MOSCÚ. No hay aficionado al rock que no conozca a Wilko Johnson. El carismático guitarrista de Dr. Feelgood lleva desde mediados de los setenta subiéndose a los escenarios para hacer las delicias de aquellos que aprecian su crucial aportación al pub rock (embrión del punk) y su peculiar e irrepetible manera de tocar. El milagro es que siga girando en la actualidad, después de que en enero de 2013 su representante hiciera público que tenía un cáncer de páncreas y había renunciado al tratamiento con quimioterapia. Poco después, el mismo Johnson declaró que la enfermedad le había sido diagnosticada en noviembre de 2012, cuando los médicos le dieron un máximo de diez meses de vida. En lugar de hundirse, el músico aseguró que se sentía tremendamente vivo y que iba a protagonizar una última gira de despedida. Aún más: En noviembre de 2013 se metió en el estudio con Roger Daltrey, cantante de The Who, y grabaron Going Back Home, un disco estupendo que llegó al número tres de las listas inglesas y vendió más de cien mil copias.
El director del videoclip que daba título al disco no fue otro que el británico Julien Temple, quizá el más importante documentalista rock en activo, con una filmografía que incluye clips para David Bowie (Blue Jean), Rolling Stones (Undercover of the Night) o Blur (For Tomorrow) y películas como The Great Rock'n'Roll Swindle (1980), The Filth and The Fury (2000) o Joe Strummer: The Future is Unwritten (2007). "Me acerqué por el estudio y resultó muy emocionante hablar con él", comenta. "Era sorprendente que siguiera tocando y actuando, llevando consigo ese tumor de tres kilos, como si fuera lo más normal del mundo, como si supiera con antelación que no iba a morir. Me sentí intrigado por su actitud y por cómo estaba lidiando con el asunto, y fue entonces cuando pensé en hacer una película".
EL TORMENTO Y EL ÉXTASIS
Esa película se titula The Ecstasy of Wilko Johnson, se estreno oficialmente en marzo, en el marco del South by SouthWest de Austin (Texas), y hace un par de semanas hizo escala en el festival de cine de Moscú. A diferencia de otros documentales de Temple, en este caso el rock and roll queda en segundo plano. "Lo importante no es el hecho de que Wilko sea músico, sino su encuentro cara a cara con la muerte. Es una película sobre la mortalidad y el carácter espiritual de la vida. De algún modo, creo que puede ayudar a gente que se encuentre en una situación similar, porque sus reflexiones sobre su muerte inminente son muy interesantes. No creo que sea una película rock, para nada, es una meditación sobre la vida y la muerte", dice.
Por eso, Temple decide poner a Johnson a jugar una partida de ajedrez que rememora la de Max von Sydow con la parca en El séptimo sello (Det sjunde inseglet, Ingmar Bergman, 1957), aunque en el presente caso el guitarrista encarna los dos papeles. "Pensé que podía ser una buena idea. Me gusta jugar al ajedrez, así que lo suelo llevar conmigo en los rodajes. Hay un obvio sentido del humor en el modo en que Wilko se refiere a su situación, y era muy seductor enfrentarle consigo mismo en esa partida. Y lo prefería a echar mano de bustos parlantes o material de archivo, como en los documentales tradicionales", explica el cineasta.
De hecho, es una de las características principales de los films de Temple, que siempre establecen un jugoso diálogo con referentes fílmicos previos. En el caso de The Ecstasy of Wilko Johnson son especialmente numerosos, e incluyen citas a Andréi Tarkovski, Jean Cocteau, Luis Buñuel, Michael Powell y Emeric Pressburger o William Shakespeare, entre otros. "Por la noche, antes de irme a dormir, reflexionaba sobre las conversaciones que había tenido con Wilko durante el día. Mi madre también se estaba muriendo en aquel momento, así que sus palabras me afectaron mucho, y me venían a la mente películas que también abordaban esas cuestiones. Es una forma muy libre de articular el discurso fílmico, que me gusta mucho".
La película está repleta de momentos emotivos, como los que recogen algunas de las actuaciones de Johnson en Japón, con el público entregado y Wilko versioneando Bye Bye Johnny (Chuck Berry) y despidiéndose, para siempre, de sus seguidores. "Fue muy especial, desde luego, porque me sentí directamente aludido por muchas de las cosas que dice Wilko en el film", confiesa Temple. "Y resultó inspirador. Como te decía, por entonces mi madre también estaba muriendo, y muchas cosas de las que dijo me hicieron sentir más fuerte respecto a lo que me estaba sucediendo a nivel personal. Cuando habla de sus padres es impactante, no lo esperaba, y lo hace con el corazón. Fue emocionante".
The Ecstasy of Wilko Johnson complementa de alguna manera una película previa de Temple, Oil City Confidential (2009), un documental donde narraba la trayectoria de Dr. Feelgood, y en el que Wilko servía de hilo conductor. "He recuperado material de aquel rodaje, pero es todo inédito. Cosas que rodamos pero que, al final, se quedaron fuera del montaje definitivo. Era mucho metraje específicamente sobre Wilko, por eso ahora he podido utilizarlo. Ambas películas forman un díptico, por la relación de Wilko con Canvey Island. Son muy diferentes, pero funcionan juntas. Es fascinante como personaje; resulta muy fácil hacer películas con él".
Una de las razones, como en el caso de John Lydon (Sex Pistols), con el que Temple ha trabajado en varias ocasiones, es que Wilko Johnson es capaz de reírse de sí mismo incluso en las peores circunstancias. "El sentido del humor es un atributo que redime a la estrella del rock. Si careces de él, puedes acabar convertido en un gilipollas. Me gusta la gente que sabe reírse de sí misma. Eso también te permite estar más cerca del suelo y explorar mejor el mundo que te rodea. En la película, el humor es fundamental, especialmente porque trata sobre la muerte. Él era muy consciente de eso". Y de su particular relación con la cámara, que no ha pasado desapercibida para otros, como los productores de Juego de tronos, que le dieron un personaje en la serie. "Es algo de lo que me di cuenta de inmediato cuando rodamos Oil City Confidential. Tiene un rostro muy expresivo, al que sabe sacar mucho partido. Es un gran músico, y de algún modo cada vez que se sube al escenario está interpretando, y aunque actuar sea algo secundario en su caso, es verdad que es un gran intérprete en cualquier contexto. Y sabe contar historias, le gusta saber que hay gente escuchándole".
THE KINKS, MARVIN GAYE Y MÁS ALLÁ
Aunque todavía espera fecha de estreno en Gran Bretaña y este mes sigue su periplo festivalero en la República Checa (Karlovy Vary), The Ecstasy of Wilko Johnson forma ya parte del pasado profesional de Julien Temple. El futuro se llama You Really Got Me, y es un film biográfico sobre The Kinks, largamente esperado por los fans del director. "Rodamos en octubre, estamos en plena preproducción. No me interesa hacer un biopic al estilo de Hollywood. Una de las cosas más interesantes de los Kinks es que su historia se apuntala en los recuerdos de dos hermanos muy diferentes que, con el tiempo, tuvieron conflictos muy serios, así que la película se centra más en cómo recuerdan las cosas ambos y cómo se construyó el mito. Los hermanos son el foco de la historia, aunque cada uno tiene su versión. Hollywood adopta en estos casos un punto de vista que busca la neutralidad, mostrar ‘lo que ocurrió' como una verdad sin fisuras, cuando en realidad siempre se trata de una reconstrucción de la vida real de las personas. Por eso me interesa explorar una historia en la que los protagonistas tienen dos versiones diferentes de momentos cruciales. Así el espectador puede decidir cual es la versión que más le convence o le interesa".
Johnny Flynn será Ray Davies, mientras que George MacKay encarnará a su hermano Dave, pero el nombre del reparto que más llama la atención es el de Juno Temple, hija del director, que continúa apuntalando una trayectoria en la que destaca el BAFTA que ganó en 2013 como actriz revelación y sus intervenciones en títulos como Expiación (Atonement, Joe Wright, 2007), El caballero oscuro: La leyenda renace (The Dark Knight Rises, Christopher Nolan, 2012) o Maléfica (Maleficent, Robert Stromberg, 2014). "Había dirigido a Juno en algunas pequeñas cosas cuando era cría, pero sí, es la primera vez que hacemos una película juntos. Ambos estamos muy emocionados. Reconozco que me han impresionado los riesgos que ha ido asumiendo en su carrera, así que será un estupendo viaje que podremos hacer juntos. Albergo buenos presentimientos".
Lo que de momento tendrá que esperar, una vez más, es Sexual Healing, el anunciado film biográfico sobre Marvin Gaye. "En este caso no sé cuál es el estado real del proyecto, porque llevamos mucho tiempo dándole vueltas", admite Julien Temple. "De momento estoy a la espera de novedades. El asunto se ha ido complicando, porque tenemos que rodar con adolescentes, y no es sencillo. Hace dos años nos valían los que escogimos, pero ahora se han hecho mayores, así que no sé. Hay que saber mantener cierta distancia cuando los proyectos se prolongan tanto sin concretarse, porque de otro modo puedes deprimirte mucho. Y siempre hay opciones. Cuando hice la primera película con los Sex Pistols tenía también la posibilidad de rodar con The Clash. Y ahora, como no tengo claro que pasará con Sexual Healing, estoy trabajando en un documental sobre La Habana". Y es que además de estar especializado en rockumentales, Temple lleva años trabajando en una serie de películas sobre ciudades que ya cuenta con títulos como Requiem for Detroit? (2010), London-The Modern Babylon (2012) y Rio 50 Degrees (2014). "Esta vez toca Cuba, aunque hay otras ideas en marcha. Hay que mantenerse ocupado", concluye esbozando una sonrisa.
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