VALENCIA. Antes que Saturday Night Live, que Bob Hope, Lenny Bruce, Dean Martin y Joan Rivers, que nuestro Gila y El Club de la Comedia, estuvo Mark Twain. El padre de la literatura norteamericana fue un precursor de la comedia en vivo previa irrupción del altavoz catódico. Una centuria antes de que la televisión sirviera de escaparate a los cómicos contemporáneos, el autor de Las aventuras de Tom Sawyer promovía sus novelas y sus libros de viajes a través de oratorias satíricas. Sus conferencias entre 1866 y 1874 asentaban las bases de la stand-up comedy y, más relevante si cabe, establecían una estrategia modélica de branding personal, pues Mark Twain no era sino el seudónimo de Samuel Clemens.
"Confesiones de experiencias personales, anécdotas de opinión y otros relatos cómicos individuales conforman el personaje único del comediante, que debe parecer impredecible e incluso un tanto contradictorio a fin de mantener el elemento sorpresa que invita a la carcajada. Con su mezcla de intercambio comercial e interpersonal, la comedia en vivo profesionaliza la narrativa de la vivencia personal, generando cultura popular al imitar al folklore", sintetiza la profesora de Retórica y Cultura Pública de la Universidad de Ohio Judith Yaross Lee en su ensayo Mark Twain as a Stand-up Comedian, publicado en 2006, cuando refiere a los aspectos que exploró a través de su alter ego.
Estos rasgos han sido heredados y compartidos por las diferentes generaciones de comediantes que proyectó el veterano programa de la NBC Saturday Night Live, en el que, desde 1975, se han fogueado, entre otros, Chevy Chase, John Belushi, Eddie Murphy, Will Ferrell, y más recientemente, Amy Poehler, Tina Fey y Kristen Wiig. En nuestro país hubimos de esperar hasta 1999, con la andadura del canal Paramount Comedy (hoy, Comedy Central) y la emisión de El Club de la Comedia, para que los humoristas patrios fueran acunados por la televisión. Los casos previos de Gila o Pepe Rubianes eran rara avis aisladas, pero el espaldarazo catódico al monólogo teatral tarde, pero llegó, en los albores del siglo XXI.
VIAJES DE IDA Y VUELTA
Televisión y teatro se retroalimentan en proyectos paralelos y viajes de ida y vuelta. El vínculo con los escenarios ha sido palpable desde los platós de grabación elegidos, que en El Club de la Comedia han sido los teatros Alcázar, Calderón, Coliseum y Nuevo Apolo de Madrid, y Victoria, de Barcelona, y en Central de Cómicos, espacio estrella de Comedy Central, la sala Joy Eslava, sala de conciertos que previamente acogió al Teatro Eslava.
"El público busca encontrar al mismo personaje que conoce de televisión, así que los comediantes se interpretan a sí mismos. Hablamos de humoristas, no de actores haciendo humor, porque eso es otra historia. Son diferentes registros, a un actor le das un papel para que lo interprete, se lo estudia y lo hace suyo, pero todos estos comediantes son conocidos por su nombre, no interpretan a nadie. A los intérpretes de obras dramáticas o cómicas no se les da nada bien interpretar monólogos", diferencia Manel Portomeñe, gerente de MPC Management, empresa pionera en la programación de espectáculos de humor.
Ya hace tres décadas que representan a Godoy, y dos que gestionan la comicidad entre cínica y surrealista de Berto Romero, pero en su nómina también se encuentran Ana Morgade, Toni Moog, Flipy, Dani Martínez, Joaquín Reyes y Quequé. Todos ellos felizmente encasillados en el género del humor, como subraya Portomeñe. "Tienen muy claro que lo que más les gusta es hacer reír. Hace poco me comentaba Berto que había recibido propuestas para hacer series de televisión dramáticas, pero las había rechazando porque no le gusta hacer llorar a la gente".
"El cuñado de Buenafuente" hace sorna estos días en el Teatre Borrás sobre la superación de traumas infantiles y el endiosamiento que da la fama en Sigue con nosotros, donde se autorretrata como "padre responsable" y "cómico respetado". Aunque es conocido por el gran público a partir de sus apariciones en el late night de El Terrat, Berto arrancó su carrera en el teatro en 1998.
SÍ, PERO AHORA NO
Arturo Valls también arrancó en el teatro, pero lo abandonó pronto por la televisión. Desde entonces ha participado en El Club de la Comedia y realizado un cameo musical en el espectáculo Mi imaginación y yo de Álex O'Dogherty a su paso por el Teatro La Latina de Madrid, pero nunca ha salido de gira. Al cómico valenciano, presentador del concurso de Antena 3 ¡Ahora caigo!, lo han tentado con proyectos escénicos, pero todavía no ha visto el momento de comprometerse con el teatro, porque llegado el momento prefiere volcarse a compaginarlo con otros frentes.
"Son dos campos muy distintos, la principal diferencia la encuentras en el público, la audiencia de una grabación o de un plató cobra, ya sea con dinero o con un bocata, por reír o aplaudir las frases de un guión, mientras que el que acude al teatro paga por ir a verte", destaca.
En su experiencia en televisión también ha reparado en los retos que enfrentan los actores de teatro para adaptarse al registro de la pequeña pantalla. "He compartido grabaciones con intérpretes que se estrenaban en un programa de entretenimiento y he comprobado cómo tienen dificultades a la hora de manejar los silencios. Esperan una pausa, dejan que muera el aplauso, pero en televisión no es necesario, porque la postproducción deja que se te oiga igual, por encima de las carcajadas".
CÓMICOS MULTIFUNCIÓN
No es el caso de Dani Mateo que compatibiliza todos los formatos, ya sea teatro, televisión o radio. Este cómico orquesta alterna sus colaboraciones en El intermedio con Yu no te pierdas nada en Los 40 Principales; El palomar, un programa semanal del espacio radiofónico de la Cadena SER Oh my LOL, junto a Raúl Cimas; y su monólogo Desencadenado, próximamente en Galicia, y en el que hace balance de 10 años de trayectoria.
Ana Morgade es otra malabarista del humor. La actriz es colaboradora radiofónica habitual en el programa A Vivir de la Cadena Ser y el despertador Anda Ya! De los 40 principales, presentadora de televisión, guionista, ilustradora y diseñadora de cartelería. Licenciada en Arte Dramático por la escuela de Cristina Rota, antes de asomar sus gafas XL a la pequeña pantalla había trabajado como improvisadora con compañías como la valenciana L ́Om Imprebís e Yllana, y producido, protagonizado y escrito montajes como Las Criadas, El hombre Probable, Musicall y Princesas Busconas.
Como monologuista ha girado con el Terrat Pack y con Las Noches del Club de la Comedia. Desde octubre del año pasado vuela sola. Estos días hace sangre en el Pequeño Teatro Gran Vía de Madrid de la sempiterna crisis laboral del actor en un unipersonal "trufado de confesiones, asesoramientos y apariciones marianas" titulado Morgadeces, cuyo estreno tuvo lugar en La Rambleta.
A TRANCAS Y BARRANCAS
El contenedor cultural del Bulevar Sur acoge el 17 de abril Tres calaveras huecas, donde Jorge Marrón, Juan Ibáñez y Damián Mollá, conocidos por sus colaboraciones en El Hormiguero, y en concreto, los dos últimos, por insuflar carácter a los muñecos de Trancas y Barrancas, "dan rienda suelta a algunas ideas que no tienen cabida en el show televisivo y que, sin embargo, pueden plasmar en los teatros".
Más que un spin-off de El Hormiguero, esta comedia teatral es un anexo. "No lo hemos hecho por aprovechar el tirón, sino por no perder el callo y el contacto con la gente. En la tele no sabes la reacción del público, pero en el teatro compruebas si se ríen, te obliga a estar en tensión, a renovarte, a buscar otros sitios donde encontrar la risa", argumenta Juan Ibáñez, la hormiga Trancas en el espacio que Pablo Motos dirige en Antena 3.
El trío hace ya 13 años que se curtió en el monológo cómico de la mano de Motos, que había sido guionista de El Club de la Comedia, y con el que trabajaron en la radio. Las tablas les dan la oportunidad de ser más transgresores que en un espacio emitido en horario de máxima audiencia. "Todas la cosas que no podemos soltar en la tele las decimos en el teatro, porque lo sentimos como una reunión de amigos en petit comité. Nos divierte sobre todo la escatología, y menos lo sexual y la política", concreta.
En el show, presentado por Trancas y Barrancas, no faltan los experimentos de ciencia, la aparición del Hombre de Negro y las alusiones al programa de Antena 3, como la primicia de saber cuánto mide Pablo Motos o compartir cuál es el órgano sexual femenino más importante según la revista Cosmopolitan, en un guiño a la sección televisiva de El Kiosco.
"Hay que ser polifacético y estar presente en la comedia teatral, la televisión y, si surge, un musical", apostilla Juan Ibáñez. Todo con tal de que no se cumpla su p profecía: "Cuando pienso en el futuro me imagino borracho en la puerta de un bar diciéndole a los niños: "Yo era Trancas, yo era el Espinete del siglo XXI y era un muñeco y me respetaba la gente y lo vendían en los grandes almacenes y no vi ni un céntimo de aquellos muñecos".
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