MADRID. Los últimos días hemos experimentado volatilidades claramente inusuales en el mercado de renta fija.
Algo muy preocupante dentro del escenario económico en el que nos encontramos, pero que se vuelven usuales cuando vivimos en un hábitat económico 'dopado' y que no obedece a ninguna regla ni modelo al que estábamos acostumbrados.
La situación tampoco es alarmante, ya que es algo que siempre se produce cuando los agentes meramente regulatorios se convierten en actores principales. Como también nos venimos acostumbrando a que las comparecencias y declaraciones sean el calmante que necesitan los mercados para no generar una incertidumbre que no fuera soportable por los mismos.
Las últimas palabras del presidente del BCE iban dirigidas hacia este tema en concreto.
UN MERCADO 'RARO'
Mario Draghi advertía a los inversores que debían acostumbrarse y tomar como habituales los movimientos bruscos de la renta fija.
Unas declaraciones apaciguadoras pero que no eliminan del todo esa desconfianza sobre un mercado 'raro'; o mejor deberíamos decir sobre una economía que no termina de arrancar globalmente y sobre la que las políticas de estímulo no parecen dibujar el escenario soñado.
Hemos vivido una fuerte caída en el precio de los bonos dentro de la zona euro donde varios han sido los motivos y todos tienen su trascendencia. Principalmente por un dato de inflación que superaba las expectativas, y que ya se sitúa en el 0,3%, lo que hace ver cada vez más lejos los fantasmas de la deflación.
RIESGO E INFLACIÓN
Abordando este punto desde la parte más teórica no son lógicos dichos precios tan elevados del bono, pues la rentabilidad de un bono -sabiendo que se comporta de manera inversa al precio- viene dada por el sumatorio de riesgo e inflación.
De hecho mejorando la inflación, la rentabilidad estaba forzada a una subida obviando el riesgo dentro de esa ponderación -sabiendo que actualmente tiene más peso-, por lo que podemos denominar el movimiento como previsible.
BURBUJA
Si a ello le sumamos el recurrente tema de Grecia, la burbuja que provoca la contínua compra de bonos por parte del BCE en su particular QE, y lo más preocupante, la menor demanda por diferentes factores al que debemos sumar la próxima subida de tipos en Estados Unidos, que provoca un mayor atractivo para aquellos que vayan buscando rentabilidades en la renta fija.
Por todos estos motivos vemos una clara inestabilidad en la renta fija, que continuará en esta senda durante los próximos días. De todas formas esta será la tónica habitual durante el verano hasta que no vuelva la compra habitual por parte del BCE, una vez finalizada las fechas comentadas.
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