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GUÍA ANTI-HORRORES

Consejos para evitar ser la invitada peor vestida de una boda este verano

GRETA BORRÁS. 30/06/2015 En plena temporada de bodas, estos son los errores de estilo que no querrás cometer

VALENCIA. Acertar con el vestuario para asistir a una boda como invitada jamás será una cuestión dependiente del azar ni, al contrario de lo que pudiera parecer, de ser una experta en moda. Existen unas reglas no escritas ajenas a las tendencias que se deben cumplir si una no quiere que su vestido le robe protagonismo -en el peor de los sentidos posible-, al de la mismísima novia. El verano y el calor, razones siempre tan socorridas, tampoco servirán de excusa. Tomen nota de los siguientes consejos para no convertir un día motivo de alegría en un drama de estilo.

BODAS A TODO COLOR

Puede que una boda sea la única ocasión en la cual vestir de negro no nos asegure acertar con nuestro estilismo. Les aseguro que es duro para mí, gran amante de este no-color, afirmar que es una elección nada apropiada para asistir a una boda. En occidente asociamos el negro al luto y, por tanto, a la tristeza, sentimiento totalmente antagónico al que se supone que debe reinar en una boda.  Quizás sea usted una de esas personas a las que asistir a una boda no les provoque ilusión alguna e incluso que las aborrezca, sin embargo, no es necesario manifestar su hartazgo vistiéndose de negro a modo de protesta.

Si se va a su opuesto el blanco también es un color prohibido, prohibidísimo. A no ser que su objetivo sea romper la mucha o poca relación que le una con la novia y convertirse en la comidilla de la ceremonia. A pesar de que el vestido de la novia se decline en tonos champagne o sea un blanco roto en mil pedazos, tampoco sirve. Su única oportunidad de asistir vestida de blanco a una boda es siendo usted la novia o que le inviten a una boda ibicenca, en cualquier caso ambas  situaciones pueden resultar muy estresantes.

Teniendo en cuenta las dos excepciones anteriores, en verano es fácil acertar con la elección del color porque las posibilidades son casi infinitas. Sin embargo, les recomiendo evitar los tonos verde agua, tan frecuentes en las bodas, ya que muchas veces se asemejan más al verde de un paño quirúrgico que al de un mar cristalino. En la gama de verdes otro tono complicado es ese verde oscuro y tornasolado que brilla imitando el color del ala de una mosca. Nadie quiere parecer una mosca y mucho menos en verano. En general, no es recomendable abusar de los tejidos tornasolados porque envejecen.

Dejen el azul pavo real si no quieren coincidir con la madrina o madre de la novia, este color les encanta desde que la televisiva Carmina Ordóñez lo vistiera en la boda de su hijo mayor.

Los tan de moda colores flúor es mejor olvidarlos junto a la orilla del mar o, mejor dicho, olvidarlos definitivamente. En cuanto al color nude, es muy complicado acertar ya que para ello el tono de piel debe ser lo más similar posible al del vestido y no como muchas personas piensan, en que éste contraste con un intensísimo bronceado.

UNA CUESTIÓN DE FORMA

Hay vestidos cuya silueta perduran a pesar de los años y las tendencias. Son auténticos hits, diseños imbatibles en el mundo boda. Por desgracia. Ha llegado el momento de que empecemos a prescindir de ellos, apunten.

La silueta sirena es un clásico entre los vestidos de las invitadas, en este aspecto, las celebridades y la alfombra roja son grandes culpables de su éxito. Convertirse en la Sirenita es una opción muy arriesgada y nunca favorecedora. El resultado puede ser aterrador si además combinan dicha silueta con un tejido tornasolado en tono verde-agua.

Otra forma recurrente son los vestidos con escote palabra de honor que no supondrían ningún problema grave si no fuera porque pocas veces se ajustan sin tener que recolocarlos durante toda la ceremonia con esos estirones tan poco femeninos.

Los excesos de drapeados en los vestidos convierten a las invitadas en un espectáculo, únicamente porque tanta tela recuerda al telón de un escenario. Tampoco se recomienda llevar un largo que arrastre por el suelo a modo de cola, a no ser que su objetivo sea conseguir lo descrito en el punto dedicado al color blanco.

En cuanto a la longitud y el tejido del vestido dependerá del momento del día y la estación, en esto el protocolo manda. En las bodas de día es preferible vestir de corto y en las de tarde-noche de largo aunque en este último caso también se permite hacerlo de corto, sobre todo cuando la boda se celebra en verano.

PARA QUITARSE EL SOMBRERO

Una boda es la oportunidad perfecta para atreverse a llevar un bonito sombrero o tocado pero no todo vale. Las pamelas y tocados se llevan por el día, por la noche solamente es aceptable un pequeño detalle o adorno en el pelo. De nuevo, el protocolo nos da sabios consejos.

Si se deciden a lucir un sombrero recuerden que no están en las carreras de Ascot ni en el parisino Prix de Diane, así que eviten caer en la caricatura y la sobredimensión eligiendo una pamela de tamaño parabólica. La rafia pica y sus compañeros de mesa, por muy mal que le caigan, no lo merecen. Ante la duda, siempre es más difícil equivocarse llevando un tocado. En cualquier caso y, a pesar de las quejas de los invitados que se sienten detrás de usted, no deberá quitárselo durante la ceremonia.

Si es la dama de honor de una boda en Estados Unidos, podrá llevar una de esas coronitas brillantes, de no ser así olvídelo completamente.

RULOS Y BROCHAS

El peinado y el maquillaje deben acompañar al vestuario. Los moños con exceso de laca de efecto acartonado, las melenas con ondas que son casi tirabuzones y el exceso de maquillaje serán perfectos si asiste a una gran boda gitana pero en el resto de situaciones no es lo más recomendable.

El maquillaje para asistir a una boda de día debe ser más suave y ligero que el de una que se celebre por la tarde, esa es una regla de oro.

DE UNA BODA SALE OTRA BODA

Por todo el mundo es sabido que en una boda es fácil conocer al hombre de su vida -o un amor fugaz-, "de una boda sale otra boda" se les dice a los invitados solteros que asisten a una. Sin embargo, esto no es razón para acudir vestida con un escote que enseñe más de lo que se puede intuir, enseñar el ombligo -prohibidos los crop tops en bodas-, los vestidos ultraceñidos y que su longitud se encuentre más cerca de sus caderas que de las rodillas. Resultaría demasiado evidente cual es su verdadero interés en asistir a la boda.

Si la ceromonia se celebra por la Iglesia, tenga en cuenta todo lo anterior y mantenga un mínimo de recato, aunque sea por lo menos durante lo que dure la misa. 

Por último, si todo lo demás falla recuerde que, pase lo que pase y a pesar de las miradas críticas que reciba su estilismo, los verdaderos protagonistas de ese día son los novios. Eso sí, tome nota para la próxima boda a la que asista.

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