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VALENCIA. Seguramente, si Plácido hubiera fracasado Ciudad de la Luz jamás habría existido. Dicho así puede parecer exagerado, pero el complejo de Aguamarga, la idea, nació como consecuencia del triunfo del neorrealismo español. Así lo relata José Luis Berlanga, cineasta, realizador televisivo e hijo de Luis García Berlanga. «Mi padre siempre tenía el sentimiento de culpabilidad de haber contribuido, desde joven, introduciendo el neorrealismo en España, al desmantelamiento del tejido industrial. Estaba convencido de que España podría ser la California de Europa», relata.

Fue entonces cuando pensó en recuperar la tradición cinematográ ca industrial, la que él vivió en sus inicios a  nales de los años cuarenta, con unos grandes estudios que debían ser un acicate para consolidar un tejido empresarial. De hecho, Ciudad de la Luz, su proyecto que no tenía ese nombre, no nació con un destino valenciano sino que era una iniciativa de corte nacional.

«El primer intento fue en Madrid», explica Berlanga hijo. «Mi padre le propuso a Enrique Tierno-Galván, entonces alcalde de Madrid, reconvertir la Feria del Campo a mediados de los ochenta. Él, con Alfredo Matas y José Antonio Sainz de Vicuña propusieron unos estudios y les dijeron que allí no, que tenía que ser en Tres Cantos. La Comunidad de Madrid, que estaba en manos socialistas, convirtió los estudios en un desarrollo de polígono, Ciudad de la Imagen. Y al  nal la idea se perdió».

Fue la primera de las decepciones que tuvo el autor de Bienvenido Míster Marshall con una iniciativa que sin embargo sí que tuvo acomodo en su tierra natal, en la Comunitat Valenciana. «Joan Lerma (presidente de la Generalitat hasta 1995) le dijo que sí, le apoyó, pero al principio.

Fue Zaplana el que la puso en marcha. Mi padre pensaba que se podrían hacer unos estudios con un plató náutico. Sagunto estaba a la distancia perfecta pero Zaplana, pensó en su electorado en Alicante, y decidió llevarlos allí».

Lea el artículo completo en el núemro de abril de la revista Plaza.