VALENCIA. Trece ciudades de toda España acogen este viernes el estreno de la que para muchos es una de las mejores películas españolas de todos los tiempos y, por ende, de la historia del cine. "Hablar sólo de la historia del cine español es quedarse corto; hay que poner en valor esta obra única", comenta el director de CulturArts, José Luis Moreno. El estreno se ha convertido en un acontecimiento cultural de primer orden e incluso el hecho de que no se exhiba en primera instancia en Valencia, ciudad donde la Filmoteca la ha proyectado en tres programas diferentes, la última en 2002, constituye una mala noticia.
Pero, ¿cuál es esa película? ¿Qué filme merece tan ditirámbicos elogios? ¿Qué largometraje es venerado a partes iguales por cineastas y críticos y casi nadie ha visto? Se trata de El mundo sigue (1963), uno de los dramas más intensos y honestos rodados en España, una película valiente y cruda, durísima, el filme maldito y la obra maestra de su autor, Fernando Fernán Gómez. El cómo este retrato descarnado y acerado del Madrid de la postguerra ha podido sobrevivir a la censura, a la mezquindad e incluso al silencio, es una historia de amor al arte tan poco frecuente como encomiable, tan desoladora como pesimista.
Rodada poco después de su celebérrima La venganza de Don Mendo (1961), El mundo sigue estaba llamada a ser la película que consagraría a Fernán-Gómez como cineasta pero casi le arruinó. Con la idea en mente de firmar un largometraje neorrealista, a la manera italiana, el actor y cineasta puso sus ojos en 1962 sobre una novela de Juan Antonio Zunzunegui. El porqué de esta elección se lo explicó años después a Diego Galán y Fernando Lara en el libro de entrevistas 18 españoles de posguerra. "A mí Zunzunegui me parece el novelista español que de una manera más fiel ha retratado la vida de la posguerra, y concretamente de la posguerra madrileña, que es la ciudad donde yo he vivido siempre, la que más conozco", decía. "Cuando surgió la idea de hacer El mundo sigue, yo pensaba que en España no había un tipo de cine que respondiera a la vida de los seres medios de las ciudades y a lo que era su problemática cotidiana. La obra de Zunzunegui me facilitaba este enfoque y tenía una riqueza de situaciones y caracteres muy notable", añadía.
El mundo sigue fue producida por Ada Films (Tibor Reves y Juan Esterlich sr.) y contó con un reparto de lujo: Lina Canalejas, el propio Fernán-Gómez encarnando un personaje mezquino y patético como pocos, Gemma Cuervo, Milagros Leal, Agustín González, Francisco Pierrá, José Morales, Fernando Guillén, José Calvo, Jacinto San Emeterio, José María Caffarel y Pilar Bardem, quien debutó en el cine con esta película.
Ambientada en su época de filmación, el argumento se centraba en una familia de clase media baja de Madrid del barrio Maravillas. La madre, doña Eloísa, era la abnegada esposa que vive con su marido, un guardia municipal más autoritario en casa que en la calle y al que a veces se le va la mano. Su hijo es un beato que salió del seminario poco antes de convertirse en sacerdote, y que se pasa la vida estudiando y rezando para expiar los pecados de su familia. Las hijas, dos hermanas, obsesionadas cada una a su manera por la riqueza, se profesan mutuamente un profundo odio. Una de ellas no dudará en recurrir a la prostitución para ascender socialmente.
Tal y como relata la profesora de la Universidad de Alicante Cristina Ros Berenguer en su tesis Fernando Fernán-Gómez, autor, El mundo sigue conoció un primer guión que fue prohibido por el departamento ministerial de Rafael Arias Salgado. Más tarde, bajo el mandato de Manuel Fraga Iribarne sufrió una aprobación parcial y con retoques, más un pulido general de la rudeza de los diálogos. Pero una vez concluido el rodaje el film volvió a prohibirse, y a pesar de que esta dificultad fue finalmente superada, ello no impediría otra lamentable y definitiva censura: la de exhibición.
El mundo sigue no se estrenó en Madrid. Tuvo contados pases y todos en provincias. Uno de ellos se celebró en septiembre de 1964 en el cine Jerusalén de Valencia, dentro de un programa doble, quizá su estreno oficioso. Al año siguiente se realizaron también unas proyecciones en Bilbao, igualmente dentro de un programa doble. Y prácticamente ahí acabó su carrera comercial. La distribuidora quebró al poco tiempo y la película fue a parar a los almacenes.
Una situación que sorprendió a Fernán Gómez. "Las razones por las que no se estrenó El mundo sigue no las entendí nunca" comentaba a Galán y Lara. "Siempre he pensado que el melodrama —con calidad literaria— podía ser un buen reclamo cara al público y que me permitiese contar con una gran audiencia. Pero ocurrió exactamente lo contrario; a juicio de los exhibidores, eso en lugar de ser un tanto a favor de la posible comercialidad de la película era un inconveniente. Considero que El mundo sigue es una película perfectamente comprensible, nada intelectualizada, sin ninguna clave, melodramática y folletinesca además, y no entendí nunca por qué no llegó a tener la aceptación comercial previsible".
¿Qué es lo que había pasado? Que la crudeza de El mundo sigue llegó antes de tiempo a un país que no sabía reconocerse. Su estilo documental y las críticas contra la violencia y la corrupción social, contra la sumisión al dinero, acercan esta obra más a las creaciones de Rosellini que a las comedias de esos años. Desconcertaba. Tal y como escribió Antonio Muñoz Molina, "en cada plano, en cada diálogo, en la elección de cada lugar, se nota un cuidado extremo, de los cinco sentidos, una decisión de contar la vida como es, como era entonces, arriesgándose a lo inevitable, sabiendo que el precio de decir la verdad sería muy probablemente el fracaso; y no sólo por la brutalidad de los censores, sino por algo tal vez más desolador, la indiferencia del público, que rehuiría una película en la que se mostraba la triste realidad de las cosas, no el lujo de la mentira sino la ruina hasta de los sueños más mediocres: el de esa mujer que fue reina de la belleza hace más de diez años en una fiesta de barrio; el del camarero de bar que acierta una quiniela de catorce justo la semana en la que ha habido más de quinientos acertantes".
Fracasados, miserables, mezquinos, mediocres, estúpidos, cobardes, los personajes repelen porque son como reflejos de lo peor del alma humana. La crudeza del argumento, la valentía de narrar una historia así en pleno franquismo, la terrible fuerza del largometraje, así como su calidad técnica e interpretativa, con esos zooms violentos, ese montaje medido al milímetro, fueron sepultados por el silencio. Pero su fama fue creciendo de manera constante. Todo aquél que la conocía la alababa. Recientemente Cayetana Guillén Cuervo recordaba en un artículo en El Mundo el aura que rodeaba a El mundo sigue. "Toda la vida escuché hablar de está película por los rincones de mi casa, de la herida, de la impotencia de saber que moría la oportunidad, la belleza, el talento, la juventud de mi madre bajo llave en una cajón con cerradura de acero".
Convertida en una película mítica, en el sentido estricto del término, El mundo sigue era como si no existiera, como si fuera un tesoro perdido, como algo mágico perteneciente a otro tiempo y otro lugar. Sin embargo, no dejaba de ser mencionada. Alguien siempre la sacaba a colación. José Luis Castro de Paz, en su artículo ‘El cine costumbrista y radical de Fernando Fernán-Gómez' apuntaba a ella como obra maestra inexcusable. "Asfixiante, sin válvulas de escape ni desvíos cómicos, El mundo sigue, junto a la grotesca y no menos esperpéntica El extraño viaje, se alzan como los más sólidos discursos acerca de la a la vez enojada y desolada visión española de su autor; los puntos más altos, histórica y textualmente, de una filmografía ejemplar". Pases en Filmotecas como la Valenciana, esporádicas apariciones en Televisión Española, siempre en La 2, El mundo sigue fue recuperada año a año, artículo a artículo, libro a libro; sin pausa pero sin descanso.
"Melodrama hondo y duro, sin concesiones", en la descripción del Diccionario del Cine Español que dirigió José Luis Borau para la SGAE, la recuperación de El mundo sigue se culmina ahora gracias a la restauración digital realizada por Juan Esterlich, hijo del productor del largometraje, cineasta, y guardián del tesoro, quien ha sabido valorar la película en su verdadera medida y movido por un afán de justicia poética la ha traído definitivamente a nuestro tiempo. La distribuidora A Contracorriente films ha hecho el resto del trabajo llevándola a las salas de cine tras su presentación en el Festival de Málaga y en la Academia de Cine. El mundo sigue por fin está viva.
Fue precisamente durante su pase en Málaga que Gemma Cuervo recordó el silencio al que fue sometida la película. "No interesaba estrenarla por algún motivo, pero ese motivo nunca llegaba a nosotros", dijo, agregando que, a su juicio, la razón es que "era un retrato excesivamente duro y realista de la vida; esto es un melodrama, pero España era así", reconocía. El silencio tuvo consecuencias, estuvo a punto de cercenar la carrera de Fernán-Gómez y amputó la de algunos de sus intérpretes, como la propia Cuervo quien dice que le truncó una carrera cinematográfica que no ha tenido.
Medio siglo después que la película llegue a las carteleras españolas de la mano de A Contracorriente Films servirá para que viva su pequeño homenaje, su tardía resurrección, su pírrica victoria demostrando una vez más que el adagio 'más vale tarde que nunca' es una mentira. Ahora sí, se proyectará en su primera semana en Madrid, en los cines Verdi; en Barcelona, también en los Verdi; en A Coruña, en los Cantones Cines; en Bilbao, en los Multicines; en Las Palmas, en Monopol; en León, en Van Gogh; en Lleida, en Funatic; en Málaga, en los cines Albéniz; en Salamanca, en los cines Van Dyck; en San Sebastián, en los Príncipe; en Santiago de Compostela, en Numax; en Valladolid, en Broadway; y en Vigo, en los Multicines Norte. Ahora sí, tendrá una vida comercial. Pero llega demasiado tarde. De los que la hicieron, sólo quedan vivos Gemma Cuervo y dos secundarias, Pilar Bardem y Marisa Paredes. Magro consuelo. Pocos testigos del triunfo.
Dice el crítico Carlos Boyero que es una de sus diez películas españolas preferidas. El cineasta Fernando Trueba asegura que "probablemente es la película más feroz que se ha hecho en este país". Pero la triste realidad es que el mejor largometraje español de su década ha dormido casi olvidado, en coma, durante cinco décadas. Su fracaso es el de todo un país. Fernán-Gómez prologa El mundo sigue con un texto de Fray Luis de Granada, de su Guía de pecadores: "Verás maltratados a los inocentes, perdonados los culpados, menospreciados los buenos, honrados y sublimados los malos; verás los pobres y humildes abatidos, y poder más en todos los negocios el favor que la virtud". La virtud tampoco fue suficiente para El mundo sigue. Real como la vida misma.
P.D.: La distribuidora A Contracorriente Films anunció este viernes, 17 de julio, que El mundo sigue, tras el éxito de las primeras proyecciones en toda España, seguirá una semana más cartel y amplía el número de ciudades donde se exhibe. Entre ellas se encuentra Valencia. El mundo sigue se proyecta en los cines Babel. Asimismo se proyectará también en Palma de Mallorca (Augusta) y Sevilla (cines Avenida).
Hay verla varias veces, ya que las lecturas que contiene impide una sola vision.Es aterrador el machismo y la violencia de genero que retrata,como algo cotidiano en esa época.La ludopatia y el alcoholismo como algo cotidiano en el mundo masculino.El gran acierto de Fernan Gomez, retratar los pilares que este Pais ha estado muchos años. La Autoridad representaba por el Guardia Urbano, y la Religion representada por ese hermano beaton y feminoide, creo que esas puyas eran lo que los Poderes tanto temian.
Como se señala en el primer párrafo, no se exhibe en Valencia. Esperemos que la situación se corrija en los próximos días y alguien tenga a bien recuperarla para que también puedan verla los valencianos.
¿Por favor, en que ciné en VALENCIA estrenan "La vida sigue"? ¡Imposible encontrar información por Internet!Solo hablan de "tres ciudades"...espero que Valencia estará entre aquellas... Silvia Conde, Sagunto
Yo la vi por televisión hace mucho tiempo, quizá en los años setenta, y desde luego me impactó muchísimo. El caso de esta película es especialmente cruel, pero el cine más personal de Fernán Gómez nunca ha gozado de una buena carrera comercial, por su crudeza sin duda, a excepción quizá de "La vida por delante", cuya amargura está mucho más velada por un contexto de abierta comedia, o ya mucho más tarde, de "El viaje a ninguna parte".
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