potencialmente. O sea, poner el foco en lo silenciado", así distingue Lladó sus dos enfoques de escritura.
El punto de partida de la obra son las quejas de un inquilino por la presencia de una humedad en la pared del piso que ocupa desde hace pocos meses. La protesta aboca al protagonista a un conflicto con los responsables del edificio y derivará en la intrusión en su propia intimidad.
"Uno ve lo que quiere ver, está claro. Miramos como autómatas. Al ser algo consensuado, pues asumimos que la realidad existe. El consenso es un contrato sin cláusulas ni revisiones. Ergo nos abocamos a la inercia", sintetiza el dramaturgo novel.
Para este salto al teatro, el autor, que coordina la sección de Cultura de la edición digital de La Vanguardia, es editor de Revista de Letras, y colaborador del suplemento Cultura/s, ha tenido que evitar ciertos tics del periodismo.
"Son lenguajes diferentes. En el periodismo trabajas con lo cierto, en el teatro con lo verosímil. En el periodismo, aunque utilices un estilo más o menos literario, tienes que ser claro. En el teatro, el extrañamiento puede ser una estrategia. En los dos ámbitos, sin embargo, la precisión es fundamental", concreta.
La mancha está nutrida de todos y ninguno de los aspectos de la realidad explorados por Lladó a través de su trabajo en La Vanguardia. "En el periódico tengo un contacto con la inmediatez que me puede servir como material para escribir teatro, pero eso ha de destilarse. Es materia prima. Pero también lo es la vida cotidiana. Cualquier cosa puede ser teatralizada".
ENTRE DOS TIERRAS
En su ánimo está alternar ambos campos. El periodista catalán se formó en Dramaturgia en el Obrador (Sala Beckett) y en el Seminario Internacional Panorama Sur (Buenos Aires) y ya ha firmado varias obras breves. Entre otras, una escritura colaborativa en No hables de ello, programada en la pasada edición del festival Russafa Escènica y que contó con la dirección de Gabi Ochoa. Ahora escribe su segunda pieza larga. "Me interesa tener un pie en cada lugar. Me permite no estancarme, cambiar, experimentar, probar... Seguiremos intentándolo", apostilla.
El autor apunta como referente de su primera obra El hombre rebelde, de Albert Camus. El Premio Nobel también fue un periodista que publicó teatro. Su pieza más destacada fue Caligula, escrita en 1938. Pero sus textos literarios también han servido de inspiración para montajes. Ese es el caso de la adaptación coreográfica de su relato breve The Guest, que la compañía de danza noruega Zero Visibility Corp acerca los días 22 y 23 de julio al Festival Grec de Barcelona.
También cita Lladó a Ramón Gómez de la Serna, quien además de inventar el género literario de la greguería, creó "un teatro experimental donde los requisitos fundamentales del drama -vivacidad en el diálogo, dinamismo, intriga- destinados a entretener al espectador, se diluyen en una nueva propuesta de teatro que es en realidad una búsqueda de nuevas fórmulas estéticas", concluyeron Dora Pentimalli, de la Universidad de Morón, y Alicia Saliva de la Universidad Católica de Buenos Aires, en su ponencia La producción dramática de Ramón Gómez de la Serna en el XIII Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas.
En opinión de Lladó, el vanguardista español "representa la ruptura de los tabúes" de periodistas devenidos dramaturgos. "Creo que es muy positivo que los géneros no sean estancos, categorías pétreas. Hay que aprender cada lenguaje, por supuesto, pero es bueno que no veamos como a intrusos a periodistas que escriben teatro y, al revés, a dramaturgos que también puedan escribir en diarios. Oxigena ambos mundos".
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