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Snapchat se fundó en 2011 pero es en los últimos meses cuando esta red social ha alcanzado mayor popularidad. ¿Éxito merecido o campaña de marketing encubierta? Sea cual sea el motivo, ya no hay influencer que no la utilice y las marcas corren por no ser las últimas en unirse a la moda del snap. 

VALENCIA. En 2011, Evan Spiegel fundó Snapchat, una aplicación que comenzó como un proyecto universitario y que hoy alcanza un valor estimado de 19 billones de dólares y cuenta con millones de usuarios en todo el mundo. La peculiaridad de la red social creada por este joven de 25 años, es que las fotografías y vídeos que en ella se comparten tienen fecha de caducidad. El contenido no se puede visualizar durante más de diez segundos y pasadas 24 horas se esfuma de la aplicación sin dejar rastro. La fugacidad, espontaneidad e inmediatez parecen ser las claves del éxito de esta nueva aplicación cuya popularidad no para de crecer.

EN DIEZ SEGUNDOS ESTE MENSAJE SE AUTODESTRUIRÁ

Su mecanismo es muy básico y es muy sencilla de utilizar, al contrario que en otras redes sociales similares, aquí no hay infinidad de filtros para las fotografías, hashtags, "me gustas", ni posibilidad de comentar o compartir las publicaciones. Uno solamente puede mirar y/o enseñar contenido de manera pública o como mensaje privado al destinatario elegido. Tampoco es posible saber cuántos ni quiénes son los seguidores de los demás usuarios. La guerra de egos por tener más seguidores no existe en Snapchat o, por lo menos, eso es lo que quieren que parezca. 

Como si se tratara de una película de James Bond, en Snapchat toda fotografía o vídeo que envíes se autodestruirá pasados diez segundos y a las 24 horas solamente quedará de ella el recuerdo. Ahora lo ves, ahora no lo ves, de ahí que su logo sea un simpático fantasma. Sin embargo, la fugacidad de la que presume Snapchat se desmorona cuando el snap -que así se llaman las publicaciones-, queda congelado como captura de pantalla almacenándose en la memoria, ésta vez también en la del móvil, ya que la aplicación, sorprendentemente, permite esta función.

Al contrario que en Facebook y, sobre todo, en Instagram, en Snapchat prima la espontaneidad y la importancia del momento más que mostrar una imagen estéticamente perfecta. Es la libertad que da saber que la foto o vídeo siempre desaparecerá en unos pocos segundos. El temor a ser juzgado o analizado meticulosamente por el resto de usuarios parece no existir en Snapchat, aunque seguramente sea esa la pose que corresponde adoptar cuando se decide formar parte de ella.

Por lo visto, su fugacidad engancha ya que al día circulan una media de 700 millones de snaps.

SNAPCHAT HUELE A ESPÍRITU ADOLESCENTE

Parafraseando a Nirvana, "Snapchat huele a espíritu adolescente". Los adolescentes fueron los primeros en compartir su día a día en esta red social y los responsables del despegue inicial de Snapchat. No es ninguna sorpresa teniendo en cuenta que ellos son grandes amantes de lo que se puede usar y tirar sin ningún remordimiento y consumistas en potencia de todo aquello que tenga que ver con teléfonos móviles y pantallas. A pesar de que actualmente el rango de edad de snapchaters se ha ampliado considerablemente, el 71% de usuarios son menores de 25 años.

Lo efímero de Snapchat proporciona una mayor libertad para compartir contenido más divertido, desenfadado e íntimo que no sería compatible con otras redes sociales similares. Esa inmediatez implica mayor naturalidad en las fotografías y vídeos subidos dado que los usuarios no se entretienen en retocarlos más allá de añadir un texto corto o algún emoticono o dibujo infantiloide. Podríamos decir que Snapchat se acerca más a la realidad que otras redes sociales.

Libertad, diversión, inmediatez y naturalidad son las cualidades que han convertido a Snapchat en una de las aplicaciones favoritas de los adolescentes ampliando su éxito a usuarios de todas las edades. Y es que no hay nada tan rejuvenecedor como compartir intereses con un adolescente.

SNAPCHAT Y LA MODA O CÓMO LO EFÍMERO ATRAE A LO EFÍMERO

La presencia de las firmas de moda en las redes sociales es, desde hace unos años, algo imprescindible si quieren aumentar su popularidad, afianzar su imagen de marca o que crezcan las ventas, entre otros aspectos. Por eso, la industria de la moda no podía mantenerse ajena a la llegada de Snapchat, sobre todo, cuando la temporalidad de esta red social se traduce en exclusividad si se relaciona con el mundo de la moda.

El aumento de visibilidad de Snapchat en este sector ocurrió durante la última edición de la New York Fashion Week el pasado mes de febrero. Snapchat activó un apartado especial donde cualquier usuario podía compartir los snaps captados durante la NYFW y no sabemos si con "invitación" previa de Snapchat -lo más seguro-, o por propia iniciativa, las editoras de las revistas de moda americanas más influyentes y conocidas blogueras como, por ejemplo, Leandra Medine del blog Man Repeller, comenzaron a utilizar la app del fantasma para compartir con el mundo los desfiles,  fiestas privadas y momentos de backstage neoyorquinos. Los momentos difundidos a través de sus perfiles proporcionan una visión más cercana a la perspectiva del insider debido a la inmediatez de la aplicación.

A las editoras, estilistas y blogueras les siguieron otros tantos usuarios aficionados a la moda que se registraron en Snapchat para así poder seguir  a través de sus teléfonos móviles los pasos de las fashionistas.

Con Snapchat es más fácil hacerse una idea de cómo es realmente el día a día de una editora de moda, una estilista o una modelo. Mostrar la cara más real de un mundo tan idealizado como éste, convierte a Snapchat en una interesante ventana por la que asomarse a la moda.

Los perfiles pertenecientes a firmas de moda no tardaron en aparecer. Victoria's Secret, Nars, Stella McCartney, Valentino, Michael Kors o Burberry son algunas de las marcas que ya "visten" desde hace un tiempo al simpático fantasma. Utilizan esta red social para compartir momentos que no publicarían en sus perfiles de Facebook o Instagram, cumpliendo con la premisa de darle más valor al momento que a la calidad del contenido. Con Snapchat buscan acercar a los usuarios "aquello que nunca podrían ver" y que, en ocasiones, también resulta exclusivo para los propios insiders de la moda. Valentino, por ejemplo, utilizó Snapchat para compartir con sus seguidores momentos de backstage de los actores Ben Stiller y Owen Wilson antes de que estos desfilaran para la firma italiana como parte de la campaña promocional de la película Zoolander 2. Por su parte, Burberry retransmitió a golpe de snap el desfile que organizó el pasado mes en el Observatorio Griffith de Los Ángeles.

Aún es demasiado pronto y es difícil evaluar el impacto en las ventas que supone Snapchat para las marcas de moda y ahora en lugar de buscar obtener cifras reales de beneficio, se trata  más de algo experimental y un "no quedarse fuera" de esta nueva tendencia.

¿CAMPAÑA SECRETA O ÉXITO MERECIDO?

Si en la última edición de New York Fashion Week la popularidad de Snapchat se disparó contando entre sus nuevos usuarios a marcas, profesionales e influencers del mundo de la moda, todavía es más curioso observar cómo lo ha hecho en los últimos cuatro meses.

Si damos una vuelta por Instagram, observaremos como muchos de esos perfiles con millones de seguidores han añadido en la ubicación de sus fotografías su nombre de usuario de Snapchat para que también puedas encontrarlos allí. Lo mismo ocurre en Twitter, donde piden que los sigas en su recién estrenado perfil del fantasma. Casualmente, la mayoría de estos nuevos usuarios son blogueras de moda que cuentan con una legión de seguidores y que han decidido en los últimos meses -y casi a la vez-, añadir una red social más a su ya extensa colección. Snapchat se beneficia  de esta unión consiguiendo que los millones de seguidores de las blogueras de moda se descarguen la aplicación para no perderles la pista tampoco aquí y, de paso, llamar también la atención de las firmas con las que ellas habitualmente colaboran y que todavía no cuentan con un perfil en esta red social. 

Si el flechazo repentino y casi al unísono entre las blogueras de moda más influyentes y Snapchat es fruto de una campaña de marketing encubierta o de la evolución lógica de su éxito, es difícil de averiguar.  Imposible sería además, si fuera éste el caso, conocer los honorarios que han recibido los influencers a cambio de promocionar Snapchat. Por todos es sabido que las estrellas de Internet son muy pudorosos cuando se trata de admitir que ha habido cheque de por medio.

De momento, nuestros blogueros de moda más internacionales, como Pelayo Díaz y Gala González, aún no lucen sus modelitos en Snapchat. Curiosamente, hace unos días, Gala subía a Instagram una fotografía en la que aparecía junto a una amiga y al modelo Jon Kortajarena con un título que bien podría entenderse como toda una declaración de intenciones: "Nosotros no tenemos Snapchat".

Puede que se trate de un simple comentario sin ninguna intención o puede que quizás Gala también quiera la parte del suculento pastel que Snapchat podría estar repartiendo entre sus compañeras blogueras.

Sea lo que sea, tendremos tiempo de descubrirlo, sus publicaciones desaparecen pero está claro que Snapchat ha llegado para quedarse.