MADRID (EP) El cineasta Thomas Lilti comparte su tiempo entre sus dos grandes pasiones: la medicina, profesión a la que ha dedicado gran parte de su vida, y el cine, campo en el que ha estrenado dos películas con las que ha conseguido convencer al público y la crítica. La última de ellas, Hipócrates, se estrena este viernes en los cines de España.
Según ha explicado después de rodar su primer largometraje, Les Yeux bandés (2007), le entraron ganas de relatar lo que había "vivido y filmado" con sus "ojos" en sus años de aprendizaje y, de esa forma, abordar una cuestión universal: "La pérdida de la ilusión".
Esta película se estrena en España después de haberse convertido en uno de los éxitos más importantes en Francia, donde fue nominada a siete premios César. De ellos, consiguió el premio al mejor actor secundario, y tras haber participado en la Sección Oficial del Festival de Cannes
La cinta, protagonizada por Vincent Lacoste, Reda Kateb y Félix Moati, se centra en la vida de Benjamin, un joven residente destinado a ser un gran doctor. Sin embargo, su primera experiencia en el hospital donde trabaja su padre no sale como él esperaba y se topa con la complejidad de la práctica y con la responsabilidad que todo conlleva.
Además, su compañero de trabajo, un médico extranjero, tiene mucha más experiencia que él, por lo que Benjamin tendrá que enfrentarse cara a cara con sus límites y sus miedos, así como los de sus pacientes y sus familiares, los médicos y sus compañeros residentes.
Lilti ha destacado que Lacoste, actor protagonista, era la persona adecuada para este papel puesto que "tiene una dimensión cómica", algo importante para poder hacer sonreír. También debía parecer "muy joven", con el objetivo de "acentuar ese sentimiento de ese joven residente desprovisto de todo" y que tiene que "hacer frente a muchas dificultades", algo que se simbolizada con "una bata enorme".
Tal y como ha confesado el realizador, lo más complicado de este proyecto fue conseguir convencer a los productores, a quienes una película sobre un hospital les llevaba a pensar o bien "en series", o "algo cutre" que no pensaban que fuera a atraer al público a las salas de cine.
Sin embargo, lejos del "suspense policíaco" de House o de la historia de amor de Anatomía de Grey, Lilti ha querido trazar una "comedia humana" con grandes dosis de "realismo", "luchas de poder" y problemas reales de los hospitales públicos como los recortes.
En su opinión, las políticas que se han puesto en marcha plantean problemas enormes, algunos de los cuales aparecen en esta película: la soledad de los médicos residentes; la actividad de los médicos extranjeros, necesaria para que funcione el hospital; la falta de medios; o el problema de los enfermos terminales.
No obstante, el cineasta y médico ha precisado que siente un "afecto enorme" por la gente que trabaja en el hospital y ha recalcado que le gustan los hospitales públicos, que considera una "herramienta increíble" que cree que debería funcionar "mejor".
En cuanto a los enfermos terminales, ha señalado que es un tema del que nadie habla y si se hace es motivo de casos mediáticos. Sin embargo, señala que en esta cinta él hace referencia a los "cientos de miles de enfermos que son muy mayores, están muy enfermos y no se sabe qué hacer con ellos porque ya no pueden ser curados, pero nadie tiene derecho a acelerar el proceso que lleva a la muerte".
"Hay pocos lugares para ellos y por tanto estamos desprovistos de todo, los médicos y auxiliares se enfrentan a esta montaña que no podemos subir", ha añadido el director francés.
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