VALENCIA. El 5 de abril de 1994, Kurt Cobain ponía final al tormento de su adicción a la heroína, a sus inexplicables pero atroces achaques físicos y a los fantasmas enraízados desde su infancia. Hace justo 21 años, el líder de Nirvana acababa con su vida.
La conmoción de su muerte todavía palpita como una resaca persistente entre los seguidores del que fuera erigido a su pesar líder de la generación X. "Es irrespetuoso pensar que Kurt no se mató, que lo sucedido no fue un suicidio, y no sólo para con Courtney y su hija en común, Frances, sino sobre todo para con Kurt. Si inviertes tu energía en las últimas semanas de su vida no eres un verdadero fan, sino un sepulturero", quien emplea términos tan contundentes para referirse a aquellos que han incitado y alimentado las teorías apócrifas sobre un supuesto asesinato del letrista es el director Brett Morgen, que ha invertido ocho años en el documental Cobain: Montage of Heck, que HBO estrena el próximo 4 de mayo y que llegará a las pantallas españolas el 23 de abril. En Valencia se podrá contemplar en los cines Yelmo, Bonaire y Kinépolis.
Cuando la mujer del director vio Boyhood este año pasado, halló paralelismos. "No quiero compararlas, porque la película de Richard Linklater es una obra maestra, pero es cierto que he planteado el documental desde un punto de vista humano: acompañas a Cobain en su viaje vital, es un relato íntimo e intenso, tiene todas las emociones que la existencia contiene, pero la diferencia es que la vida de Kurt es de lejos más dramática, lo que le da una tonalidad diferente".
El filme, presentado en la pasada Berlinale, toma su título del nombre que el cantante y guitarrista garabateó en una casete grabada en torno a 1988, y que podría traducirse como "collage de demonios". En la cinta, pedazos de canciones de artistas como Frank Zappa, The Beatles, Cher y Butthole Surfers, se hibridan con grabaciones manipuladas de radio, caso de Daniel Johnston vociferando sobre Satán o Mike Love, de The Beach Boys, hablando sobre Transcendental Meditation. También suenan fragmentos de demos, The Landlord Is A Piece Of Shit From Hell y Help Me, entre otras; y sonidos dispares creados o registrados por Cobain, por ejemplo su imitación de James Brown o el sonido de su vómito en el baño.
200 HORAS DE VÍDEO, 4.000 PÁGINAS DE ESCRITOS
Montage of Heck ha sido una de las muchas sorpresas que a Morgen le ha deparado la inmersión durante ocho años en más de 200 horas de música y vídeo inéditos, un vasto surtido de proyectos artísticos, incontables horas de vídeos caseros y más de 4.000 páginas y páginas de escritos personales. El material de archivo se alterna con entrevistas reveladoras a la madre, el padre, la madrastra y la hermana del músico, así como a confidentes íntimos, entre los que destacan la que fuera su primera novia, Tracy Marander, y su compañero de banda Kris Novoselic.
"Si Dave Ghrol no aparece es porque estaba de lleno en la grabación de su nuevo disco y para cuando pudo concederme la entrevista, hacía tres semanas que había finalizado el montaje -comparte Morgen para acabar con las especulaciones sobre la ausencia del batería de Nirvana y frontman de Foo Fighters en el rockumental-. He visto la película cada día desde el 26 de agosto hasta el 18 de diciembre, así que no quería incorporar nada nuevo de manera precipitada ante la inminencia de la presentación en [los festivales de] Sundance y Berlín".
Si bien la infancia de Kurt Cobain en Aberdeen, Washington, está perfectamente documentada, con horas y horas de grabaciones caseras, no sucede así con la etapa de la adolescencia. Para resolverlo, Morgen completa el relato con acertadas animaciones que ilustran momentos cruciales, como la pérdida de la virginidad con una compañera retrasada del instituto, inspirados en el trabajo artístico, la fotografía, los diarios y las instantáneas familiares. La solución visual remata un conjunto que procura, en palabras del propio realizador, "una nueva perspectiva de un prolífico e influyente artista que rara vez se revelaba a los medios".
La película permite a los que formaron parte de la generación de Kurt Cobain cerrar heridas en el sondeo de su infierno personal, comprender su cualidad de icono a los que lo acaban de descubrir, y una experiencia catártica a su hija, la artista visual Frances Cobain, que ejerce de productora ejecutiva del proyecto.
"Hay muchos casos de niños cuyos padres han cometido suicidio que se culpan a sí mismos de la tragedia. Frances se ha resistido durante todos estos años a explorar la vida de su padre, e intuyo que ha sentido cierta hostilidad hacia su figura combinada con un deje de reproche y de remordimiento" conjetura Morgen. "El visionado de esta película la ha liberado, porque ha podido comprobar que los problemas de Kurt le preexistieron a ella, a Nirvana y a su madre, pues acontecieron en una etapa temprana de su vida, y al mismo tiempo, ha descubierto lo mucho que la quiso".
PICOS Y VALLES DE LA INFANCIA
La desazón a la que se refiere se remonta a la infancia primero idílica y después tortuosa del cantante. En sus primeros años de vida, Kurt manifestó una capacidad creativa fuera de lo común. Era un pequeño hipersensitivo y perfeccionista, que pronto empezó a escribir, a dibujar y a componer música. Idealizado por su madre y menospreciado por su padre, su talento eclosionó sobre la línea que separa la genialidad de la locura.
"Lo veo realmente feliz en sus primeros años de vida, cuando era el centro de atención, cuando todos sus parientes le atendían, pero algo cambió y todo el mundo empezó a hablar de su hiperactividad y nadie supo cómo lidiar con ello. Dudo incluso que se tratara de TDHA. Los niños son muy diferentes de las niñas, aprendemos y pensamos de manera distinta, y hay muchos adultos que lo achacan a un trastorno compulsivo. Los padres de Kurt eran muy jóvenes e intentaron hacerlo lo mejor posible, pero no estoy seguro de que supieran afrontar su desbordante energía", opina Morgen, quien señala que este episodio sucedió antes del divorcio de sus padres, suceso vital que siempre se ha achacado a los demonios personales del cantante.
Los dibujos que muestra el filme son un reflejo de esa evolución. La inocencia y el idealismo de sus bosquejos infantiles derivan hacia la oscuridad cuando alcanza los siete años, y a los 11 se convierten en una película de terror. "Tengo una hija de 12 años y te aseguro que no dibuja así. Todavía está con unicornios. Kurt, en cambio, plasma la pérdida de la inocencia -opina el director del filme, quien considera que el cantante tenía una enorme habilidad para liberarse a través de la creación. "Dibujaba sobre cualquier superficie, hacía collages sonoros, escribía, publicaba tiras de cómic, montaba peliculitas de animación stop-motion... Nunca he conocido a nadie con una fruición tal por crear. Su trabajo era expresivo y vibrante".
Al poco de graduarse, Cobain dejó el instituto y comenzó a trabajar como bedel, mientras buscaba un medio en el que dar rienda suelta a su agitación y a su arrolladora energía artística. Como recuerda su hermana Kim, durante una de sus confidencias en el documental, "estaba buscando cualquier cosa que le hiciera sentir que no estaba solo y que no era tan diferente".
El martilleo de su alma atormentada halló ecos en el punk rock. Así lo confiesa en el transcurso de la película: "Un amigo mío me grabó un par de compilaciones en unas cintas. Me deslumbraron. Expresaban lo que sentía social y políticamente. Plasmaban la ira que sufría, la alienación. Y me di cuenta de que era lo que siempre había querido hacer".
EL ESPEJO QUE NO TUVO
En 1991, Nirvana lanzó su single Smells Like Teen Spirit, y su vida cambió. Como también lo hizo la de las hordas de jóvenes sin rumbo que hallaron en sus letras poéticas y perturbadoras, y en su sonido, entre el júbilo y el nihilismo, un espejo de su zozobra. Cobain se convirtió en una de las voces señeras de la era, pero su rol mesiánico no le hacía feliz.
"Es una etiqueta superficial decir de una banda que va a ser el próximo gran éxito cuando no queremos serlo. Estamos preparados para destruir nuestras carreras si eso sucede", comparte el letrista con un reportero durante el metraje de la película. En palabras de su madre, Cobain estaba en una carrera en colisión contra el mundo.
Propenso a la depresión, el líder de Nirvana empezó a experimentar con la heroína y pronto se volvió adicto. Su matrimonio con la controvertida Courtney Love y el nacimiento de su hija Frances lo llevaron a un intento de sosiego doméstico. "Al proceder de un hogar roto, el sueño largamente acariciado por Cobain era el de fundar la familia que sentía que se había perdido durante su complicada infancia", argumenta Morgen.
Pero a medida que su fama había ido creciendo, también lo habían hecho su apetito por las drogas y por la autodestrucción y tras un intento fallido de suicido con Rohypnol, que se acumulaba a repetidas sobredosis, acabó con su vida de un disparo.
Brett Morgen, autor del rockcumental que conmemoraba el 50 aniversario de los Rolling Stones (Crossfire Hurricane) y del biopic documental sobre el productor Robert Evans (The Kid Stays in the Picture), ha vivido con una gran carga de responsabilidad todo el proceso de Montage of Heck. "Tengo la misma edad que Kurt. Mis padres se separaron cuando tenía nueve años y hasta los 11 hubo un periodo crítico en mi vida, en el que me crié solo y sentí los mismos sentimientos de abandono y rechazo, así que este proyecto ha sido muy personal. Podría resumirlo en que nunca antes había rodado una película que me diera ganas de llorar".
Su esfuerzo arroja una mirada íntima a un artista escurridizo, voluble y conflictivo, hábil en la articulación de sus problemas a través del arte, pero incapaz de afrontarlos en último término.
"Cuando Kurt Cobain crecía no había nadie como él en el que pudiera apoyarse, pero su arte hoy puede salvar vidas. Varias generaciones pueden experimentar confort y consuelo, sentir que no están solos. Los feos, los abusados, los privados de derechos, los golpeados, los inadaptados, hallaron compañía y solaz, y con este filme pueden ver que pueden sonreír, que él se carcajeaba, que había mucho más por lo que luchar. Espero que los espectadores aprecien en el documental una alegría de vivir y una celebración de la creatividad, del amor y del romanticismo, sí como un aprecio por las bellas melodías que Kurt creó y compartió con nosotros".
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