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VALENCIA. "¿Quién va a ser por fin mi sustituto?", pregunta un tipo trajeado a otro con aires de jefe. "¿Un extranjero? ¿Alguien de la competencia?", añade. En medio de un decorado beige de película de Michael Douglas, el jefe señala a una joven y responde: "ella, no he tenido más remedio". Así se engaña a una generación, con un buen eslogan y un acrónimo sonoro. Los JASP (Jóvenes, Aunque Sobradamente Preparados) de mediados de los 90 son, en el mejor de los casos, los mileuristas de hoy; los que van al trabajo en un Clio porque no pueden comprarse un coche nuevo, no porque desafíen al régimen adulto.

La asimilación del acrónimo fue la asimilación de los JASP en un sistema que ha resultado más gris que beige; y, como es España, el más absoluto de los fracasos del contenido no ha impedido la consolidación del continente. Afortunadamente, esa afición por el vacío de contenido hace que hoy se pueda aplicar el término sin perjuicio hacia quien se le adjudica. "No creo en el relevo generacional en la música, eso puede aplicarse a otros campos pero en el arte no". Soledad Vélez, que tira de retórica Picassiana (la juventud no tiene edad), opina que en Valencia "siempre habrá escena para bandas noveles que sean buenas en general", si bien "últimamente tampoco es que importe ser bueno en algo para consolidarse".

A sus 27 años, la chilena, que este mes vivirá ya sus segundas elecciones en Valencia, podría ser perfectamente la joven del spot de los JASP. "Conozco a muchos músicos que directamente cambian de residencia y les impulsa lo suyo", explica quizá sin caer en que ese es, a lo macro, su caso. Soledad Vélez repetirá este año en el Primavera Sound, en la jornada de clausura junto a bandas como TORRES ("estuvimos hablando hace unos días, y tiene mi disco, locura total"), y todo sin cambiar de discográfica, Absolute Beginners, desde que llegó a la ciudad. "Mi caso tiene muchas tuercas", explica, "me dedico exclusivamente a la música, lo que me da disponibilidad para viajar, y el trabajo por parte de mi agencia que me consta es bueno".

SOLEDAD VÉLEZ Y EL COLOR DEL DINERO

"Es re-importante para mí contar con una agencia", recalca Vélez, que el 22 de mayo en Magazine junto a Ora Cogan. Para ella, el tejido discográfico valenciano tiene superpoderes; concretamente, los de la invisibilidad. "No es algo que haya visto de forma significativa, sería interesante que existiese ese tejido", argumenta, aunque le da una importancia relativa: "cada vez más las bandas pasan de los sellos, se autoeditan y contratan una agencia y distribuidora".

Con dos discos en el mercado, y un single todavía fresco, la joven cantante advierte "que no se le ocurra a nadie fichar con un sello que no tenga dinero para invertir y un buen planning debajo del brazo". Ahora la película es de Paul Newman: la ausencia de un tejido discográfico en Valencia importa, pero tampoco tanto. "Para poder impulsar cualquier banda necesitas dinero: dinero para editar trabajos, dinero para contratar promo, dinero con el que invertir en una banda".

RAMÍREZ: LA EXCEPCIÓN CONTRAARGUMENTAL

Para Soledad Vélez "es necesario pasar por un sello de una gran ciudad para poder crecer de verdad desde Valencia". Esto convierte el caso de Ramírez en una de esas señales de bifurcación que se debate entre el perfecto contraargumento o la excepción que confirma la regla. Él es, con calma y sin estridencias, una de las sensaciones del momento; y lo es después de haber unido su presente con el también tierno sello valenciano Demian Records, con quien ha editado su primer disco en solitario, Book Of Youth. "Me siento privilegiado de contar con un equipo de gente así, un equipo ilusionado que se desvive por sacar mi disco adelante: son como mi familia".

A pesar del aspecto que le confieren sus 24 años, Víctor Ramírez no acaba de llegar a la fiesta. Su actividad desde los 16 años y su experiencia en grupos como Oh, Libia! le confieren más autoridad de lo previsto a sus palabras. "Intentar hacer las cosas con una discográfica con mucha más experiencia fuera de Valencia supuso, para mi sorpresa, una enorme pérdida de tiempo y paciencia", explica. El cantante, que también participa en Coleccionistas, el grupo de Jorge Pérez y Remi Carreres, tiene claro que "las discográficas más grandes y veteranas solo se preocupan por que salgan las cuentas, miran los beneficios con lupa y pierden de vista con gran facilidad el factor humano".

LA ENDOGAMIA QUE EXPULSA A LOS 'JASP'

El "no creo" de Ramírez es la condensación en dos palabras del "no es algo que haya visto de forma significativa" de Soledad Vélez, por lo que la invisibilidad del tejido discográfico valenciano para sus jóvenes quizá no sea una cuestión de superpoderes. "El problema de Valencia (y de este país en general) es que todo es muy endogámico y además tampoco existe un tejido cultural muy bien hilvanado", reflexiona el cantante, que matiza que tampoco es una cuestión de penetración mediática, sino más bien de una endogamia que "hace muy difícil que grupos jóvenes desconocidos puedan abrirse un hueco".

"Tampoco andamos escasos de mediocridad y autocomplacencia, algo que no contribuye a mejorar la situación, la verdad", añade Ramírez, cuya crítica va un paso más allá. "Me da la impresión que en muchos grupos nuevos predomina la gente que se dedica a la música más bien como hobby, como un añadido a una carrera o un trabajo que no les aporta lo suficiente", cuenta el cantante, que en breve estrenará nuevo vídeo dirigido por César Sabater. "Para mí la música es otra cosa: la grabación de un disco no debería estar al alcance de todos. Así nos evitaríamos mucha mediocridad".

"Lo que tengo claro es que Valencia no es el ombligo del mundo y hay que moverse para darse a conocer", explica Ramírez, y sus palabras se traducen al inglés de forma instantánea: Ghost Transmission y Our Next Movement. Los primeros, de Xàtiva, se dieron a conocer en el concurso de bandas emergentes de Converse en 2013, el Make Noise, y ahora forman ahora parte del catálogo del sello barcelonés El Genio Equivocado; los segundos, de Valencia, ficharon por otra discográfica de la ciudad condal, Aloud Music, después de conocer a su director en el ArcTanGent británico. Ambas bandas calcan su respuesta sobre la existencia de una red discográfica que dé espacio a las formaciones más jóvenes: "si la hay, la desconocemos por completo".

GHOST TRANSMISSION Y ONM: YO A BARCELONA, Y TÚ... TAMBIÉN

"Indudablemente tiene más repercusión cualquier bolo en Madrid o Barcelona que cuatro en Valencia", apuntan desde Ghost Transmission, que acaban de editar Apparitions, su primer disco con El Genio Equivocado: "los grupos aquí nos vemos obligados a movernos muchísimo para que se nos preste atención a nivel nacional". Peor es el síntoma que describen Our Next Movement, una de las bandas más prometedoras del panorama nacional en cuanto a rock instrumental: "la verdad es que no nos llegamos a plantear siquiera rastrear algún posible sello en Valencia, quizás porque no esperábamos encontrar ninguno acorde a nuestra propuesta musical".  

La imposibilidad de desarrollarse localmente frustra las opciones, o las acelera, depende. "Nosotros teníamos la mirada puesta en Aloud Music desde el principio, nos encantaban sus grupos y admirábamos su filosofía y forma de hacer las cosas", cuentan desde Our Next Movement, que confiesan algo fundamental: "siempre pensamos que sería un objetivo a largo plazo, nunca hubiésemos imaginado haber llegado a cumplir ese sueño con tan sólo 22 años". Y así se plantaron en 2014, con su sello soñado y un EP, Polyhedral Trails.

DIFÍCIL SALIDA PARA LAS JÓVENES PROMESAS

Lo decía Kurt Cobain, el deber de la juventud es retar a la corrupción, y quizá por eso Valencia se cubra las espaldas sin querer. "No pensamos que haya una escena como tal, existen muchos grupos, pero no hay un circuito de salas que faciliten la música en directo", dicen en Ghost Transmission, que se acuerdan de más grupos jóvenes que sobreviven a pesar de todo como Gatomidi, Siberian Wolves, Antiguo Régimen, Perro Grande o Mañana Tampoco.

No hay muchas más salidas si eres joven y tienes un grupo en Valencia. La tecnología ayuda, pero tampoco es la panacea: "juega un papel importantísimo en la difusión de la música, pero al mismo tiempo hay tanta oferta que puedes perderte entre tanto grupo". Y los concursos tienen sus dilemas morales, como apuntan en Our Next Movement, que llegaron, vieron y vencieron. Y ya. "Nos hemos presentado únicamente a uno y por suerte lo ganamos, pero nos sirvió para darnos cuenta de que el sistema más habitual de selección no es para nada sano y mucho menos infalible. No creemos que nos presentemos a ninguno más con estas características". Difícil salida para los JASP.