VALENCIA. Vamos a ser claros: el mercado ahora mismo tiene mucho miedo. Y lo tiene por dos frentes abiertos, que son Grecia y China.
Sobre Grecia ya hemos comentado en distintas ocasiones lo estéril de buscar culpables. Y a nosotros como inversores no nos atañe buscar soluciones, sino adaptarnos a las consecuencias de cada posible escenario.
Ya sabemos que el peor escenario es la salida del euro, recortando un 2% del PIB europeo y condenando a Grecia a décadas de sufrimiento. Sin embargo, nuestro escenario central es que Europa está prácticamente rogando a Grecia que le dé una excusa para extenderle la ayuda, presentándole un plan medianamente creíble.
OFENSIVA MEDIÁTICA
Las últimas declaraciones de Tsipras fueron mucho más humildes, reconociendo su parte de responsabilidad, y la ofensiva mediática de Estados Unidos para provocar que Europa ceda nos da mucha seguridad. Además los bonos periféricos (incluyendo los griegos) no cotizan un default, con lo que el panorama real está mucho más tranquilo que los mercados de renta variable o los tertulianos diversos.
En cuanto a China hay que distinguir entre el mercado financiero y el real y, sin duda, el 'problema' que están sufriendo es claramente financiero.
COMPRA A CRÉDITO
Desde que los inversores particulares chinos pueden abrirse cuentas de compra a crédito de acciones se les ha abierto el cielo de la especulación, y habían entrado en plena burbuja.
Por experiencia dolorosa sabemos que las burbujas se retroalimentan de forma imparable: el contagio de la avaricia parece inteligencia, porque todo sube y sale bien.
Esto dura hasta que los compradores se han subido todos al tren y ya solo pueden bajarse. Y entonces empieza el pinchazo, que también se retroalimenta: las acciones que se dejan como garantía cada vez valen menos, así que han de venderse y claro, hacen que valgan aún menos. Esto no lo puede parar ningún Gobierno, ni siquiera el chino con sus intervenciones hasta que se recupere un cierto equilibrio.
LA VOLATILIDAD, DISPARADA
Pero esto no es un problema real, sólo financiero, visto una y otra vez en los mercados. Como el problema de Grecia, que ya no es sistémico y no amenaza con convertirse en una crisis de crédito como la de 2010.
Si a esto añadimos que el BCE va a continuar con voluntad férrea su programa de recompra de deuda de 60.000 millones de euros al mes, y que la volatilidad ha subido a máximos -como el miedo-, entonces las cosas se caen por su peso: Dentro de 6 meses esto habrá sido una oportunidad.
Nadie sabe el futuro. Por eso esto no es una opinión institucional sino particular y no es una recomendación.
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Alejandro Martínez es socio director del Área de Inversiones de EFE & ENE
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