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VALENCIA (CP/EFE). El cómic Astérix y la residencia de los dioses llegó a España en 1971. Fue el tomo 17 de las aventuras creadas por René Goscinny y Albert Uderzo y su primera tirada superó el millón de ejemplares. Ahora, 44 años después llega la adaptación cinematográfica que han realizado Louis Clichy y Alexander Astier.

La película, que se estrena comercialmente este jueves, narra la lucha de la popular pareja de personajes galos Arteix y Obelix contra una invasión turística de romanos, planeada por Julio Cesar para romper la resistencia de los galos a incorporarse al Imperio Romano. En esta ocasión los héroes galos no viajan a ningún lado, pero se topan con gente de todo el mundo conocido: godos, lusitanos, iberos, númidas, etcétera. Además, las reivindicaciones laborales de los esclavos y las negociaciones que inician con los romanos ponen la nota contemporánea, haciendo referencia a las luchas sindicales.

Astérix. La residencia de los dioses es el decimotercer filme del guerrero galo y su inseparable Obélix, el noveno de dibujos animados de un personaje que se ha revelado tan popular como rentable para sus creadores. Tras cuatro filmes en los que Astérix y Obélix llegaron a la gran pantalla con personajes de carne y hueso, vuelve a sus orígenes, el cómic, aunque ahora con una animación más moderna y, sobre todo, en tres dimensiones.

La pócima mágica la encontró Clichy, un profesional francés de la animación formado en los estudios estadounidenses Pixar, y que trabajó en películas como Ratatouille o Wall-E. Para llevar el álbum de 1971 a la animación se asoció con el cineasta y humorista francés Alexandre Astier, confeso fan de las andanzas de los héroes galos. Ambos hicieron una adaptación bastante fiel de esta aventura, en la que se pueden ver alusiones a la deforestación del entorno, a la que se opondrán los galos, un guiño ecologista que se adapta muy bien a los tiempos actuales.

La obra respeta el humor fino del cómic original, pero el dibujo animado cobra un cariz más moderno, cercano al videojuego, a lo que se añade la tercera dimensión. "Hemos dado un paso más", afirmó orgulloso Uderzo, a la salida de una de las proyecciones previas de la película, que fue una de las sensaciones navideñas en Francia.