MADRID (VP). La difteria, una enfermedad erradicada de España hace 28 años, vuelve a ser noticia tras el caso del niño enfermo de Olot no vacunado. El doctor Fernando María Navarro Pellicer, miembro de Saluspot, especialista en medicina tropical y enfermedades parasitarias en Clininav y miembro de la Sociedad Española de Médicos Generales, explica los riesgos de esta enfermedad para el miocardio y el sistema nervioso. Además, indica la necesidad de hacer ver que las vacunas no son inventos de las farmacéuticas y considera suficiente tener una reserva de antitoxina en el Instituto Pasteur.
-¿Qué relevancia tiene este caso de difteria? ¿Podemos hablar de riesgo para la salud pública?
-La difteria es una enfermedad erradicada y solo prevalente en zonas tropicales. La produce una bacteria llamada Corynebacterium difteriae y a la enfermedad también se le llama angina pseudomembranosa por sus signos locales. Cuando surge un caso en países donde está erradicada no es alarmante ya que los vacunados están protegidos y son mayoría, aunque sí se produce una alerta de salud pública. Es necesario hacer un seguimiento a los contactos del enfermo y reforzar la vacunación.
-¿A qué riesgos se enfrenta el niño?
-Afecta muchísimo más a un niño que a un adulto y además puede ser más grave, de ahí la importancia de la vacunación. El enfermo tiene riesgo pero no por la bacteria, sino por la toxina que produce y que afecta al miocardio y al sistema nervioso, produciendo desde lesiones cardiacas a parálisis o la muerte.
-¿Es contagiosa la difteria? ¿Cómo se contrae?
-La difteria es altamente contagiosa: se contrae por vía respiratoria del reservorio, que son los infectados que han pasado la enfermedad, o de portadores sanos que la tienen en la garganta, por lo que se pueden obtener muestras para el diagnóstico.
-¿Cómo se trata la difteria y cuál es el protocolo de actuación?
-La enfermedad se cura con facilidad con antibióticos, pero si empieza a producir la toxina tenemos que neutralizarla con un suero antitoxina. Las personas que han estado en contacto con el enfermo de difteria deben, como primera medida, reforzar la vacunación. Esta vacuna se pone junto con la del tétanos y su inmunidad dura diez años. Si hace más de cinco que se aplicó se pone un recuerdo. Para los contactos más cercanos, se recurre a la profilaxis antibiótica con penicilina o eritromicina ya que la enfermedad es curable con estos antibióticos. A los contactos muy directos se les toman muestras faríngeas para saber si son portadores de la bacteria.
-¿Cree que es arriesgado no disponer de antitoxinas válidas por el hecho de que haga mucho tiempo que no aparece la enfermedad?
-En Europa, disponer de sueros antitoxina es una decisión comunitaria. En mi opinión, sería suficiente con tener una reserva en Europa en el Instituto Pasteur o similares. No es preciso tener reservas del suero antitoxina ya que es una enfermedad controlada con la vacunación y la antibioterapia. Los casos de difteria o de otras enfermedades erradicadas sirven de lección: en un mundo universalizado debemos vacunarnos no solo quienes vivimos en lugares donde ya no existe la enfermedad, sino también cuando viajamos a otros países.
-¿La vacunación debería ser una opción o una obligación?
-La vacunación en España no es obligatoria y no creo que sea precisa. Sí es necesaria una educación sanitaria, de profesionales y usuarios para fomentar las campañas de vacunación y no pensar que son inventos de las farmacéuticas. La enfermedad es un riesgo real pero podemos estar tranquilos, pues hay tratamiento antibiótico, hay vacuna y, si no bajamos la guardia con los calendarios de vacunación, esta reaparición de la difteria será solo un episodio desafortunado.
¿Cómo convencer a los padres contrarios a las vacunas?
-Se debe hacer ver a las familias que la no vacunación pone en riesgo no solo a su hijo sino a los demás, de forma que siguen una conducta que yo tacharía de poco cívica. Algunas teorías pseudocientíficas e ignorantes ponen en riesgo una labor preventiva y de salud que ha costado mucho dinero, tiempo e investigación para lograr vencer muchas enfermedades. Gracias a las vacunas se han erradicado enfermedades como la poliomielitis, la viruela y la difteria. Lo natural es ayudar al organismo, no abstenerse de tratar o prevenir. El organismo tiende a la curación de forma natural y el médico debe ayudarlo. Eso es el verdadero naturismo y no someter a los niños a riesgos innecesarios por no ser vacunados y además poner en riesgo a la colectividad ya que al aumentar la reserva del germen, se incrementa la posibilidad de nuevos contagios.
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