VALENCIA. Es una mujer fuerte y se rodea de otras como ella. Detrás de su mesa, preside el retrato de Clara Campoamor con su frase lapidaria pronunciada en el Congreso de los Diputados el 1 de octubre de 1931, cuando pidió el voto para las mujeres: «Tenéis el derecho que os ha dado la ley, la ley que hicistéis vosotros; pero no tenéis el derecho natural, el derecho fundamental que se basa en el respeto a todo ser humano, y lo que hacéis es detentar un poder. Dejad que la mujer se manifieste y veréis cómo ese poder no podéis seguir detentándolo...».
Teresa Gisbert no quiere hablar de política: «Si quieres te hablo de la Fiscalía». Le pido entonces su opinión sobre la evolución de la sociedad, sobre escándalos que antes no nos parecían tanto... Por ejemplo recordamos cuando se investigó al director general del Instituto Valenciano de Finanzas, José Manuel Uncio, por los gastos de una tarjeta Visa. Eso se cerró sin producir escándalo en la sociedad. Se anima: «Yo creo que más que escandalizada, la gente lo que está es harta de los escándalos que se están produciendo, porque no dejan de salir. Eso, en época de bonanza no gustaba pero parecía una cosa un poco más ajena. Con la situación de los últimos cinco años, crea mucha indignación en la gente el pensar que aquí se están adoptando medidas para lograr salir de la crisis y que haya habido gente tirando el dinero público».
Artículo completo en la revista Plaza de abril.
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