MADRID. Duros han sido los días de negociación y grandes las oscilaciones que han sufrido los mercados 'gracias' a las tensas negociaciones que hemos vivido con Grecia.
Todo ello sacando de quicio a la mayoría de los inversores por los comentarios tan poco concretos y, que dependiendo de la parte que los ejecutaba, desacreditaban las declaraciones anteriores del grupo opuesto.
Las aguas parecen que siguen agitadas sin conseguir la senda de la sensatez y se aproximan las fechas claves y se suceden las reuniones extraordinarias en estos días para llegar a un esperado acuerdo.
Pero lo que principalmente sucede es que una de las partes cederá. Como en toda negociación -en la que cada cual parece tener la verdad absoluta-, las posturas parecen tan rígidas para que ninguno dé su brazo a torcer. Pero la tozudez en el ámbito económico y menos en el político se lleva hasta límites no marcados, pero si lo suficientemente claros, para no rebasar los confines, ya que las consecuencias podrían llegar a ser devastadoras.
NADIE QUIERE SER EL VERDUGO
En esta negociación unos no se atreven y otros no quieren ver la realidad. Por la parte acreedora nadie quiere ser el verdugo de una Grecia que de sacarla de la zona euro se vería abocada al ostracismo económico en un ciclo que se podría dilatar décadas o incluso quedarse de manera permanente en el país heleno.
Y, sobre todo, no generar un precedente que crearía una situación de pánico y derrumbaría uno de los pilares básicos de la formación de la zona euro: la unidad. Ello haría temblar la solidez de dicha formación político-económica y debilitaría sobremanera la confianza sobre Europa.
Por el otro lado, el deudor (Grecia) es un funámbulo que ha iniciado un camino hacia un paradero desconocido, moviéndose en una cuerda de promesas electorales muy populistas, pero difícil de convertirse en una realidad económica que no aguantaría el golpe tan contundente que en sus balances contables dejarían dichas restructuraciones.
Grecia tendrá que dar marcha atrás y pasar por el aro, proponiendo reformas en un plan estratégico llevado al Eurogrupo, que desautorizan las propuestas que hicieron llegar al poder al actual Gobierno heleno, lo que genera un malestar social más que evidente, pero no lo suficientemente alarmante como para pensar que nadie sabía que esto era lo que iba a pasar.
CESIONES
Grecia se ve obligada a realizar cesiones, pero no tan estrictas como las que se planteaban al principio y, lo más importante, estos avances se verán con buenos ojos por la parte acreedora que posibilitará el acceso al segundo tramo del rescate lo que supone una bombona de oxígeno para el país heleno.
De todas formas no está todo dicho, el análisis de los datos técnicos de la propuesta tienen que convencer y las negociaciones se extenderán hasta el último momento cuando vencen los 1.544 millones de euros el 30 de junio. Las cesiones de las pensiones, IVA e impuesto de sociedades son demasiadas cuestiones y las ofertas y contraofertas para finalmente llegar a la extensión del rescate griego se sucederán. Todavía hay dudas al respecto y los próximos días serán claves.
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