VALENCIA. Dijo una vez Napoleon Hill que hace falta media vida para darse cuenta de que ésta, en realidad, es un proyecto de hazlo tú mismo; lo que tan a la ligera ahora es el do it yourself. Y si lo dice Hill, autor del libro más famoso de autoayuda y superación personal à l'americaine (esto es, hacerse rico), habrá que afrontarlo con un escepticismo relajado. Poco tiene que ver, eso sí, el actual hazlo tú mismo con ‘Think And Grow Rich', un libro que pretendía aislar la esencia del éxito y la riqueza y ofrecerla a todo hijo de vecino a través de las entrevistas y el análisis de centenares de las familias más adineradas de Estados Unidos.
Poco tiene que ver, de hecho, el do it yourself de Hill, por ejemplo, con el actual concepto integral de la autoedición en la música. Sin ir más lejos, la concepción artística y filosófica del planteamiento se ve muchas veces superada por la prosaica necesidad de sobrevivir. "En nuestro caso, más nos vale autoeditarnos o extinguirnos, creo. Para Radiohead será una opción artística, pero a nosotros no nos queda otra". El último disco de los valencianos Maronda es, sin duda, una de las referencias que se recordarán entre la avalancha de colecciones, prescindibles y relevantes, que se agolparán al final del año en busca de reconocimiento.
Sin embargo, ‘Vibraciones', que así se llama el excepcional disco de Maronda, ha visto la luz a través de la autoedición. Sin una discográfica que lo respalde, y no precisamente por falta de ganas. "Hemos contactado con una docena de sellos, y las respuestas han sido ambiguas, cuando no abiertamente nos han descartado por sonido o repertorio", cuenta Pablo Maronda, cabeza visible del proyecto. Su modus operandi parece tener la lógica que un trabajo independiente y profesional requiere: "primero grabamos el disco, luego lo ofrecemos con una portada, un orden de canciones, etc., en un pack cerrado y, si en un plazo de dos o tres meses mostrando el producto acabado a sellos, discográficas o como quieras llamarlo, nadie se pronuncia o nos dan largas del tipo este año tenemos todos los lanzamientos planificados, lo sacamos nosotros".
Es como la lógica de Lewis Carroll: "si así fue, así pudo ser; si así fuera, así podría ser; pero como no es, no es". "Quizá podríamos haber alargado el proceso, mantener el disco en el limbo y seguir conversando y mareando la perdiz", reflexiona Maronda, aunque rápidamente lo descarta: "nuestra filosofía es currar rápido y seguir grabando a destajo (al menos por ahora, sin ninguna presión ni obligación externa)". ¿Sería posible eso estando en una discográfica que editara los discos de Maronda? Qué más da. "Lo que necesitamos en realidad es management: que nos muevan, nos metan las canciones en las radios y nos pongan a tocar por ahí".
EL MICROCLIMA DE VALENCIA: SÍ PERO NO
Más allá de los "misterios de la política corporativa musical española", de si Maronda son "demasiado poco obvios para el mainstream y con demasiado rollito indie para el underground",... más allá de las conjeturas está la realidad: la autoedición es un salvavidas bastante común en Valencia. "Desde luego, la gente que quiere dedicarse a la música se acaba yendo a Madrid o Barcelona, hace amigos en medios y suena en la radio, va a saraos, etc". Maronda lo tiene claro: "en Valencia no hay mucha escena, que digamos".
"Lo más parecido a un puñado de gente haciendo cosas bajo un paraguas estilístico común es la peña de la Residencia o el Magazine", explica el músico, que señala que el nuevo indie "tiene más que ver con ese tipo de grupos que aglutinan referencias como el punk o el kraut, que se mueven y crean escena donde no la hay, favorecen el diálogo entre ciudades organizando fechas de grupos que vienen de fuera y se acaban quedando en sus casas, etc." por dos motivos: "tienen más que ver con la raíz sonora del término indie" y "sus planteamientos son visceralmente independientes".
¿Empujan las (no) condiciones de Valencia a la autoedición? Lu Sanz y Ada Díez están detrás de Hits With Tits, el proyecto sonográfico para ilustradoras y señoritas con bandas, como ellas mismas lo definen. Y ya tienen dos recopilatorios en su haber. Autoeditados. "Valencia siempre ha tenido un microclima propio, tal vez por la falta constante de apoyo por parte de las instituciones o por culpa de la incapacidad de estar quietos de sus habitantes", explican. Para ellas es "un claro ejemplo de autoedición", aunque no el único; "si recorremos tanto el panorama nacional como internacional nos encontraremos con muchísimas propuestas donde la autoedición es la protagonista: el Graf, Gripo Gripo, Hostia Un Libro, Gutterfest, ELCAF, etc.".
EL CROWDFUNDING ES TU AMIGO
Muchos de esos proyectos de autoedición ven la luz gracias al micromecenazgo online. El mismo disco de Maronda financió la fabricación en vinilo y difusión de su disco en una exitosa campaña en My Major Company que superó el objetivo establecido gracias a la aportación de 92 mecenas; en su primer año en España, la compañía francesa logró recaudar más de medio millón de euros en diferentes proyectos. "Es una muy buena herramienta, pero yo creo que debe ser utilizada con cabeza. He visto grupos maqueteros pedir barbaridades para grabar discos que todavía no estaban concebidos, y eso va en detrimento de la imagen del crowfunding", explica la voz de Maronda. "Nosotros decidimos subir un disco al abasto del oyente y pedirle a posteriori un anticipo en forma de preventa para financiar la fabricación física del LP".
La autoedición camina siempre con la compañera de viaje que más le conviene. "La autoedición es algo que siempre ha existido, y en su mayoría se ha caracterizado por el uso de recursos que permitían de forma casera avanzar y crear productos que no se podían producir de otro modo por falta de medios económicos mayores", explican en Hits With Tits antes de recordar que la autoedición "siempre ha ido de la mano de los avances tecnológicos". "Los avances técnicos siempre han sido compañeros de los autoeditares: sin ir más lejos, Gutenberg se autoeditó".
AUTOEDICIÓN NO ES AUTOCONTROL
"En nuestro caso lo denominado autoedición resulta curioso ya que en su mayoría editamos a otras personas, aunque como un todo, formando parte de nuestro propio proyecto", aclaran desde Hits With Tits, y rematan con la baza de la independencia: "acabas creando un proyecto sin tabús y sin trabas, y te aseguras que en muchos de los casos siempre permanezca en ti la autoría o la explotación". Esa es la base de Truenorayo Fest, el festival underground organizado por Hits With Tits que este año afronta su segunda edición (2 y 3 de octubre) con Celica XX, Black Islands, Ghost Car, Vietnam, Mihassan, Las Infantas, PANE, Ghost Transmission, Kelly Kapowsky y Laverge; mientras buscan patrocinadores reconocen que es "una dura batalla que vale la pena pelear" para "intentar hacer algo distinto y siempre teniendo en cuenta que lo importante es el criterio musical".
Pero autoedición e independencia, y quizá control directo, no implica necesariamente individualismo. "Los propios ilustradores son en ocasiones los componentes de las bandas y, al fin y al cabo, se trata de procesos creativos similares donde buscas un resultado, bien realizado de forma individual o colectiva". Esto enlaza directamente con la disyuntiva entre elaborar un disco bajo el control absoluto del artista o hacerlo aceptando (y transformando) injerencias externas.
"Desde que el pop comienza a tener pretensiones artísticas y, desde sectores no musicales como la nouvelle vague, se acuñan las etiquetas tipo auteur, poniendo el énfasis en la mano que está detrás del producto final, la única obsesión del autor parece ser la de controlar cada detalle de su obra para que ésta sea un producto genuino", explica Maronda. El cantante tiene clara la importancia de la periferia del artista (arreglistas, productores) y recuerda el caso de ‘Una Semana en el Motor de un Autobús' de Los Planetas y la presión de la discográfica para pulir un disco incluso en tiempos de autoedición: "hoy día se echa en falta el papel que desempeñaban hasta hace unos años las discográficas bien estructuradas; el papel de plantar cara cuando toca y espolear al grupo, exigirle, y hacer de filtro del material que tiene que configurar un disco".
REPENSAR LA INDUSTRIA
Las corbatas de las discográficas admiran desde una esquina el espectáculo que en gran medida ellas mismas han creado, esperando adivinar el próximo movimiento del monstruo. "Las discográficas son tan necesarias como las productoras de cine", dice Pablo Maronda, que no cree en absoluto que la autoedición vaya a acabar con la estrella de la radio. "La industria discográfica debe replantearse", matiza el cantante, y explica que "vivió un boom como el del ladrillo, entre otras cosas a costa de inflar el precio de los CDs, que fue lo que acabó por estrangularla de éxito". Maronda cree que el negocio "sigue respirando" y enlaza con la visión de Hits With Tits: "es imprescindible que hagan un giro importante para adaptarse a la nueva etapa que se les presenta, con medios como Bandcamp, Soundcloud y música en streaming presentando nuevas perspectivas".
"Al final es una cuestión de si puedo prescindir de terceros, por qué no hacerlo", exponen Sanz y Díez, pero con matices. Como Maronda, que espera volver a contar con un sello para su grupo ("nuestra idea es funcionar de la manera más efectiva posible"): "las discográficas son necesarias, y prueba de ello es que los grupos con mucha pasta que huyen de ellas se montan otras. No sé si la idea de discográfica tal y como la concebimos seguirá existiendo, si en el futuro será una tienda digital con varias personas bombardeando contactos, radios y promotoras, pero está claro que el músico debe dedicarse a musicar y el promocionero a promocionar".
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