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LIBROS

"Los naturópatas también van al oncólogo cuando tienen cáncer"

JAVIER CAVANILLES. 06/06/2015 El periodista Luis Alfonso Gámez denuncia los riesgos de las creencias absurdas en su libro ‘El peligro de creer"

VALENCIA. Mientras se produce la entrevista, una noticia incendia las redes sociales. En el hospital Vall d'Hebron (Barcelona) ha ingresado en estado grave un niño de seis años con difteria. Es  el primer caso en España desde 1987 y para conseguir el fármaco que le pueda curar hay que traerlo de Rusia: ningún otro país lo tiene porque ya no se utiliza. El chaval no está vacunado ya que su padres no creen en esas cosas y son partidarios de la medicina alternativa. Más casos como este pueden leerse en El peligro de creer (Ed. Léeme, 2015), el último libro de Luis Alfonso Gámez, probablemente la persona que más sabe en España de creencias absurdas.

"La medicina alternativa, complementaria, holística... no existe", explica, "lo único que hay es medicina. Si le tienes que poner un apellido es otra cosa". Gámez es experto en temas tan pintorescos como los ovnis, el monstruo de lago Ness, la histeria antiantenas o la ouija. Lleva años siendo la principal referencia en España del llamado ‘movimiento escéptico', un pequeño ejército de voluntarios simpatizantes de organizaciones como el Círculo Escéptico o ARP-SAPC que dedica su tiempo a desmontar creencias excéntricas. Su estrategia: pedir pruebas.

Sobre el título del libro explica que "creer sin pruebas en lo que sea siempre es potencialmente peligroso, aunque todos lo hagamos, pero hay casos en que puede ser incluso mortal, sobre todo cuando se refiere a los temas de alimentación o de la salud". Además, apunta un dato: "mucho defender la medicina ‘alternativa' ante los clientes, pero cuando un naturópata o un homeópata tiene cáncer va directo al oncólogo y se deja sus remedios en la consulta". Curioso. Después de todo hay pocas cosas tan naturales como la muerte.

AFIRMACIONES Y PRUEBAS EXTRAORDINARIAS

Cuando era joven, el autor de la bitácora Magonia era uno de esos aficionados a los fenómenos paranormales. Su caída del caballo llegó cuando empezó a leer a divulgadores científicos como Martin Gardner, Carl Sagan, James ‘The Amazing' Randi... y descubrió una cosa: "las afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias". Desde entonces se dedica a pedirlas y aún no ha encontrado ninguna.

Pero El peligro de creer no es un libro para escépticos, explica el periodista, "eso sería como predicar para convencidos. Es, precisamente, para los que sí creen en estas cosas. Y no les pido que se crean ciegamente lo que yo digo o que confíen en mi, sino que comprueben si lo que planteo es cierto y reflexionen". Eso, que sigan el ejemplo de los padres del niño ingresado en el Vall d'Hebrón que ahora dicen que se sienten engañados por el moviento antivacunas.

Nadie tiene el patrimonio de las ideas absurdas. "Se dan en hombres y mujeres, jóvenes y viejos, universitarios y gente sin estudios, gente inteligente y otros que no los son tanto", apunta. Eso no necesita pruebas: es un hecho que la tontería es patrimonio de la Humanidad. En el fondo, Expediente X dixit, todos "queremos creer", aunque no todo el mundo cojea del mismo pie.

LA TONTERÍA NO DISTINGUE

"No se puede decir que la izquierda sea anticiencia, pero sí que ciertos sectores de la izquierda son profundamente conspiranoicos y están cada vez más alejados de la Ciencia. De ahí su defensa de las medicinas alternativas, su paranoia con los chemtrails, su oposición a los transgénicos, su proximidad a la Nueva Era...", apunta. Pero, matiza, las creencias absurdas no pertenecen a ningún partido. "Lo único que cambia es en lo que se cree; la derecha es más de pedirle a la Virgen de Rocío que solucione el paro", bromea.

A lo largo de sus años de denunciar la ‘ciencia fricción', como la bautizó Michael Shermer, Gámez ha sido testigo de la irrupción de Internet. Pero valorar su impacto es complicado. "Por un lado la red está llena de tonterías y se ha convertido en una caja de resonancia de las ideas más extravagantes, pero también es verdad que ahora es más fácil denunciarlas", apunta.

Pero Gámez no cae en el error de satanizar la red sino que señala a otro tipo de culpables. "En el caso de las medicinas ‘alternativas', las universidades y los colegios profesionales de médicos y farmacéuticos tienen bastante culpa y las defienden únicamente por intereses crematísticos, olvidando la responsabilidad que tienen con los usuarios". Lo peor, es que la gente considera que es un aval a un tipo de pseudoterapias que no tiene ningún valor.

VÍCTIMAS ILUSTRES, MEDIOS CEGATOS

"Se suele decir que estas pseudoterapias no son peligrosas, ya que son puro placebo, pero no es cierto. Algunas son peligrosas y otras tienen el riesgo de que la gente deje de seguir un tratamiento efectivo", apunta. En su libro, lo ilustra con varios ejemplos como el de Steve Jobs -que no se trató su cáncer de páncreas por no creer en la medicina ‘oficial'- o el de Kevin Sorbo (el protagonista de la serie Hércules) al que un quiropráctico le provocó una aneurisma que casi acaba con él.

Para los medios de comunicación, Gámez también tiene un recuerdo. Hace semanas fue noticia el mexicano Jaime Maussan que presentó ante la prensa mundial una foto de una momia diciendo que era el cadáver del marciano de Roswell. Cientos de medios de comunicación de todo el mundo se tragaron cebo, anzuelo y caña.

"El fraude se conocía antes incluso de que hiciera la presentación, pero aún así los medios lo dieron por bueno. Solo hubieran tenido que mirar en Google quién es el personaje para ver que solo podía ser un timo", explica Gámez.

CAZADORES DE ‘CLICKS'

Pero eso fue a principios de mayo, hace una eternidad. Días después se hacía viral un vídeo conocido como Charlie, Charlie en el que un joven hacía espiritismo como dos lápices. En México, un niño fue sometido a un exorcismo tras intentar imitarlo.

 "Al final, resultó que era una campaña viral para promocionar la película The Gallows (Travis Cluff y Chris Lofing, 2015), pero lo más divertido es que este timo ya fue desmontado hacer más de 20 años -remite a un video de James Randi- pero como vivimos la dictadura del click, explicar la verdad preocupó menos que conseguir visitas", apunta.

El que, tras el libro, siga pensando que no pasa nada por creer en chorradas, que recuerde que los que dicen que estamos gobernados por marcianos del espacio y los que se oponen a los transgénicos también votan. Y eso que, como dijo el escritor Phillip K. Dick (el ‘padre' de Blade Runner), "la realidad es aquello, que cuando dejas de creer, no desaparece".

2 comentarios

Javier Cavanilles escribió
11/06/2015 18:37

Latro, “Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir”

Latro escribió
09/06/2015 14:02

Buen artículo hasta que llegamos al final DICK, PHILIP K. DICK Si, como suena

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