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VALENCIA. ¿Por qué se cerró? ¿Para qué? ¿De verdad ha supuesto un ahorro de 80.000 euros anuales? ¿Compensa por esa cantidad tener cerrado un espacio útil, habilitado para ballet, que podría ser empleado en otras tareas? Las preguntas que surgen ante el edificio del Centre Coreogràfic en el Parque de la Granja en Burjassot son muchas.

Teatres tiene adscrito el Ballet y el Centre Coreogràfic. El primero es la unidad de producción mientras que el segundo es el ente encargado de coordinar las actividades de danza dentro de la Comunidad Valenciana; organiza cursos, talleres, clases magistrales; programa espectáculos... Desde su fundación en 1998 ambos habían ocupado ese espacio privilegiado en Burjassot, en un inmueble propiedad de la Generalitat.

Hasta allí se desplazaban bailarines y coreógrafos para poder ensayar en unas condiciones más profesionales. Allí se impartían talleres, se preparaban producciones, se realizaban residencias, clases magistrales... Fue un pequeño epicentro cultural, modesto.

Pero se produjeron cambios. El Ballet de Teatres pasó a depender del Palau de les Arts y hacia este complejo se dirigió, donde ubicó su nueva sede. Y el Centre Coreogràfic, que hasta entonces estaba instalado en Burjassot, se trasladó al edificio Rialto, a unas nuevas dependencias que se habían empleado de manera intermitente.

En octubre de 2012 se presentaron las instalaciones en un acto en el que la subdirectora de Teatres, Inmaculada Gil-Lázaro, explicó que el traslado presentaba "muchas ventajas".  La primera de ellas, dijo, es que el Centre podría disfrutar de un lugar "en exclusividad", ya que anteriormente tenía que compartir espacio y horarios con el Ballet de Teatres.

La segunda, el ahorro económico de alrededor de 80.000 euros anuales, según informó en su momento, por el recorte de gastos de mantenimiento y personal que "no tendría que desplazarse hasta otra localidad", en referencia a Burjassot, cuyo centro dista del de Valencia poco más de cinco kilómetros.

La operación carecía de sentido. El espacio del Rialto era más pequeño que el del Centre Coreogràfic en Burjassot. ¿Se trataba de un movimiento estratégico? ¿Qué se pretendía con esa mudanza? Pese a las dudas, la primera pregunta era otra: qué se haría con el edificio de Burjassot. Entonces se aseguró que el espacio lo usaría el recién nacido CulturArts. 

Así ha sido. Pero como almacén. Durante los dos años y medio que han pasado desde el cierre, el Centre Coreogràfic ha sido utllizado como depósito para material de Teatres. Triste destino. Por allí por donde pasaron personalidades de la talla de Alicia Alonso, Lindsay Kemp, Antonio Gades, Nacho Duato, Jiri Kilyan, Forshite, José Carlos Martinez, Ana Laguna o Mikhail Baryshnikov, ahora se guardan focos rotos, atrezzo...

En todo este tiempo se han alzado voces para que el edificio se reabra y vuelva a tener uso público. Especialmente en la localidad de L'Horta en la que está emplazado, donde no se comprende porque debe estar cerrado. Explica el concejal de Compromís, Emili Altur, que el ayuntamiento de Burjassot ha solicitado a la Generalitat la cesión del inmueble en repetidas ocasiones. Así lo hizo con especial insistencia el anterior alcalde, Jordi Sebastià, quien lo reclamó para diferentes usos. La respuesta desde Teatres fue negativa.

Para Altur, el edificio lo están dejando "morirse de asco". "Si no recuerdo mal", explicaba este lunes, "fue en 2013 cuando lo pedimos para uso como comedor social. Lo hemos pedido también para aula provisional. Nosotros podríamos emplear el edificio para mil cosas, pero ellos prefieren que se quede así", se lamentaba.

Una situación que no parece que no cambie a corto plazo. Desde CulturArts admitían este lunes que no existe previsión por parte de Teatres de realizar cambios en la situación del Centre Coreogràfic en Burjassot. Es más; recuerdan que si hubiera que abrirlo se tendrían que realizar obras. Más a cada día que pasa.

No se contempla la posibilidad de cederlo al municipio para que haga uso de él. Una solución que permitiría que ese edificio cerrado, sin utilidad social, pueda volver a ser una infraestructura útil. Hasta entonces, el Centre Coreogràfic será otra urna vacía de contenido, en una situación que recuerda, y mucho a la Nave de Sagunto, hoy día también sin uso.