VALENCIA. Russell Crowe debuta como director con una historia épica en la que un granjero australiano trata de reconstruir su familia. Sin embargo, se enfrenta a una situación de guerra y viajes, trasladándose al momento posterior a la batalla turca de Gallipoli en 1915. El propio Crowe protagoniza la cinta llena de imágenes icónicas, en las que se aprecia su querencia por generar una imagen de película histórica y de gran factura fotográfica.
La coproducción entre los países implciados, Australia y Turquía, es también un drama con una vis muy estadounidense en su desarrollo. Aceptando el lado edulcorado que Crowe parece haber estirado desde su propia experiencia en películas como Gladiator. Aun así, el también protagonista de American Gangster, Cinderella Man o Master and Commander aporta ideas de esperanza a una película con un fuerte componente bélico.
El melodrama encuentra momentos interesantes con la siempre correcta Olga Kurylenko, aunque encuentra sus debilidades precisamente en el guión desarollado por Andrew Anastasios y Andrew Knight. La película funciona para los amantes del cine clásico, histórico y bélico, aunque es algo más arriesgada con el ritmo y la fotografía que es sin duda mucho más actual.
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