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VALENCIA. La Comisión Europea dio a conocer este miércoles su plan para crear un mercado único digital para las empresas online con el objetivo de mejorar el acceso a los bienes y servicios digitales dentro del entorno europeo, crear las condiciones adecuadas y la igualdad de condiciones, y maximizar el potencial de crecimiento de la economía digital en Europa. Una propuesta tan ambiciosa como insuficiente ante una revolución digital en la que Europa se está quedando atrás debido a un mercado profundamente fragmentado y unas negociaciones estancadas desde hace tiempo.

Según las estadísticas ofrecidas por Bruselas 315 millones de europeos utilizan internet cada día, con un mercado potencial que podría alcanzar los 500 millones si la implantación fuera total. Sin embargo solo el 15% de los ciudadanos de la Unión Europea compran en línea en otro país; únicamente el 7% de las empresas europeas venden bienes y servicios fuera de sus fronteras; y un 54% de los europeos utiliza servicios online que provienen de los Estados Unidos. Unas cifras que evidencian que lejos de un mercado común el entorno digital europeo adolece de problemas competitivos frente a los todopoderosos líderes mundiales.

El plan, que según el Vicepresidente de la Comisión Europea Andrus Ansip es "un punto de partida, y no nuestra meta", incluye 16 iniciativas en temas como derechos de autor, comercio electrónico, telecomunicaciones, o libre flujo de datos, e insta al Consejo Europeo a realizar acciones inmediatas. Si no "Europa se queda atrás" afirmaba su Vicepresidente. Se estima sin embargo que los avances podrían tardar hasta tres años en vista de la enorme dificultad de poner de acuerdo a sus 28 países miembros.

Son muchos los temas sobre la mesa con un impacto directo en sectores estratégicos como los medios de comunicación, el cine, la televisión, la telefonía móvil, los proveedores de banda ancha o los de bienes y servicios online. Y ahora la Comisión Europea, tras este plan inicial, debe convertirlas en propuestas legislativas concretas.

La Unión Europea ha aumentado en estos últimos tiempos la supervisión hacia las compañías digitales no europeas que dominan el mercado online, demostrando que hay intenciones claras de abordar los conflictos de la red. La acusación por parte de la UE a "la bestia" Google de sesgar los resultados de búsqueda para favorecer su propio servicio de compra online y por tanto incumplir las normas de competencia estalló el pasado mes de abril y podría costarle a Google hasta un 10% de su facturación anual.

Asimismo ha iniciado una investigación sobre su sistema operativo Android y el Tribunal Europeo falló el año pasado a favor del "Derecho al olvido", obligando a Google a borrar los resultados de búsqueda en caso de que un ciudadano europeo lo solicite.

UNO DE CADA TRES, ABIERTOS A CONTENIDOS EXTRANJEROS

En cuanto a los servicios de comunicación audiovisual online, según las estadísticas ofrecidas por la Comisión Europea uno de cada tres europeos está interesado en ver o escuchar en su hogar contenido de un país extranjero. Uno de cada cinco tiene interés en ver contenido europeo. La implantación de un mercado único digital podría significar que Netflix, BBC iPlayer y Sky Go estuvieran disponibles en toda Europa, una fotografía francamente atractiva pero en realidad difícil de ver a corto plazo, pese al optimismo mostrado en el documento entregado por la Comisión. 

Estos servicios en la actualidad están geobloqueados y la compra de derechos de emisión online de cada serie o película se realiza de forma fragmentada en cada país, siendo un negocio muy lucrativo para el vendedor de la obra audiovisual pero una pesadilla para el consumidor, que difícilmente puede acceder a todo el catálogo seriéfilo y cinéfilo de forma legal. 

La estrategia de Netflix para un futuro a corto plazo, según ha confirmado su CEO, es la de comprar las obras audiovisuales por paquetes con límite territorial paneuropeo, es decir, comprando los derechos de emisión online para todos los países europeos donde está implantado el servicio. Su intención es no esperar a la resolución de la Comisión Europea, seguramente más lenta que sus ejecutivos en Europa.

Diversas disyuntivas  de enorme importancia para reafirmar el mercado digital en Europa, proteger al consumidor y a las empresas digitales europeas. Y una oportunidad de avanzar en cuanto a medidas reguladores y de protección. Tal vez algún día lleguemos al siguiente paso: el del fomento de la innovación, que por alguna razón el documento lo olvida.