A cuatro días de que comiencen las reuniones de los líderes de los principales países industrializados y emergentes, Seúl se ha poblado ya de grandes carteles y pantallas que anuncian la cercanía de la cumbre y piden a los surcoreanos unidad para que el evento sea un éxito
-Las disputas sobre divisas protagonizarán los primeros debates
SEUL (EFECOM). La ciudad de Seúl ha comenzado la cuenta atrás para la celebración los días 11 y 12 de la cumbre del G20, que paralizará el sur de una capital con la presencia de 50.000 policías en alerta máxima ante el inicio de las primeras protestas.
El despliegue publicitario se complementa con espectáculos de luces y sonido en el centro de la ciudad y grandes carteles con la imagen de populares artistas y deportistas, como el futbolista del Manchester United Park Ji-sung o la campeona mundial de patinaje artístico Kim Yu-na, nombrados embajadores del encuentro.
Grupos de música pop, miembros de la comunidad extranjera residente y las grandes empresas surcoreanas, como Samsung o Hyundai, se han volcado en promocionar y apoyar una cumbre que para el presidente surcoreano, Lee Myung-bak, demuestra "la elevación del país al liderazgo dentro del nuevo orden internacional".
El ayuntamiento ha realizado una campaña para pedir a los ciudadanos que cuiden sus formas y cooperen ante la llegada de los 10.000 participantes extranjeros y 32 líderes y jefes de instituciones internacionales que comenzarán a llegar en los próximos días.
Incluso el alcalde de Seúl, Oh Se-hoon, tomó esta semana la escoba junto con otros funcionarios del consistorio para barrer las aceras del complejo de centro de congresos y rascacielos del COEX, al sur de la ciudad, donde se celebrarán las reuniones de la cumbre.
No obstante, los surcoreanos ya han sido avisados de los contratiempos que puede ocasionar la organización de la cumbre del G20 en el día a día de la ciudad, ya que servicios como la recogida de basuras o el transporte público se verán afectados.
En los alrededores del COEX se cortarán varias avenidas próximas y las fechas de la cumbre se han declarado "días sin coche", ante el temor de grandes atascos que dificulten el paso de las delegaciones.
Además, el COEX se convertirá en una isla de máxima seguridad a partir de mañana, cuando se haga efectiva una ley especial que prohíbe las protestas y concentraciones en un radio de 2 kilómetros alrededor del complejo hasta el día 13.
Por el momento, la protestas han sido autorizadas y no han reunido más que a unos pocos centenares de manifestantes sin que se hayan registrado altercados.
Organizaciones surcoreanas la prohibición de las protestas en los alrededores del COEX por violar el derecho de asamblea y favorecer detenciones arbitrarias durante posibles movilizaciones de grupos locales o internacionales.
La zona del COEX contará con un muro de 2,2 metros de altura que rodeará el edificio principal de las reuniones, al que se sumará otro vallado que sellará toda la manzana del complejo en el barrio de Samseong-dong.
Para completar el despliegue, desde este fin de semana la Policía surcoreana se encuentra en máxima alerta, entre ellos 30.000 agentes y 20.000 antidisturbios que intentarán prevenir un posible ataque terrorista o manifestaciones violentas durante la cumbre.
Corea del Sur quiere evitar protestas como las de la cumbre del G20 de Toronto (Canadá) de junio, que se saldaron con más de 850 detenidos y coches calcinados, además de suponer un desembolso público de más de mil millones de dólares.
Las autoridades surcoreanas han asegurado que el coste de la seguridad y la organización estarán muy por debajo de la cantidad utilizada en Canadá.
En gran parte, este ahorro vendrá de unas Fuerzas de Seguridad del Estado y del Ejército que se nutren de los jóvenes llamados a servir al país durante dos años, con lo que Corea del Sur cuenta con un ingente número de cadetes durante 24 horas que en algunos casos no cobran más de 300.000 wones al mes (192 euros).
Desde este sábado unos 80 grupos locales surcoreanos han declarado una semana de protesta contra el G20 y eventos informativos para demandar un modelo económico que piense más en los trabajadores y acabe con la especulación.
Organizaciones como Amnistía Internacional (AI) o Intermon Oxfam también realizarán actividades en Seúl para pedir que su voz se tenga en cuenta en futuros debates del G20.
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