MADRID (EP). Más del 60% de los niños desarrolló sonambulismo cuando ambos padres fueron sonámbulos en un estudio entre menores nacidos en la provincia canadiense de Quebec, según un artículo sobre los resultados que se publica en la edición digital de 'JAMA Pediatrics'. Los resultados de esta investigación apuntan a una fuerte influencia genética en el sonambulismo y algo menos en los terrores nocturnos.
El sonambulismo es un trastorno del sueño infantil común que suele desaparecer en la adolescencia, aunque puede persistir o aparecer en la edad adulta, mientras los terrores nocturnos son otro trastorno del sueño de la niñez temprana que se caracteriza por gritos, miedo intenso y un periodo prolongado de desconsuelo. Ambos, también conocidos como parasomnias, comparten muchas de las mismas características y surgen principalmente durante el sueño de ondas lentas, según la información de respaldo del estudio.
El autor principal del estudio, Jacques Montplaisir, del Hopital del Sagrado Corazón de Montreal, analizó la prevalencia del sonambulismo y los terrores del sueño durante la infancia; cualquier vínculo entre ambos en la niñez; y el grado de asociación entre la historia familiar de sonambulismo y la presencia de sonambulismo y terrores del sueño en los niños.
ESTUDIO SOBRE CASI 2.000 NIÑOS
Los autores analizaron los datos del sueño de un grupo de 1.940 niños nacidos en la provincia en 1997 y 1998 y estudiados entre 1999 y 2011 y evaluaron los terrores nocturnos y el sonambulismo mediante cuestionarios, en los que se preguntó sobre el sonambulismo de los padres.
Los expertos encontraron una prevalencia global de la infancia de los terrores nocturnos (edades de entre un año y medio a 13 años) del 56,2%, con una alta prevalencia de los terrores del sueño (34,4%) al año y medio de edad, pero ésta se redujo hasta el 5,3% a los 13 años.
La prevalencia global de sonambulismo en la infancia (entre los dos años y medio a los 13 años) fue del 29,1%. El sonambulismo es relativamente poco frecuente durante los años preescolares, pero la prevalencia aumentó de manera constante al 13,4% a la edad de 10 años.
Los resultados del estudio muestran que los niños que tenían terrores del sueño durante la primera infancia (entre el año y medio y los tres años y medio) eran más propensos a desarrollar sonambulismo durante la infancia a la edad de 5 años o mayores que los que no experimentan terrores del sueño en la primera infancia (34,4 frente a 21,7%).
Las probabilidades de los niños de sonambulismo aumentaron según la historia de sonambulismo de sus padres. Los niños con un padre que era un sonámbulo tenían tres veces más probabilidades de convertirse en un sonámbulo en comparación con los niños cuyos padres no eran sonámbulos; y aquellos con ambos padres con antecedentes de sonambulismo tenían siete veces más de probabilidades de convertirse en sonámbulos.
PADRES SONÁMBULOS, MAYOR PREVALENCIA
La investigación encontró que la prevalencia de sonambulismo fue: 22,5% de los niños sin una historia familiar de sonambulismo desarrollaron sonambulismo; 47,4% de los niños con un padre que era un sonámbulo fue sonámbulo; y el 61,5% de los niños desarrolló sonambulismo cuando ambos padres eran sonámbulos.
"Estos resultados apuntan a una fuerte influencia genética en el sonambulismo y, en menor grado, los terrores nocturnos. Este efecto puede ocurrir a través de polimorfismos en los genes implicados en la generación de sueño de ondas lentas o la profundidad del sueño. Los padres que han sido sonámbulos en el pasado, sobre todo en los casos en que ambos padres han sido sonámbulos, puede esperar que sus hijos sonámbulos y por lo tanto debe prepararse adecuadamente ", concluye el estudio.
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