MADRID. Las últimas jornadas de incertidumbre que se están viviendo en los mercados llevan de nuevo a España al primer plano de la actualidad, simplemente por haber formado parte en el pasado de un grupo 'tóxico' de la zona euro.
Los denominados países periféricos que pasaban por una situación muy similar vuelven a ser claro punto de referencia y son un foco de atención político y económico.
Parece que la memoria histórica reaparece simplemente por el mal hacer de Grecia, actor principal de la actualidad económica que nos preocupa. Claros son los factores diferenciadores y las circunstancias de cada país simplemente valorando los datos actuales.
REFORMAS EN ESPAÑA
Las circunstancias han cambiado y las actuales economías se diferencian mucho de lo que eran en el pasado. La restructuración que ha sufrido España en el ámbito de reformas económicas dista mucho de Grecia, por poner un ejemplo, los resultados que presenta nuestra economía muestran una recuperación y un crecimiento que se va revisando al alza según avanzan las consecuencias de las políticas restrictivas que vivimos en el pasado.
Tampoco podemos lanzar las campanas al vuelo y -para no llegar al error de otros- debemos ser consecuentes y realistas con nuestra situación, que es lo que nos está dirigiendo hacia el resurgir económico, pues venimos de una de las mayores crisis que ha experimentado nuestra economía.
CC AA
El foco sobre el que podemos centralizar nuestra atención es la deuda que se ha incrementado sobremanera en los últimos años y nos encontramos con unas circunstancias particulares adheridas a nuestra identidad como país. Y esa característica es el estar formado por diferentes comunidades autónomas, cada una de ellas con sus propias singularidades y sus propias circunstancias económicas.
El Gobierno central unifica la deuda española lo que debería eliminar el riesgo particular de cada CC AA, pero no debemos caer en el error de la unificación y debemos analizar la deuda desde una posición pragmática y neutral.
ENDEUDAMIENTO FAMILIAR
El principal problema es que nunca se ha contabilizado el endeudamiento familiar que ascendería al 60% y el endeudamiento empresarial que llegaría hasta el 70%. Debemos ser serios y tomarlo como una deuda real, no contabilizarla por el miedo a que el tanto porcentual sobre el PIB pueda alertar y alarmar de la situación real. No es sensato que nos movamos por datos sesgados y si realizamos el sumatorio de toda la deuda no tiene que asustarnos el dato numérico, ya que la misma asciende a prácticamente el 200% sobre el PIB.
La progresión ascendente del tanto porcentual de endeudamiento ha sido extremadamente vertical desde que comenzó la crisis a la actualidad. Pero no tenemos que quedarnos con lo preocupante del dato.
CRECIMIENTO
Deberíamos ver que el endeudamiento es positivo siempre que se dirija a una inversión que sea eficiente en un crecimiento económico para un país, cuyo modelo económico sea capaz de absorber dicha deuda a través de un consumo estable y una inflación adecuada.
España está en ese camino y no debe preocuparnos lo que cuesta el proyecto, si realmente es un proyecto realista y de éxito. Por el momento el tiempo y los datos van dando la razón a nuestro país. Pero para diferenciarnos de los demás debemos ser claros a la hora de mostrar nuestra realidad económica y principalmente nuestra situación de endeudamiento, ya que muchos países en Europa con una proyección de crecimiento mucho menor tienen un endeudamiento mucho más elevado.
Tal vez con esta acción nos separaríamos definitivamente del grupo 'tóxico' de los países periféricos y eliminaríamos ese sambenito que parece no habernos abandonado, ya que a la mínima vuelven los agravios comparativos que, en este caso, son claramente escandalosos.
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