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VALENCIA. ¿Qué entendemos o definimos como danza? ¿Qué limites le ponemos? ¿Qué cuerpos tienen derecho a formar parte de su historia? Son tres interrogantes con los que la compañía valenciana losquequedan conmina a la reflexión, pero sobre todo al baile, a través de talleres de danza comunitaria.

Este viernes, 8 de mayo, LN3 de Las Naves acoge el resultado de una de sus convocatorias, Tentativa & guests, realizada con estudiantes de secundaria del IES Isabel de Villena.

La danza comunitaria amalgama en coreografías conjuntas a profesionales y amateurs. No hay límites de edad, de formación artística ni de características físicas. Persigue objetivos artísticos, terapéuticos o, como en el caso del taller dirigido por Sandra Gómez, pedagógicos. Es una llamada, en definitiva, a bailar todos juntos.

DESNUDO, EN CASA, FELIZ

Tentativa & guests surge a partir de un solo estrenado en febrero de 2012 donde losquequedan indagaban en la historia de la danza a partir de vivencias personales. Desde entonces, la compañía ha realizado tres talleres, dos con adultos y el actual, con adolescentes de entre 14 y 16 años. "Partimos de un concepto de danza no profesional, que engloba todos estos momentos de la vida cotidiana en que bailamos, ya sea nuestro paso por una discoteca o cuando te pones una canción en casa", resume la coreógrafa.

Los alumnos han de rellenar un cuestionario en el que se les plantean preguntas como la gente con la que han bailado, los espacios donde lo han hecho y al ritmo de qué temas musicales. Los resultados conforman un gráfico de porcentajes e inventarios que reflejan aspectos autobiográficos. Los datos recogidos se proyectan durante la práctica e informan sobre, por ejemplo, las horas bailadas vestidos o desnudos, si el ánimo era alegre, triste o melancólico, o cuándo se ha hecho en espacios de gestión pública y cuándo en lugares privados... 

EL CASO IDÍLICO DEL MERCAT DE LES FLORS

El Mercat de les Flors de Barcelona es el teatro público español donde más horas se dedican en España a la danza en común. Su crisol de iniciativas ayuda a vertebrar la sociedad a partir de la participación de vecinos que comparten creaciones colectivas.

"La ventaja de tener un centro dedicado a la danza es que puedes organizar actividades durante todo el año, no estás limitado a una fecha del calendario o a un festival, y al disponer de un espacio de residencia se nos permite hacer muchos trabajos en muchas direcciones", subraya su impulsor y director, Cesc Casadesús.

El centro de las artes de movimiento tiene un proyecto de danza social llamado Barris en dansa, que culmina con un espectáculo interpretado por vecinos procedentes de Les Corts, La Sagrera y Besòs/La Mina. A lo largo del año, el equipo de cada barrio construye una parte de lo que será la coreografía final.

Para hacerlo posible se estrechan lazos con centros cívicos, entidades y asociaciones.

El coreógrafo Álvaro de la Peña lidera este trabajo coreográfico profesional, pedagógico y social que fue merecedor del Premi Ciutat de Barcelona 2012 en la categoría de danza. Narinant ha sido su última entrega. 

MI TEATRO, NUESTRO TEATRO

Como explica Casadesús, la danza comunitaria permite a los vecinos pisar el escenario, lo que se traduce en una vinculación emocional con el teatro. Ya sean bailes fin de curso, donde el nivel de compromiso de las instituciones es muy ligero, o producciones de espectáculos. En el segundo caso, los participantes bailan bajo las instrucciones de un coreógrafo profesional. "El contacto entre los profesionales y el amateur da lugar a experiencias que van más allá del entretenimiento, y se convierten en vivencias de construcción colectiva", detalla el director.

El consorcio del Mercat de les Flors también gestiona un centro de creación llamado El Graner, donde se apuesta por la formación, la práctica y la reflexión del movimiento en las guarderías. La iniciativa lleva por título Cos i moviment y está destinada a educadores, familiares y bebés de hasta tres años.

Una vez al mes El Graner también acoge talleres intergeneracionales. En enero de 2015 les tocó el turno a los valencianos La Coja Dansa, que en sus clases trabajaron la coordinación, el equilibrio y la imaginación. "Este taller intentaba buscar aquel movimiento que es libre, espontáneo, no premeditado, informal, impulsivo, no planeado, no pensado", explican desde la compañía.

El proyecto educativo más reciente del Mercat ha sido sumarse al proyecto experimental Escoles Tàndem, que se basa en la especialización curricular de centros educativos en una materia singular. Durante tres años trabajarán con la Escola Bàrkeno del barrio de La Marina. La danza se integra en la formación infantil y primaria como un eje transversal y sirve como vehículo de aprendizaje en las diferentes materias que se imparten en el centro.

THE SHOW MUST GO ON 

"Más que espacios, hace falta sensibilidad. En el estado español todavía hay gente que considera la danza colectiva como un apartado secundario o accesorio, y en mi opinión o se equivocan o es que no han visto lo bastante", considera Casadesús.

Es tal su convicción, que en 2011 abrían temporada con un montaje para el que hubo que coordinar a cerca de 400 interesados. El resultado fue Cruilles, una producción única que se le encargó al coreógrafo italiano Luca Silvestrini.

"Padres y madres con bebés, aficionados al country, jóvenes fascinados por el hip-hop y las tendencias urbanas y niños trazan un particular mapa donde se investiga sobre el significado de la migración, las barreras culturales, la identidad y la integración en la ciudad", sintetizaban en el sumario del montaje.

Esta temporada se ha programado Onde o horizonte se move, del artista brasileño Gustavo Ciríaco, un proyecto site-specific para el que se contó con voluntarios del barrio de Poble Sec, y del 8 al 10 de mayo se sube a escena una versión con reparto local de The Show Must Go On, una de las piezas más emblemáticas de Jérôme Bel.

En octubre del año pasado hicieron otro tanto en el festival valenciano 10 Sentidos. La organización convocó un casting para la rupturista obra de no danza de Bel al que se presentaron bailarines profesionales y aficionados al baile. Su conexión sobre el escenario ofrecía un resultado hilarante y conmovedor a partes iguales.

No era la primera vez que las directoras del certamen, Meritxell Barberá e Inma García, a la sazón coreógrafas y bailarinas, incursionaban en la danza de factura colectiva.

BAILES DE EFEMÉRIDE

Entre 2007 y 2011, las directoras de Taiat Dansa impartieron cada 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, un taller de danza en Quart de Poblet destinado a víctimas de maltrato de género con fines terapéuticos.

En 2008 se hacían cargo de un workshop en el museo de arte contemporáneo de Vitoria Artium con bailarines y profesionales de otras artes.

En todas sus propuestas de danza colectiva, Taiat Dansa recoreografía a partir de las aportaciones de los participantes, pero siempre llevan pasos cerrados "para garantizar un mínimo de unísonos y plantear al grupo el reto de aprender secuencias de baile".

De 2011 a 2014, Barberá y García montaron en el IVAM una serie de espectáculos a partir del trabajo con grupos de 20 féminas de entre 18 y 65 años con motivo del Día de la mujer.

"Cuando la cultura tiene esa accesibilidad, el público conoce como es lo escénico desde dentro y empieza a valorar mas el teatro, con lo cual se fomenta la creación de nuevas audiencias -destaca Meritxell Barberá-. Por otro lado, como los amateurs tienen menos prejuicios, surgen cosas muy honestas. Son procesos muy enriquecedores. A diferencia de los profesionales, no vienen condicionados por la necesidad de poner la técnica al servicio del trabajo".

Para esta próxima temporada, el museo valenciano de arte contemporáneo vuelve a contar con su trabajo de investigación del movimiento, pero esta vez para un taller intergeneracional al que han llamado Dance Generation. La convocatoria estará abierta a personas de entre 10 y 100 años, de procedencias, género y profesiones diversas. El baile es cosa de todos.