VALENCIA. Qué paradoja que los responsables de la luz en las artes escénicas permanezcan en la oscuridad. El diseño de iluminación en nuestro país es un oficio para el que existe nula formación y escaso reconocimiento. Desde CulturPlaza, a través de la experiencia de tres de sus creadores, nos hacemos eco de los escollos, logros, avances tecnológicos y nuevos retos que afronta esta profesión que hasta 2011 no obtuvo un espaldarazo por parte del Ministerio de Cultura. Ese año, por primera, y hasta el momento, única ocasión, un profesional del oficio era merecedor del Premio Nacional de Teatro. Juan Gómez-Cornejo vio recompensada su dilatada trayectoria alumbrando montajes de, entre otros, Adolfo Marsillach, Mario Gas, José Luis Alonso, Gerardo Vera y Francisco Nieva. El jurado valoró que el galardonado hubiera "ejercido su magisterio a varias generaciones de creadores de esta disciplina y su aportación fundamental para la conversión de edificios preexistentes en espacios escénicos, como el Teatro de la Abadía o el Teatre Lliure, o de nueva construcción, como el Teatro Central de Sevilla".
Este precedente se unió a la labor reivindicativa de la Asociación de autores de iluminación de España (A.a.i.), creada en el año 1998 con el fin de obtener un mayor reconocimiento profesional. Gómez-Cornejo es, precisamente, su director. Uno sus caballos de batalla es la docencia en este área. "Aunque hay excepciones, como es el caso de Nicolás Fischtel, formado en Inglaterra y EE.UU., casi todos somos autodidactas. Hay formación técnica, como la que imparten en el Institut del Teatre o en la RESAD, pero no de diseño. Si acaso puedes aprender en academias privadas, pero no te dan un título. La Real Escuela Superior de Arte Dramático consta de itinerario de dirección de escena y dramaturgia, de interpretación y de escenografía, pero no de luz", discrepa el diseñador.
Esa falta de respaldo formativo en nuestro país se liga a una insuficiente proyección internacional de nuestros profesionales. "Nos visitan muchos, pero a la inversa es más corto el desarrollo -destaca Gómez-Cornejo-. El trabajo en el extranjero depende muchísimo de los directores con los que colaboras, si son de fuera y se lo pueden permitir. En el mundo de la ópera, en cambio, hay más alcance, como el logrado por Albert Faura y Eduardo Bravo, pero, en general, hay un prurito de que lo que viene de fuera es mejor que hay que eliminar".
El currículum de Gómez-Cornejo así lo ejemplifica. En su haber figuran cuatro Max, en 2002 por Panorama desde el puente, en 2007 por Divinas palabras, en 2009 por Barroco, y en 2015, por Fausto; cuatro ADE, en 2005 por Infierno, en 2008 por Barroco, en 2010 por Madre Coraje y sus hijos, y en 2014 por su trabajo en los montajes El viaje a ninguna parte, La verdad sospechosa y Los justos.
LA LUCHA CONTRA LOS ELEMENTOS
En un repaso a los hitos de sus cuatro Max, de Panorama bajo el puente, recuerda la complicación que supuso solventar una pelea bajo la lluvia. "En el cine, para que el agua se vea, la tiñen con leche, pero en el teatro no es posible esa solución, porque si quieres evitar olores, has de tirarla todos los días", argumenta. Así, para que la lluvia abundante se viera en proscenio, con un aire tétrico y misterioso, Gómez-Cornejo aplicó un ángulo de incidencia de contra y lateral.
Valle-Inclán se lo puso fácil en Divinas palabras, montaje de Gerardo Vera que se encargó de inaugurar el Teatro Valle-Inclán. "Pocos autores describen la luz como él, siempre incluye acotaciones sugerentes en el texto que te sitúan en el ambiente que él se imaginaba. En este caso, la tierra debía tener unos tonos especiales, que transmitieran la humedad y el misterio de Galicia".
El creador de sombras y luces destaca la fluidez que genera en su trabajo la colaboración reiterada con directores. Así le sucedió con el binomio Miguel Narros y Andrea d'Odorico, junto a los que trabajó hasta en 30 ocasiones. Y más reciente es su reincidencia con el esloveno Tomaz Pandur, con el que ha trabajado en Infierno, la reciente lectura en Atenas de Rey Lear, y las reconocidas con el galardón de la manzana Barroco y Fausto. "Trabajar con él siempre me apasiona porque está en los límites y me obliga a investigar, pues cuida mucho la plástica y huye del realismo. Con él fuuerzo la retina para que el resultado sea especialmente bello". De la ejecución de Barroco, una recreación libre de Las amistades peligrosas, destaca la escasa altura del Teatro Fernán Gómez, "un escenario apaisado diseñado al servicio de la orquesta municipal". En vez de luchar contra los elementos, el grupo de escenógrafos Numen decidieron convertir el hándicap en un punto a favor de la obra, de modo que lo acentuaron con un escenario de 16 metros de ancho por dos y medio de fondo.
De Fausto, en cambio, valora la intervención de videoproyectores gigantes y la presencia de un muro gigante en fuga que se desplegaba. "Las dificultades surgían en esta ocasión en lugar de por lo bajo, por lo alto, y de que todo se movía, amén de que el muro estaba lleno de motores que condicionaban la posición de las luces".
EQUIPO
Un diseñador de luz nunca puede trabajar en solitario, siempre ha de ligar su creatividad y resolver escollos al alimón con el director, el escenógrafo, el músico y el vestuarista. El problema, por la experiencia de Gómez-Cornejo, es que la luz suele ir a la zaga, porque se incorpora en el último momento. "Pero en la medida en que este trabajo va cobrando importancia, se nos implica en los proyectos desde que se genera la idea. Eso implica que seas una voz respetada y tu opinión valga igual que el de otro componente artístico del equipo", agradece.
A la vista, Gómez-Cornejo tiene tres proyectos estivales en los que ha participado desde su germen. Para el Festival de Almagro se encuentra preparando una adaptación coreográfica de La gitanilla de Cervantes, a cargo de la Compañía de Carmen Cortes, y la pequeña ópera barroca La cantada vida y muerte del General Malbrú, con el Teatro de la Zarzuela. Tras su paso por la muestra internacional de teatro clásico, le aguarda el Teatro Romano de Mérida, en este caso con La asamblea de las mujeres, dirigida por Juan Echanove. "La dificultad en Mérida es que no te absorba el monumento y para ello tienes que respetarlo, cuidarlo y mimarlo con la luz", apostilla.
Y tras el verano, dos viejos conocidos y un nuevo tándem. Con el auspicio del Centro Dramático Nacional, se reencontrará con Echanove, pero esta vez, ambos bajo la dirección de Gerardo Vera, en Los hermanos Karamazov de Dostoiewski. También le aguarda El alcalde de Zalamea, de Calderón de la Barca, que ya acometió en 1988 con José Luis Alonso Máñes y ahora revisita de la mano de Helena Pimenta para la Compañía Nacional de Teatro Clásico.
Por último, une luces con Sergio Peris-Mencheta en su visión de La puerta de al lado de Fabrice Roger Lacan.
DISCÍPULO AVENTAJADO
El alicantino Juanjo Llorens se declara discípulo, "como todos los demás", de Gómez-Cornejo.
En su trayectoria, ha realizado diseños de iluminación para teatro, circo y cabaret, ópera, zarzuela, musicales y danza. Y ha sido responsable de la dirección técnica de Kamikaze Producciones y de la Compañía Nacional de Teatro Clásico a las órdenes de directores como Adolfo Marsillach, Miguel Narros, Helena Pimenta y Sergi Belbel.
Sus trabajos más recientes y mediáticos están asociados a las artes circenses: The Hole I y II, las galas de Navidad del Circo Price y el combinado de terror y espectáculo del Circo de los Horrores.
"La diferencia de circo actual con respecto del de antaño, es que ya no hay animales y disponemos de más medios técnicos, pero hay gente que se sigue jugando la vida, así que has de darles luz evitando que les moleste ni les dé en los ojos. La solución es pintar alrededor de la luz que acuerdas con ellos. Es decir, con los focos de los que dispongo, visto por detrás y acompaño para que no la iluminación del número no se vea tan vacía".
Entre sus laureles destacan dos Max, en 2011 por La función por hacer, y en 2013 por De ratones y hombres. La primera fue una revisión del clásico de Pirandello Seis personajes en busca de autor que le dio el espaldarazo al director Miguel del Arco y supuso el punto de arranque del actual circuito de teatro off madrileño. El montaje pasó de representarse en el vestíbulo del Teatro Lara a las Naves del Español. La trama se desarrollaba en un cuadrilátero, donde los actores interpretaban rodeados del público por los cuatro costados. "Trabajábamos a cuatro bandas. El reto técnico era iluminar la acción allí dónde estuviera ocurriendo evitando molestar en lo posible al espectador, que tenía los focos encima".
En De ratones y hombres volvió a repetir con del Arco en una propuesta "absolutamente de equipo", un rasgo característico del dramaturgo y director. Los responsables del espacio sonoro, del vestuario, de la música, de la escenografía y de la iluminación hicieron un entramado escénico DE ecos cinematográficos. En esa suma de sinergias, Llorens se apoyó mucho en el humo para que la luz contara parte de la historia de John Steinbeck ambientada en la Gran Depresión.
LUZ EN LA RISA, SOMBRA EN EL DRAMA
El amaestrador de vatios resume a grosso modo ciertos aspectos que se han de tener en cuenta a la hora de elegir la luz para un montaje: "En una comedia no puedes estar a oscuras, ha de haber mucha luz para que la gente vea la cara del actor y pueda entrar en ese código, pero no tienes que alumbrar, sino iluminar. Si vas a algo más duro, juegas con ángulos de luz, acusando los contrastes, trabajas con cañas para que todo sea más dramático, porque la sombra que se genera entre los actores funciona. En danza, en cambio, trabajas mucha la luz de calle y el ontraluz, porque lo que buscas es volumen y no tanto expresión".
Entre sus próximos proyectos, se encuentra, de hecho, una nueva colaboración con la ilicitana Asun Noales, directora de la compañía Otra Danza. Más inminente son los estrenos en Mérida de Antígona, de Miguel del Arco, y el paso por los Veranos de la Villa de Madrid de Golfus de Roma y la versión de Carmen con la que se celebró el 150 aniversario del Teatro Calderón de Valladolid. En diciembre volverá a encargarse del espectáculo de Navidad del Circo Price. Y en octubre realizará tres incursiones en el cabaret, dos para Los Teatros del Canal de Madrid y un revival del clásico de John Kander y Fred Ebb cuyo estreno está previsto el 1 de octubre en el Teatro Rialto de Madrid. En esta recreación del Kit Kat Club, Llorens quiere reproducir la atmósfera de los últimos coletazos de la República de Weimar y conjugar esa iluminación ambiental con un mayor brillo en los números.
En esta nueva ola del cabaret, el creador alicantino destaca las facilidades que aportan a su trabajo los avances tecnológicos. "Por un lado, la introducción de la robótica permite que los focos sean más versátiles, de modo que puedes introducir gobos que permiten crear ramajes y ventanas; y los colores se mezclan en CMI, con lo que no ves los saltos cromáticos y ahorras mucho material, porque con un solo foco puedes crear muchos ambientes. Y por otro lado, ha entrado el foco LED profesional, que supone la introducción de los colores blanco y ámbar, una reducción de consumo brutal y no irradiar calor, con lo que puedes estar cerca de las cosas sin quemarlas".
SE VALE IMPROVISAR
El 18 de junio, el Espai Inestable estrena Nadadora, donde cobra una gran importancia el creador escénico e iluminador Carlos Molina. El diseñador se declara autodidacta convencido. Las bases de su oficio las asentó a través del estudio de la historia del arte, el dibujo y la fotografía, para después dar rienda suelta a la experimentación y abstracción a través de la luz y el espacio como medios de expresión tanto en performances, como en intervenciones en espacios públicos.
Molina es un ejemplo de que, como en el trabajo actoral, en el diseño de iluminación también puede darse el componente de la improvisación. El valenciano lo explora junto al colectivo artístico francés Fabrik Nomade. El grupo creado por el coreógrafo William Petit conjunta múltiples disciplinas artísticas para crear piezas escénicas basadas en la composición instantánea. "Con ellos creo improvisadamente paisajes visuales instalativos que cambian en directo con la interacción y la inspiración que los materiales que los otros artistas ofrecen durante la performance", explicita Molina.
Esta dinámica de libertad artística y convivencia colectiva le ha permitido investigar y crecer en su oficio, de cuya trayectoria en los últimos tiempos destaca Sublimación, de la compañía valenciana La Casa Amarilla, donde ha tomado como referencia una de sus lecturas preferidas, El Elogio de la Sombra, de Tanizaki. A partir de sus mimbres literarios ha desarrollado "una delicada y orientalizada iluminación" que se combina con su presencia en escena, donde manipula objetos y realiza un tratamiento de sombras en directo, "en un continuo diálogo con la música electroacústica del músico y performer Edu Marín".
Y de su trabajo con EnAmbar danza, se enorgullece de Babaol y Nadadora. La primera es una pieza familiar enfocada a niños, en los que la iluminación cambiante conduce a espacios oníricos de la ilusión e imaginación infantiles, y para la que Molina se ha inspirado en los referentes personales de su niñez.
En Nadadora también es parte activa en escena. La pieza que lo trae al teatro del Barrio del Carmen le ha supuesto un reto en "la radicalidad en los cambios de espacio", pues el montaje es por momentos un concierto musical, en otros, una pieza de danza, y en el resto, acción performativa.
"Mi trabajo combina la ejecución de la iluminación en directo sobre la escena con momentos de texto, movimiento escénico e interacción con los demás personajes", detalla Molina.
En un futuro cercano, el diseñador de iluminación va a repetir con EnAmbar Danza y La Casa Amarilla. Con aquellos en un nuevo espectáculo para todos los públicos titulado Valentina, y con estos en La Vuelta al Mundo en 80 años.
Incansable, Molina conjuga sus trabajos con su proyecto personal multidisciplinar El H@mbre Fósil, que engloba vivencias colectivas de diversos artistas, y ultima el lanzamiento de la publicación sobre arte visual y luz Fanzine Lumiere, en formato digital y papel, en las que pretende dar cabida a creaciones visuales-literarias propias o ajenas.
coincido plenamente con la información que brindas, aunque aun en la actualidad el teatro sigue siendo un negocio pobre, donde se carece técnicamente de equipos de iluminación que hagan posible un buen diseño de luz, no obstante pienso que los diseñadores estamos llenos de magia y creación. un abrazo.
Tarde o temprano los iluminadores somos reconocidos como creadores y se nos brinda el espacio merecido dentro del trabajo teatral!!, me consta personalmente y también es cierto q uno se va haciendo con las direcciones y los compañeros de ruta, algunos, como yo no tenemos titulo y hacemos esto hace años!!!. Viva el Teatro!!!
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