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EL CABECÍCUBO

'Togetherness', una serie sobre un matrimonio en fase ‘sustitución del sexo por la masturbación'

ÁLVARO GONZÁLEZ. 11/04/2015 Una comedia de HBO derriba tabúes con un humor descarnado sobre el matrimonio y el "fracaso" de los treintañeros solteros

VALENCIA. Las siete de la mañana. Un matrimonio duerme en la cama. Él se despierta contento. Se acerca a ella, le arrima la cebolleta, pero su mujer le rechaza. Pasan unos minutos. Él sigilosamente intenta masturbarse, ella le escucha, le pega con el cojín y le echa de la cama. Le dice que, de paso, se lleve también el walkie-talkie conectado con la habitación del niño. Lo que se dice empezar el día con pasión. Después de un día de playa en familia, la mujer decide echarse una siesta. El marido entra por equivocación y se la encuentra en la cama leyendo una revista mientras se masturba con pinzas de tender la ropa puestas en los pezones. Un matrimonio rutinario.

Estas son las presentaciones de los dos miembros del matrimonio de la nueva serie de HBO. Bajo ese techo llegarán después dos personajes más. La hermana de la mujer, que acaba de ser abandonada de mala manera por su último ligue. Y un amigo de él, que ha sido desahuciado y no tiene un duro. Es un caso curioso el de este hombre. Está sin dinero, ha perdido su casa y no le importa vivir en una furgoneta, pero su amigo le pide que por favor se aloje en su casa porque está harto de fingir lo divertida que es la vida familiar

Los autores de la nueva comedia de HBO son los hermanos Duplass. Directores prototípicos del cine independiente del nuevo siglo. Ese en el que todo va sobre fracasados, depresivos, problemas de pareja, miserias contemporáneas y siempre en clave de humor negro, cruel. Además, también están encuadrados en el movimiento mumblecore, cine caracterizado por la falta de medios, la improvisación de los actores y la distribución por canales alternativos. 

El primer capítulo deja dos grandes preguntas en torno a las cuales se desarrollará la serie. El fracaso sexual del matrimonio, por un lado, por qué se ha producido. Y si es posible que la hermana, guapa y triunfadora, "llena de dones", como ella misma se describe, puede convivir e incluso llegar a algo con el desahuciado, que, según su propia descripción, a parte de no tener dinero es gordo y calvo.

Lo cierto es que no son las tramas del milenio. Están más vistas que el tebeo, para ser sinceros, especialmente desde que el cine independiente empezó a ser un fenómeno masivo, no un grupo de nuevos directores que trataban de hacer cosas distintas, como ocurría antes de los noventa. Hoy en día digamos que ‘los distintos' se parecen mucho todos entre sí. Pero la gracia de la serie, en cualquier caso, no es que las premisas sean ya lugares comunes, sino cómo se desarrollan. En ese caso tenemos que decir que todo tiene bastante gracia. 

Hay incluso escenas memorables, como cuando la mujer quiere recuperar su vida sexual por la vía rápida. Está harta de que su marido le ponga una almohada en la cabeza para que no se haga daño mientras tienen sexo. Digamos que le odia porque asocia sus encuentros en la cama con su vida rutinaria. Ella quiere golpearse la cabeza contra el cabecero de la cama, incluso hacerse sangre.

Lo que no quiere es saber cómo será cada día, incluidos los de la semana siguiente, y también, lo peor, cómo será su marido en la cama cada vez que intente tener sexo con ella. La pobre se está volviendo loca en esa vida claustrofóbica y sólo se le ocurre, hete aquí la gracia, iniciarse en el sadomasoquismo para animar un poco esa cárcel vital. Así que un día se viste cuero, recibe a su marido de esa guisa y todo va bien hasta que, dándole azotes en el culo al caballero, le golpea en un testículo y le parte el alma de dolor. Este llora, se retuerce y no tienen hielos en casa para ponerse en un huevo que no dejar de hincharse. El pobre hombre, hecho un ovillo, pide por favor que le traigan, al menos, guisantes congelados. Y ahí uno se ríe. Qué le vamos a hacer.

Es una muestra del humor que destila. Según contaron los creadores al LA Times, pasada la treintena se dieron cuenta de que tenían que hacer todo lo posible por ser buenos padres, buenos maridos y buenos en su trabajo. Pero miraron a su alrededor, a la gente que conocían, y se encontraron con que la mayoría no tenían hijos, ni pareja algunas veces, y generalmente odiaban sus trabajos. Juntar ambos mundos, los que llevan una vida teledirigida, o triunfadores, o los que están en un limbo, o perdedores –siempre según lo peor de los esquemas morales estadounidenses– es lo que quisieron hacer con esta serie. "Mostrar las dos caras de la misma moneda", le dijeron al New York Times. 

Lo cierto es que la moneda es la de la humillación y el patetismo. Les mete unas palizas psicológicas a los personajes de aupa y trata de dejarlos siempre en ridículo. A veces es muy gracioso, otras quizá un tanto monocromático, aunque la serie va creciendo a medida que pasan los episodios y los personajes van ganando en complejidad. Lo que sería una comedia indie ligerita, gana en profundidad gracias al formato de serie. Por eso dicen que en la televisión se hace mejor cine que en el cine.

Esto se explica por las posibilidades que trajo la televisión de pago en Estados Unidos o porque se han hecho mayores unas generaciones que se han educado tocándose los huevos delante del televisor. Seguramente, por ambos fenómenos a la vez. El caso es que mucho tiene que esforzarse una película arquetípica de Sudance de noventa minutos para ser más canalla y divertida que esta serie, con episodios de menos de media hora, metida de una sentada en el sofá.

Esa relación agotada del matrimonio es lo más gracioso. Por ejemplo, cuando en un momento dado ella llama a su hermana desesperada desde el WC con los grifos abiertos porque no puede escapar de tener que hacer el amor con su marido, que la está esperando fuera dispuesto a la acción. Es una llamada de socorro a la que la hermana responde gritando: "Tienes que hacerlo, coge, entra ahí, hazle sexo oral y déjame en paz". Uno se ríe mucho, pero hay un efecto Carpanta importante, que al final da más pena que risa. Seguro que en algún hogar de parejas largas y duraderas que vea la serie se producen interesantes silencios con estas escenas.

No obstante, como el sexo de es matrimonio, la cosa con la audiencia tampoco ha funcionado. Aunque tienen una segunda temporada firmada, ningún capítulo ha llegado al medio millón de espectadores. Seguir apostando por ella será cuestión de fe, y también sirve para que se pueda seguir manteniendo esa gran mentira de que a HBO no le importan las audiencias y solo la calidad. Por cierto, heavys del ayer, en el primer capítulo suena Skid Row a tope.

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3 comentarios

Javier escribió
13/04/2015 02:48

No veo lo de derribar tabúes, si la serie es como se cuenta. Como bien dices, está más visto que el telediario. Lo del matrimonio fracasado y blabla es más viejo que la tarara. Y con hermana abandonada incluida. Aunque puede que la serie esté bien, que algo esté visto no significa que no pueda funcionar.

Álvaro González escribió
12/04/2015 11:48

jajajajaj te robo el enfoque para reseñar las próximas producciones de calidad de HBO

AnonymousCoward escribió
12/04/2015 10:20

Así contado, tranquilamente podría ser una producción de JL Moreno protagonizada por Arévalo y Fedra Lorente

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