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VALENCIA. Empresario desde los 20 años, hace tan solo unos meses nos adentrábamos en la vida de Javier Botella al ritmo del swing. Sin abandonar la formación como cantante a lo largo de su vida, su experiencia profesional se ha extendido durante casi dos décadas por empresas de catering, joyerías y demás proyectos, hasta el crooner que, seguramente, completa la mayor agenda de conciertos de España decidiera ‘invertir' toda su experiencia empresarial en la formación de una Big band.

En poco más de año y medio este valenciano ha superado los 300 conciertos con un proyecto cargado de ilusión, inversión y ambición casi a partes iguales. "Al principio busqué una formación de cuarteto. No solo para soportar los costes, que también, sino también escalar la empresa y ser ágiles a la hora de tocar en cualquier sitio. Enseguida llegó la sección de vientos completa con trompeta, trombón y saxo y ya éramos un sexteto. Ahora, apenas un año y pico después he conseguido el sueño de tener una Big Band de 15 músicos titulares y sus sustitutos".

Botella atiende a ValenciaPlaza.com desde Madrid, ciudad a la que ha acabado por mudarse y en la que tiene una actividad diaria de tres conciertos semanales. Es la banda de cabecera de la embajada británica en la capital, mantiene también una ‘residencia' artística en Valencia y ahora llega al Teatro Olympia (próximo 6 de mayo) para cumplir un sueño: "pode actuar con mi Big Band en el Olympia no es cualquier cosa para mí, pero es el escalón al que hemos subido en este momento".

El sonido de la Big Band que ha ido conformando en Madrid, a partir de músicos profesionales captados entre los mejores locales de la ciudad (Clamores, Café Central, Bogui...) ha profundizado en el sonido Village Vanguard neoyorkino al que Botella se adscribe. Cinco saxos, tres trompetas, dos trombones, sección rítmica de batería completa, piano, guitarra y contrabajo arropan desde hace meses al crooner valenciano que mantiene a los músicos de su sexteto inicial como suplentes y activos según la propuesta para la que se reclama a Copa Ilustrada.

Botella cita a Aarón Pozón como persona clave en la capital para el casting, aunque destaca la calidad de los músicos valencianos y defiende que la mayor actividad en la capital le permite tener la citada formación. Pero Copa Ilustrada como generador de empleo va más allá: comunicación, producción, chóferes y montadores de todo el instrumentaje, técnicos de sonido, departamento comercial... la estructura empresarial se desparrama sobre el proyecto y así llegan este año un número de fechas considerables por circuitos teatrales y festivales de muy distinta índole.

"Todos los músicos son autónomos, porque por suerte a muchos de ellos les aparecen constantemente proyectos compatibles, por lo que a lo mejor giran para una serie de conciertos con Café Quijano", añade Botella. Aunque no lo destaca, sabe que es difícil encontrar una Big Band con tanta actividad en España, algo que ha hecho que en Madrid fuera algo más sencillo que se acercaran músicos profesionales en busca de "una estabilidad, porque todos los meses hay un número considerable de fechas a remunerar2.

Aun así, Botella se muestra flexible a que sus trabjadores cobren nada más terminar el concierto. En total, entre todos los departamentos, "actualmente hay activas entre 35 y 40 personas con Copa Ilustrada". Ninguno de ellos pasa más de unos cuantos días sin actividad de la banda , aunque el crooner valenciano humaniza el proyecto y asegura: "tengo una relación directa con cada uno de ellos, porque sobre el escenario es muy importante conocerte y mirarte a la cara".

UNA INVERSIÓN DE FUTURO

Las giras no dejan de ser un proceso de inversión notable por parte de Botella, ya que los meses de bonanzas a partir de la primavera son los que justifican un invierno de ensayos y una actividad menos abultada. "No me imagino este proyecto sin dejar de invertir, pero lo hago como lo he hecho con otras empresas, cautela y los pies en la tierra. Por ejemplo, hay ofertas desde hace tiempo para que vayamos a actuar fuera de España, pero esa inversión todavía está lejos".

Botella acepta la movilidad de sus trabajadores y ejerce de hombre orquesta -también- sobre los departamentos. La inversión, a su vez, no solo está en las cuestiones técnicas, sino en la compra de partituras para un repertorio que ha ido creciendo y creciendo, en el que hay referentes transversales de público como Dean Martin, Nat King Cole o Sinatra, pero también standards de swing jazz algo más personales.

"He crecido como cantante, porque es difícil obtener la experiencia más allá de la formación que tener tres conciertos como mínimo a la semana. Pero también a partir de las experiencias, disfrutando al comprobar que la primera pareja que casi me vio en Valencia y me dijo que iba a seguir mi trayectoria estará el próximo día 6 en el Olympia", añade Botella. Reconoce tener un feedback constante con sus seguidores "que van con gente que ve a Copa Ilustrada por primera vez y así se suman al proyecto".

El proyecto, que apenas supera el año y medio de edad, sostiene a varias familias como principal ingreso en un contexto, el de las industrias culturales, totalmente contrario a la creación de empleo. "Hay que tener en cuenta que es un concepto muy concreto de concierto, de un estilo delimitado y con una apuesta fuerte por una big band de grandes músicos". A ellos se refiere a menudo con otra experiencia que no adquirió en su largo bagaje profesional, sino como miembro de una familia "numerosísima".

Pero los objetivos no cesan y, pese a que el verano será frenético de conciertos y actividad -y tras este, la grabación del disco con la big band al completo- Botella ya piensa en su próximo objetivo a corto plazo: "me gustaría incorporar una sección de cuerdas a la formación. Siendo prudente, creo que es algo que podemos tener en cuenta a corto plazo y es el paso natural de evolución para la big band".