MADRID (EP). Durante los cuatro primeros meses de vida el ojo madura de forma gradual y se desarrollan las vías visuales. Durante los 6 primeros años de vida las vías visuales permanecen maleables. Para un desarrollo visual normal, el cerebro debe recibir de forma simultánea imágenes igualmente focalizadas y claras de ambos ojos para "aprender" a ver.
Según explican los doctores Enrique Bueso y Mercedes Serrador, del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Clínico San Carlos de la Comunidad de Madrid, cualquier factor que interfiera en el proceso de aprendizaje visual del cerebro provocará una reducción mayor o menor de la agudeza visual, llegando incluso a la ceguera, dependiendo de la precocidad, intensidad y duración del factor.
Al nacer, el sistema visual sensorial es funcional pero muy limitado. La fijación está presente, pero la agudeza visual es baja (1/20). Sin embargo durante los seis primeros meses se produce una maduración de todo el sistema neuro-receptor alcanzando la agudeza visual los 2/3. El desarrollo de la corteza visual continúa hasta la primera década de la vida.
El aparato oculo-motor se desarrolla en paralelo lo que permite la binocularidad y estereopsis al interesarse el niño en la exploración visual de su entorno: fijación (mirada) y seguimiento de las cosas. Consta de seis músculos organizados en pares antagónicos y controlados por la corteza y núcleos superiores. El niño aprende a mirar los objetos que le interesan y a proyectar los objetos en el espacio relacionándolos con la posición macular.
"El cerebro aprende por la repetición de estímulos aferentes y eferentes que caminan por circuitos nerviosos establecidos. Condición imprescindible para este desarrollo es el perfecto funcionamiento de las vías neurológicas de la percepción y perfecto funcionamiento de la motilidad ocular", señalan Bueso y Serrador.
Cuando hay un defecto en la alineación de ambos ojos durante el período vulnerable se produce una heterotropia (anormalidad). Como consecuencia de esta alteración de la visión binocular durante el período vulnerable se produce el estrabismo, que por definición, será una enfermedad pediátrica.
UNA REVISIÓN PRECOZ QUE SALVA LA VISIÓN
El estrabismo no es solamente el defecto estético aparente, si no es tenido en cuenta a su debido tiempo, desembocará en una alteración visual: percepción espacial dificultosa y pérdida de agudeza visual en un ojo. Esta afección será tanto más grave cuanto antes aparezca o cuanto más tiempo permanezca sin tratar.
"Si la desviación ocular sucede en la edad adulta, con un sistema perceptor ya maduro, lo único que se produce es visión doble (diplopía) y confusión intolerables, y el sujeto debe cerrar continuamente un ojo para evitarlas", señalan los especialistas.
En los niños estrábicos la visión binocular no es posible ya que cada ojo se dirige entonces en el espacio hacia objetos diferentes. Cuando uno de los ojos se desvía el cerebro recibe dos imágenes incompatibles, imposibles de fusionar e intolerables para un adulto.
Pero en el niño, dada la inmadurez y precariedad del sistema, resulta fácil que el cerebro pueda ignorar la imagen recibida por el ojo desviado y preste atención al ojo no desviado o al que vea mejor. Así, el cerebro se encargará de contrarrestarlo prescindiendo de una de las imágenes al suprimir la visión de uno de los dos ojos, generalmente el más desfavorecido. Al desaparecer de este modo la visión conjunta y generalmente el más desfavorecido. Al desaparecer de este modo la visión conjunta y coordinada de ambos ojos, se manifestará el estrabismo.
Sus consecuencias inmediatas son la detención del desarrollo de la visión binocular (proceso de maduración) y tardías a través de alteraciones sensoriales como la ambliopía.
La situación de heterotropia puede ser episódica (intermitente) o permanente. Cuando el estrabismo es intermitente, los ojos pueden permanecer alineados y aparecer derechos la mayoría del tiempo. Ocasionalmente el esfuerzo muscular altera esta alineación y entonces aparece el estrabismo.
"La alarma de los padres o el pediatra conducirá al niño ante el oftalmólogo. Los ojos del niño con estrabismo deberían examinarse tan pronto como sea posible", apuntan los oftalmólogos. El objetivo principal es impedir la ambliopía ('ojo perezoso') y permitir el buen desarrollo de la visión binocular y ocasionalmente puede incluso descubrirse otra patología ocular.
"Ningún niño es demasiado joven para ser examinado y el cuidado temprano puede impedir luego problemas que no pueden ser receptivos a la corrección. El tratamiento es más efectivo cuando se comienza antes. Después de la edad de 7 años las posibilidades de recuperación son más limitadas", concluyen Bueso y Serrador.
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