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VALENCIA. Fue hace dos años que el grupo de teatro valenciano El Pont Flotant estrenó la obra Yo de mayor quiero ser Fermín Jiménez. El montaje, que se representó en teatros como la sala Rialto de Valencia, era una reflexión sobre la sociedad contemporánea. La premisa de la que partía era un panegírico del tal Fermín. "Yo de mayor quiero ser Fermín Jiménez. Quiero estar siempre contento y dar tan buen rollo como él.  Quiero tomarme la vida como un juego. Ir tan mal de pasta y llevarlo tan bien como él. Relativizar como norma. Quitarle peso a todo. Que la vida no pese. Hay quien vive para trabajar. Hay quien trabaja para vivir. Y hay quien vive, como Fermín Jiménez".

El Fermín Jiménez idolatrado no era una fantasía. Fermín Jiménez existe, tiene un segundo apellido, Landa, y nació en Pamplona en 1979. Se trata de uno de los artistas contemporáneos más prometedores. Instalado en Valencia desde que comenzó sus estudios en la Facultad de Bellas Artes de esta ciudad ("no quedaban plazas en Barcelona ni Madrid, no me apetecía ir a Bilbao"), Jiménez Landa presenta desde este jueves y hasta el 12 de septiembre en la galería Paz y Comedias su nueva muestra, una selección de la exposición Turno de noche que se ha estado exhibiendo en el Artium de Vitoria desde el 30 de enero hasta el pasado 6 de junio.

La muestra de Valencia incluye instalaciones como La fiebre, compuesta por radiadores que en Vitoria estaban dispuestos de tal modo que se hallaban a una temperatura de 40 grados; un montaje titulado Cul de Sac formado por cuatro alfombras enrolladas sucias y alineadas, que estuvieron enterradas en puntos indeterminados de España durante un tiempo, y que Jiménez ocultó inspirado por Crímenes imaginarios de Patricia Highsmith; una pareja de mesas montadas la una sobre la otra con canicas en el medio que le hacen mantener un precario equilibrio, obra que bautizó como Ecuestre; la instalación de 64 dibujos en pequeños trozos de papel, que se reúne bajo el nombre de Periplanómenos; o la peculiar El lago de los cisnes, recipientes de todo tipo llenos de agua procedente del lago de Novodevichy, el mismo que inspiró a Tchaikovsky El Lago de los Cisnes.

Esta pieza es la que da nombre de la exposición de Paz y Comedias, bautizada 300,4 litros en referencia a la cantidad de agua del lago que consiguió traer a España Jiménez tras más de cuatro meses de pelea burocrática, 300 litros, y los 400 mililitros de los que se compone Inercia, la novedad en Valencia, dos botellas dentro de una urna de metacrilato, una con líquido de frenos y la otra con agua con valium.

Junto a las obras de Jiménez Landa, Paz y Comedias exhibe en su entrada una instalación del celebérrimo Escif, uno de los más relevantes creadores de street art valencianos, que se ha convertido en una referencia internacional. La instalación tiene por título Miopía y en ella el artista ha creado una suerte de cartel de oculista en el que las palabras más grandes (y por ende visibles) corresponden a la primera persona verbal (un 'yo' enorme) y del posesivo ('mí', 'mío') y las más pequeñas son vocablos tales como ‘intelectuales', ‘emigrantes', ‘homosexuales'...

Como quiera que el trabajo de Escif es en muros, para la exposición ha cedido un book con los dibujos previos que realiza antes de pintar un mural. Estos dibujos, que están a la venta, han sido seleccionados en función de su proximidad geográfica a la galería. De tal modo que más de un visitante, cuando acceda a Paz y Comedias, se encontrará con el dibujo que inspiró el mural que acaba de ver, en un juego de espejos muy del gusto del creador.