VALENCIA. La polémica tendencia del street food continúa sin resolverse en la Comunitat Valenciana, en una realidad llena de pecualirades que convierten el actual escenario para los food trucks en una carrera de obstáculos. La presencia de colectivos coordinados en Barcelona o Madrid, como el caso de Street Food Madrid, y el afán comercial de la propuesta, hace que estas dos ciudades ya tengan una oferta constante y periódica (hay citas mensuales y quincenales) combatiendo a la normativa más restrictiva de Europa.
La comida callejera que forma parte de la cultura en países como México, Estados Unidos o Reino Unido, generó toda una tendencia y evolución gastronómica durante los últimos años en los países escandinavos. En los primeros casos -y sin mencionar realidades similares en países centroasiático o centroamericanos, habituados a la venta ambulante de comida-, la propuesta de los food trucks llegaba como un aliciente a una cultura de comida rápida y laxitud original de las normativas: en los segundos, sencillamente, no existía una normativa restrictiva para la puesta en marcha restaurantes móviles por una cuestión climatológica, así que encontraron -a menudo a cubierto- un filón para desarrollar la tendencia.
Sin embargo, en España la normativa prohibe explícitamente la venta ambulante de comidas, salvo que esta se acojan a marcos especiales como ferias gastronómicas o eventos culturales acotados en su espacio y tiempo. Aunque las ordenanzas municipales son las que, al fin y al cabo, tienen la última palabra al respecto, la tradición ha permitido que en Valencia este ámbito esté protegido únicamente para dar a conocer productos típicos de la región. Así pues, los únicos elaborados que pueden venderse en la vía pública tras concurso y con una regulación concreta son la horchata de Chufa de Valencia y el zumo de naranja natural.
La realidad normativa más próxima no ha dejado de generar conflicto con la tendencia global, que tiene otras lecturas para entender por qué el street food es ahora una alternativa global. La propia economía colaborativa, el azote económico de la crisis al consumo, la necesidad de vivir los espacios públicos de una manera diferenciada y la propia novedad se suben a la ola a la que chefs españoles como David Muñóz (con uno de sus proyectos en Londres) o José Andrés (en Washington) han decidido sumarse. Eso sí, fuera de España.
LA PROTESTA DE LOS HOSTELEROS VALENCIANOS
Este jueves, Conhostur, la Confederación Empresarial de Hostelería y Turismo de la Comunidad Valenciana, emitía un comunicado "exigiendo el cumplimiento de la normativa vigente en la celebración de eventos gastronómicos en espacios públicos con camiones de comida o food trucks". El comunicado llega un mes después de que, el primer festival de street food celebrado como tal en Valencia, ContraVAN, congregara a casi 10.000 personas en Las Naves.
El evento en sí desbordó a los organizadores y el acceso estuvo restringido durante horas en las puertas del contenedor cultural del Carrer de Joan Verdeguer. No pocos usaurios se quejaron a través de las redes sociales de que intentaron "durante horas" acceder a Las Naves infructuosamente. Es, junto al gran éxito de público del Festival de Les Arts que también incluía a 16 food trucks durante otras dos jornadas, una señal del impacto que está generando esta continencia empresarial, pero que los hosteleros justifican está fuera de la normativa.
Según Conhostur, "la legislación más cercana al concepto de los food viene recogida en el Artículo 1, apartado D, del Real Decreto 199/2010, donde se hace referencia a la ‘venta ambulante en camiones-tienda', aunque habilita a los Ayuntamientos a que sean estos quienes determinen, por ejemplo, el emplazamiento del vendedor ambulante. La legislación establecida habilita a un comerciante a vender comida en las calles, pero no a elaborar esos alimentos en el propio camión".
Esta novedad no había sido expuesta durante los meses en los que la oferta de eventos que incluyen a estos vehículos gastronómicos se ha ido extendiendo. Además, Conhostur señala el Artículo 5, apartado D, de la misma normativa, en la que se asegura que estos ‘camiones-tienda' deben "reunir las condiciones exigidas por la normativa reguladora del producto o productos objeto de la venta ambulante no sedentaria" lo que en un "food truck" es de difícil cumplimiento, ya el camión habrá de cumplir con todas las disposiciones vigentes aplicables a un establecimiento hostelero en materia de higiene, sanidad, seguridad alimentaria, ley de espectáculos públicos o extracción de humos, entre otros, haciendo su viabilidad técnica muy complicada".
Toda esta manifestación quiere poner en valor, siempre según esta confederación que reúne "a 35.000 empresas y 150.000 trabajadores", que "ya existen suficientes establecimientos de hostelería legalmente establecidos para atender a la demanda, por lo que anima a las administraciones competentes a valorar en cada caso la adecuación de este tipo de eventos.
EL SABOR AGRIDULCE DE LA TENDENCIA
A expensas de una reacción por parte de instituciones y de un colectivo de street food que parece forzado a ejercer su actividad ajeno al resto del ámbito empresarial hostelero, de toda esta tendencia existe una protesta latente de algunos de los usuarios que han vivido el fulgor del street food en otros países. Las propuestas más habituales de los eventos establecidos giran en torno a la falta de autenticidad de algunas de las propuestas y, así, se critica a menudo el precio de la oferta de algunos platos sencillos que por su entorno y los costes derivados del corsé del vehículo acaban encajando difícilmente con el concepto original del street food.
Lo cierto es que, en la Comunidad Valenciana y funcionando de forma regular, solo existe un food truck al uso: La Regional. Es decir, un vehículo propio cuyos propietarios son a la vez los autores de la propuesta gastronómica, que manejan tanto la identidad del vehículo como su vinculación al lugar desde donde ofrecen la comida y son un reflejo de lo que en ciudades como México DF sería una camioneta ambulante: producto local, recetario actual pero nuevamente vinculado al lugar, vehículo propio e identificado con la oferta gastronómica y todo ello como un proyecto entre lo personal y lo profesional.
A medida que la tendencia va consolidándose, los usuarios dejan ver a través de las redes sociales su extrañeza ante la realidad de que los propios restaurantes alquilen los vehículos para ‘operar gastronómicamente' durante algunas horas o días. No pocos de ellos reconocen hacerlo con un acto meramente promocional, sin poder generar beneficio real. Y es que, entre el alquiler del vehículo para poder entrar en la oferta y el pago de un canon por participar del evento y espacio, los food trucks se convierten en escaparates para restaurantes locales.
Es cierto que el establecimiento de espacios habituales en Madrid o Barcelona están destapando la posibilidad de que estos negocios se enraicen. Solo así se da lugar a la posibilidad más extendida de que los vehículos sean propios y la posibilidad empresarial sea una realidad para algunos cocineros. Esa es la clave aunque, hasta el momento, son algunas agencias intermediarias las que alquilan los vehículos y asesoran en los aspectos esenciales para poner su propuesta gastronómica sobre ruedas.
Y ALICANTE TENDRÁ 'FOOD TRUCKS' CADA MES...
Alicante celebrará desde este viernes hasta el domingo su primer mercado de 'food trucks' o "gastronómada", el Alacant Street Food Market, que prevé reunir a 2.000 personas y contará con participantes como el restaurante Casa Alfonso de Dehesa de Campoamor, poseedor de una Estrella Michelín, que presentará su nuevo gin tonic.
El objetivo de esta iniciativa es "unir la cultura gastronómica a la cultura del uso y el disfrute del espacio público" y, además, con unos precios "asequibles". Este evento aspira a ser una "auténtica fiesta popular" y "un punto de encuentro gastronómico en la provincia de Alicante", después del "éxito" cosechado en otras ciudades españolas como Madrid o Valencia.
Según las mismas fuentes, la intención es "celebrarlo una vez al mes a partir de septiembre", aunque "primero hay que ver cómo se desarrolla esta primera edición" para estudiar su repetición.
También está previsto un espectáculo de swing a cargo de Spirit of St. Louis de Alicante, así como actuaciones de DJ y música en directo. La feria se celebrará en la plaza Séneca este viernes de 19.00 a 00.00 horas, el sábado, de 12.00 a 00.00 horas, y el domingo de 12.00 a 19.00 horas.
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