MADRID (EP). El cambio de hora, que se ha producido el pasado fin de semana, puede provocar alteraciones en el sueño, un cansancio físico mayor de lo habitual, irritabilidad, cierta tristeza o leves cuadros de ansiedad, según ha señalado el vicepresidente de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP), José Antonio López Rodríguez, que además ha añadido que "esta modificación horaria es un cambio brusco que trastoca los circuitos cerebrales y que obligará a nuestro cerebro a reajustarse".
De esta forma, el cerebro se adapta, poco a poco, a estos cambios de luz a lo largo del año a través de ritmos circadianos divididos en periodos de 24 horas, adaptándose a la ausencia y presencia de luz a través de dos sustancias: melatonina y cortisol.
Sin embargo, el experto ha explicado que existen ciertos cerebros más sensibles, como los de los niños, los mayores o los de las personas con algún problema psiquiátrico, en los que influyen más los efectos de este cambio de hora.
"El cerebro recibe la luz a través de la retina que la pasa al núcleo supraóptico y éste al hipotálamo, encargado de regular la secreción de las dos sustancias, que nos ayudan a regular los ritmos circadianos de luz y de vigilia/sueño", ha señalado López Rodríguez. Así, mientras que la melatonina ayuda a adaptarse a los ritmos de luz, el cortisol marca los ritmos internos, permitiendo distinguir entre vigilia y sueño, actividad y descanso.
Además, el doctor ha asegurado que existen dos tipos de ritmos de cortisol: las alondras y los búhos. "Mientras que las alondras tienen los niveles de cortisol muy altos por las mañanas y por tanto son muy activos, los búhos tienen estos niveles más altos por las tardes". Cabe entonces concluir que aquellas personas con un 'perfil búho' padecerán más los efectos del próximo cambio de hora que aquellos con un 'perfil alondra'.
CÓMO MINIMIZAR EFECTOS
Por ello, el vicepresidente de la ASEPP ha señalado que para minimizar los efectos provocados por el cambio horario, es fundamental mantener los mismo hábitos y acostarse a la misma hora sin dejarse llevar por el "todavía hay luz", sin dejar de lado el realizar ejercicio físico y tener una buena alimentación.
En este sentido, cabe destacar que los efectos de este cambio en el organismo son leves pero tienen su reflejo en la salud. Aunque las consecuencias son transitorias y leves en la población sana el organismo necesitará tres o cuatro días para acoplarse a este nuevo horario.
Sin embargo, cuando estos síntomas tienden a perdurar no es debido, en ningún caso, al cambio de hora, sino que más bien se puede decir que el cambio de hora ha sido el detonante de un trastorno de ansiedad o del sueño existente previamente en el paciente.
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