VALENCIA. Mientras los ecos de la discusión por la autoría intelectual de la frase continúa entre flashes celestiales, los famosos 15 minutos de fama rejuvenecen cada día más entre los vivos; Andy Warhol y Nat Finkelstein, y de rebote Marshall McLuhan, deberían estar orgullosos. El cuarto de hora de fama, Internet y telebasura mediante, es un hecho consagrado hasta el último minuto de existencia del último ser humano. Elevado a protoderecho constitucional de forma tácita, el de la fama de caducidad rápida es un privilegio casi más respetado que el del trabajo y la vivienda digna.
Sin embargo, en Valencia cuenta con una condición de excepcionalidad cuanto menos discutible. A pesar de tener más de un rincón dedicado a darle voz a todo hijo de vecino y a democratizar la fama, la realidad es que las jornadas de micro abierto en la ciudad destilan la misma sensación agria que los índices de ocupación digna de la capital. El derecho a la fama fugaz y controlada, esa del micro compartido con orden y sin excesos, tiene en Valencia un recorrido en parte visible, en parte subterráneo, aunque siempre creciente.
Escindido de su versión más poética, el micro abierto para músicos y cantantes ha evolucionado desde sus orígenes. Al menos, en parte. Si bien en Valencia se sigue potenciando la versión acústica del mismo, también se ha abierto definitivamente a todo tipo de géneros y electricidad. Lejos queda ya la concepción genesíaca del micro abierto musical en clubs dedicados exclusivamente al folk o, en el más amplio de los casos, a la música acústica en general. Lo que sí se mantiene casi de forma escrupulosa es la lógica semanal de ubicar las noches de micro abierto en días tradicionalmente poco propicios para conciertos de profesionales.
La gran mayoría de los casi 700 eventos de micro abierto que se celebran a lo largo y ancho de Inglaterra lo hacen entre el domingo y el jueves; martes, domingo, miércoles y jueves son, en orden ascendente, los días que estadísticamente y según Open Mic Finder más eventos recogen. Esta estadística tiene su apurada versión valenciana. El jueves es el día elegido para la legendaria cita de micro abierto de Radio City, y también otros locales como Teatro Flumen durante este mes de junio; Black Note ofrece el miércoles para sus ya famosas citas con el micro abierto y las jams sessions; el Kaf Café abre su espacio para poetas y cantautores todos los martes; y Juanita Club reserva los domingos para sus parroquianos.
BLACK NOTE Y RADIO CITY: TEMPLOS DEL MICRO ABIERTO
Los dos lugares más emblemáticos en cuanto a la práctica de micro abierto se encuentran a un lado y a otro del río. Black Note, eternamente arraigado en la zona de ocio nocturno de Aragón, es la referencia del micro polisémicamente abierto; el club que llegó a combinar durante unos días ser referencia de la música negra en Valencia y programar un concierto de neonazis (que finalmente canceló) ofrece una sesión de open mic sin límites. El local de Polo y Peyrolón destaca por ofrecer cada miércoles, y de forma ya tradicional, noches de micro abierto y jam sessions en las que existen pocas restricciones.
Algo similar sucede con Radio City. El legendario club del Carmen lidera la propuesta de micro abierto en el casco viejo de Valencia. Su trayectoria en esta práctica está tan consolidada en la ciudad que, de hecho, el año pasado y durante la celebración de su trigésimo quinto aniversario, el club de Santa Teresa 19 editó un primer EP que recogía las mejores canciones de sus noches de micro abierto. La sublimación del deseo de eternizar los 15 minutos de fama de Warhol y Finkelstein.
SDMA Y KAF CAFÉ: EL AUGE DEL ROMANTICISMO
Lejos de los focos de dos clubs de referencia en la ciudad, la tradición del micro abierto se desarrolla humildemente en su versión más pura en Valencia. Sobre todo en el caso del fantástico Kaf Café. Sito en la calle del Arquitecto Arnau en el barrio de Benimaclet, el Kaf es posiblemente el último reducto del micro abierto en su concepción más romántica. En sus sesiones, los martes, comparten micrófono músicos, cantantes y poetas listos para recitar con idéntico respeto del público. Una vuelta a los orígenes en los que los recitales eran los protagonistas.
La iniciativa Sesión De Micros Abiertos (SdMA) vertebra parte del circuito menos mainstream del micro abierto en Valencia. Sus vídeos acústicos, grabados en sesiones de open mic, cohesionan el circuito hipodérmico y unen a sus dos mejores representantes, Kaf Café y Juanita Club (Jesús, 91), en tanto en cuanto coorganizan sesiones en ambos locales. "SdMA tiene como fuente de inspiración las noches de micro abierto que venimos organizando en Kaf Café desde 2010", cuenta David Sales, "pensé que se podría montar algo que diera cabida a todo el mundo, pero que no naciera y muriera en el mismo instante". Así han llegado a los cuatrocientos vídeos en su canal de YouTube, donde están a punto de alcanzar los tres millones de reproducciones y diez mil suscriptores.
La consolidación de una propuesta pionera en el país ha llegado de la mano de artistas como Rozalén, Muerdo, Antílopez, Adriana Moragues o El Niño de la Hipoteca. Y el proyecto crece al mismo tiempo que la afición por el micro abierto. "La mayoría de los días hay gente que se queda fuera de la lista", cuenta Sales, que asegura que "los micros abiertos suelen funcionar maravillosamente bien" e incide en "la idea del silencio y el respeto" por lo que se hace: "si nos juntamos 80 personas un martes por la noche a escuchar música y poesía no es para hacer un paripé".
CRECIMIENTO LENTO, PERO NECESARIO
"Hay espacio para 15 poetas y 15 cantautores". Y, a pesar de todo, parece evidente que queda mucho por hacer. "No sé si la palabra es circuito, yo entiendo que hay circuito cuando existe algún tipo de coordinación entre locales", asegura Sales desde SdMA, que tiene claro que, independientemente de eso, "ha crecido el interés por este tipo de cosas". "Valencia ha cambiado muy favorablemente en estos últimos años. La gente se ha animado a hacer cosas", concluye.
Pero no todo vale. "No se trata sólo de enchufar una guitarra y un micro, hay que hacer las cosas bien para que funcionen a largo plazo". Las posibilidades de Valencia parecen esperar sobre la mesa para que alguien las explote; "hace un par de semanas vinieron dos chicos americanos alumnos de la Berklee... y me quedé maravillado con lo que hicieron", recuerda Sales. Las sesiones de micro abierto crecen en Valencia sin estridencias ni booms mediáticos, pero lo hacen creando comunidad y cultura, y quizá hasta algo más. "Son muy necesarias porque la gente aprende a enfrentarse al público y le pone interés en hacerlo bien y en mejorar. Desde que empezamos he visto un salto muy importante de calidad en la gente que viene a participar".
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