VALENCIA. Entre las avenidas Dr. Waksman y Peris i Valero se encuentra el Centro de Intermaniento para Extranjeros de la calle Zapadores. Es solo uno de los 220 edificios públicos no penitenciarios con derecho -en España- a retener incomunicada a una persona hacia o desde el exterior hasta 60 días. ¿Cómo llegan hasta allí? Algunos tras cometer un delito, otros tras una intervención policial urbana fortuita, muchos por razones que se contradicen entre las partes.
Alicia Medina, Marina Sanjuán y Javi Rumí, tres jóvenes valencianos de apenas 25 años, han dedicado buena parte de su último año a filmar un largometraje documental en torno a este centro. La película, de una factura impecable desde el punto de vista técnico como se aprecia en el trailer, está producida en exclusiva a partir de Diodo Media, su propia empresa; es decir, con sus propios recursos. "Creíamos que tener una producción propia importante era dotar de alma a la compañía", resuelve Medina que en el largometraje La puerta azul ejerce de directora.
Han sido meses tratando de reunir a todas las voces. Y casi lo consiguen, porque han abordado todos los puntos de vista políticos y activos en el conflicto. Tan solo el jefe del CIE de Zapadores no ha participado, ya que "recibió un mensaje claro desde Madrid para que no se expresara públicamente hacia ningún respecto". Aun así en las entrevistas que se van compilando, que conviven en el documental con la citada 'puerta azul' y el entorno de este centro de internamiento, van completando un relato coral hacia una de las realidades menos comprensibles con respecto a la Declaración de los Derechos Humanos de 1948 o la Ley Orgánica 7/1985, de 1 de julio, sobre derechos y libertades de los extranjeros en España.
Desde su origen, muchos son los grupos antiCIE que se crean en torno a cada uno de los centros en cada una de las ciudades. La plataforma CIEs NO de Valencia, en la que se estructuran hasta 30 organizaciones sin ánimo de lucro, está activa desde hace cinco años. En el caso valenciano -y en casi la totalidad del resto de organizaciones similares en España- a la denuncia de la privación indiscriminada de libertad por una falta leve se suman otras acusaciones: la de maltratos y palzias dentro del centro o la de las redadas racistas.
Sin embargo, la opacidad con la que opera en este centro motivo a Medina y sus compañeros a abordar el tema desde un punto de vista periodístico, con una marcada intención por abrir el debate y no sentenciar con una posibilidad única como solución al conflicto. "Hay gente que opina que los CIE deben existir, pero de forma transparente, con códigos y regímenes abiertos distintos a los actuales", añade la directora. La joven productora ha contado además con el trabajo gráfico del ilustrador Fran Serrano y la música de los también valencianos -y menores de 25 años- Mario Pina y Carlos Esteban.
"Lo que no queríamos hacer es un documental activista, porque es una vía que pueden explotar otro tipo de personas. Como periodista, era una labor mucho más amplia la que quería cubrir, tratando de generar un debate y conversación en torno a los CIE". Los testimonios se suceden: desde un hombre argentino que tras diez años en Valencia es deportado pese a tener una hija aquí -y cuyo testimonio se encuentran al pie de la misma puerta estos realizadores-, al de un inmigrante gay que pidió asilo por miedo a esta la amenaza violenta que su sexualidad le aseguraba en su país. La policía lo envió de vuelta con la propia orden en su mochila, ésta fue descubierta y fue apalizado allí.
No obstante, las acusaciones de maltrato, de abuso de poder policial, son desmentidas constantemente por las partes ejecutivas y legislativas del poder público. De un lado, los políticos en el poder se remiten a las actuaciones policiales en el documental, mientras que los jueces carecen en alguna ocasión de información y la opacidad de los propios centros resulta clave como una amalgama de incertidumbres y con la percepción de que las historias, narradas en la película, no pueden contener tantas dosis de fantasía. "En definitiva, aun sin saber cómo irá la distribución y el paso por festivales, la idea es que el tema se debata y combatir cierta invisibilización del tema", apunta Medina.
No hay ánimo de lucro, sino una búsqueda de respuestas en un caso difícil de encajar. "Estuve hace algunos años en Bruselas de erasmus y me hablaron de estos centros. Pensé que en España no podían existir y cuando regresé me topé con ellos. Es una realidad del llamado 'primer mundo' y lo importante es analizar cómo nos posicionamos ante los retos que nos propone la inmigración, porque no hay que olvidar que nosotros ahora somos un país que exporta inmigrantes...".
Algunos personajes como Lori Money, el rapero popular por su éxito en YouTube de canciones muy vinculadas a la ciudad de Valencia, hablan en primera persona de su experiencia. Hay miedo, terror a veces, hay reivindicación, noches frente a la 'puerta azul', ideas y sobre todo una realidad resuelta: un largometraje de entidad en torno a esta realidad y que ahora se enfrenta al gran público a través de la gran pantalla.
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