VALENCIA. Han sido más de dos años. Han sido más de 400 funciones. Este 26 de abril en el teatro Olympia de Valencia bajará el telón por última vez Conversaciones con mamá, la versión de Jordi Galcerán sobre la película del argentino Santiago Carlos Oves. La producción dirigida por Juan Echanove y protagonizada por el actor y María Galiana se despedirá de los aficionados al teatro que la han convertido en una de las obras de referencia de las últimas temporadas con una ocupación de platea superior al 94%.
El porqué de semejante éxito es algo que se le escapa a sus propios artífices. Algo que no tuvo ambages en reconocer el propio Echanove durante la presentación del montaje. "No sé el motivo por el cual viene la gente. Me sigue pareciendo increíble que una persona decida salir de su casa, coja el autobús o el coche o vengan andando y nos dé una hora y media de su vida para que le contemos una historia", admitía, "por que a fin de cuentas lo que hacemos nosotros es contar historias".
¿Y qué es lo que narra Conversaciones con mamá? Una historia de madres e hijos, de madurez y de valores, de descubrir qué es lo importante. A partir de la anécdota de un hijo cincuentón, en la ruina, que tiene que convencer a su madre de que venda su casa para solventar sus problemas económicos, la obra reflexiona sobre cuáles son las prioridades que nos mueven en la vida. Si bien su argumento en 2007 resultaba lejano al espectador medio español, como hizo ver el propio director y protagonista, la actual situación económica en España ha hecho que la obra "lamentablemente" cobre actualidad y sea muy próxima al espectador español.
Echanove representa al hijo y Galiana a la madre, en un guiño tangencial e inequívoco a la serie Cuéntame, en la que ambos han coincidido, si bien con notables diferencias. Porque, obviamente, son muy diferentes. Conversaciones con mamá es también una obra engañosa, ya que tras su apariencia amable, su carácter divertido, se esconden cargas de profundidad al comportamiento de las personas. El hecho de que sea una "comedia romántica", como la definió su protagonista y director, no oculta ese aspecto catárquico del montaje. De hecho, la elección de género es intencionada, porque como hizo ver el intérprete "la comedia es el mejor vehículo para llegar al corazón del espectador".
Echanove no quiso empero ver en esta obra un carácter terapeútico ("curar sólo curaba el Espidifen", bromeó) pero sí que admitió que tenía una de esas características que hace que el teatro esté presente en la vida cultural desde hace milenios, y es la capacidad de retratar al ser humano, de, a través de la metáfora narrativa, reflejar aspectos esenciales de nuestro comportamiento, permitiendo así al espectador obtener una nueva visión de las cosas, dándole una perspectiva distinta.
Para el actor un elemento fundamental que explica en parte la pervivencia de la obra está en la circunstancia de que, al contrario de lo que sucede habitualmente, han mantenido por evidentes razones logísticas la permanente presencia de su director. ¿Y cómo es el Echanove director? "Muy puntilloso", según Galiana. Algo que ha beneficiado al resultado final porque su minuciosidad ha hecho que la obra sea mejor cada vez, dijo. "Y no hay nada más aburrido y triste que hacer una obra de manera monótona", sentenció.
No ha sido ése el caso de Conversaciones con mamá donde la exigencia permanente de Echanove ha contribuido a que cada función sea diferente, incidiendo en el carácter único de cada representación. "Creo que le he oído decir ‘hemos hecho una buena función' dos veces", bromeó Galiana. "Días en los que estaba blando", bromeó también Echanove. Todo para ensalzar a los mayores, a los ancianos, a su legado. "No creo en la gerontocracia pero estoy a un pelo de ello", dijo Echanove.
Al actor se le veía este martes preocupado e interesado por todos los aspectos de la obra. Con los técnicos estuvo comentando cuestiones sobre el escenario e igualmente sobre los efectos de sonido. A Galiana le preguntó todo lo relacionado con su estancia en la ciudad, cuándo se iba, cuándo volvía. Su implicación es absoluta, hasta el punto que se podía constatar su sincero amor al teatro sólo con verle un par de horas moverse por el Olympia.
Ese mismo amor que le obliga a experimentar, a montar nuevas obras, y que le llevará a abandonar Conversaciones con mamá para no repetirse. Vitalmente ha sido una experiencia placentera que ha de concluir, dos años que le han llevado por toda la geografía española y que les ha hecho conocer la geografía teatral, metafórica también ella.
"En los últimos años hemos trabajado en sitios con capacidad para 1.000 espectadores pero que no tenían calefacción. La frase que más he oído es: 'El aire acondicionado está estropeado y la pieza viene de Alemania'. Hay sitios donde se han gastado un dinero considerable en un edificio y hemos hecho la función como si fuera teatro leído porque no había condiciones de espacio", relataba Echanove. "Y está esa sensación de que lo que a nosotros nos sucediera da igual", abundaba Galiana. "Hay un desprecio general por la gente farandulera", constataba la veterana actriz.
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