MADRID (EP). La vaginitis es una inflamación de la mucosa vaginal y a veces de la piel vulvar y que puede ser secundaria a otras infecciones. La causa más frecuente es la infecciosa por candidiasis pero también pueden ocasionarla bacterias o protozoos como la tricomonas. Es muy frecuente en ginecología, dando lugar al 20% de las consultas.
LA VAGINITIS ES MÁS COMÚN ENTRE LOS 20 Y 44 AÑOS
Según explica la doctora Pilar Lafuente, ginecóloga del Hospital Universitario La Paz de la Comunidad de Madrid, la vaginitis es más común en mujeres en etapa fértil, entre los 20 y los 44 años, y el embarazo es una etapa en la que por la caída de la inmunidad existe más probabilidades de sufrirla.
Pero también están predispuestas a padecerla las personas inmunodeprimidas, con enfermedades del sistema inmune como el VIH o diabéticas, en las que es más común la vaginitis candidiásica.
VAGINITIS ATRÓFICA
Las mujeres postmenopáusicas pueden padecer un tipo de vaginitis denominada atrófica y derivada de la delgadez de la piel de la vagina por la disminución de los estrógenos y los cambios en el flujo que favorecen las infecciones.
Existen distintos grados de vaginitis, la mayoría son casos leves y en raras ocasiones revisten gravedad, sólo en personas inmunodeprimidas o con una diabetes muy mal controlada la infección local de la vagina se puede diseminar.
Produce malestar que se agrava sobre todo en el caso de existir recurrencia, muy común en el caso de la infección por cándidas. Los síntomas más frecuentes son el picor en la zona vulvovaginal y síntomas urinarios como tener que ir mucho al baño, aumento del flujo que puede ser maloliente y dolor en las relaciones. Es común que estas vulvovaginitis se desencadenen cuando va a bajar la regla ya que se produce un descenso de las defensas.
LA CÁNDIDA, EL PRINCIPAL ENEMIGO
Los factores que predisponen a la vaginitis son padecer diabetes, realizar una ingesta elevada de hidratos de carbono, tener una excesiva higiene íntima debido a que cambia el pH vaginal y cualquier enfermedad que pueda afectar al equilibrio del ecosistema vaginal.
La recurrencia se produce en la mayoría de los casos por no cumplir bien el tratamiento, la existencia de un germen resistente al tratamiento o no recibir un buen diagnóstico. En las diabéticas un mal control y niveles elevados de glucosa elevan el crecimiento de las cándidas.
La toma de antibióticos también se asocia con la vulvovaginitis por cándidas, por lo que si se sigue un régimen con estos fármacos y se presenta cualquier síntoma, es necesario recibir tratamiento.
Si se produce repetición por cándidas hay que eliminar hidratos de carbono y azúcares refinados de la dieta ya que aumentan la glucosa en el cuerpo. Se considera recurrencia a 4 episodios al año demostrados por cultivo.
"Por ello, se debe pedir exudado para saber qué especie es y qué germen porque la historia clínica que refiere la paciente en una entrevista puede ser subjetiva", señala la doctora Lafuente.
Aunque no se trata de una infección severa sí disminuye la calidad de vida ya que ocasiona mucho picor y desazón. La doctora tranquiliza a las mujeres que la padecen de forma repetida ya que este hecho no aumenta el riesgo de otras patologías ni degenera en ningún proceso maligno.
VAGINITIS POSTMENOPÁUSICA
Este tipo de afección que puede presentarse en algunas mujeres tras la menopausia se debe a la disminución de la función ovárica y el nivel de estrógenos circulantes en sangre. "Esto tiene una repercusión en una subida de los niveles de colesterol y en la pérdida de elasticidad de las arterias, la piel y en consecuencia de la piel de la vagina, que también pierde su elasticidad y los gérmenes que la defienden", explica Lafuente.
El tratamiento se realiza con el empleo de lubricantes e hidratantes vaginales o también con estrógenos vaginales en pastillas, geles o el nuevo anillo vaginal. Los síntomas son similares a la vaginitis infecciosa pues son picor, irritabilidad genital, dolor en las relaciones y más flujo vaginal. También se puede ocasionar sangrado, aunque muy pequeño.
PRECAUCIONES PARA EVITAR LA VAGINITIS
La doctora Lafuente señala a Infosalus las medidas preventivas más útiles para evitar la incidencia de la vaginitis:
1. Antes y después de las relaciones sexuales se recomienda orinar.
2. En caso de múltiples parejas se recomienda el uso de preservativo.
3. Evitar la ropa ajustada.
4. Emplear prendas de algodón.
5. Utilizar un gel íntimo vaginal con un pH ácido como el del área genital.
6. Comer sano: no sobrepasar hidratos de carbono, sobre todo los refinados, y bollería industrial.
7. Controlar las enfermedades que se padecen.
En el caso de hongos como las cándidas los fármacos son antifúngicos de uso tópico con cremas y óvulos vaginales u orales. Si la vaginitis es de repetición suele realizarse un tratamiento continuado durante seis meses. La vaginitis bacteriana se trata sólo si hay síntomas. En el caso de las vaginitis por tricomonas, siempre requieren tratamiento.
El problema está en que la especie de cándida implicada es clave para la terapia pues la cándida glabrata es resistente a los fármacos como clotrimazol o el fluconazol, los antifúngicos habituales y es difícil de erradicar. "No se debe utilizar lo restos de otros tratamientos en vez de ello hay que buscar un buen diagnóstico y siempre hacer un cultivo ya que antes de los resultados del exudado no se deberían de proporcionar fármacos", concluye.
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