VALENCIA. Acaban de terminar las fallas de mi pueblo, que es Valencia, para lo que gusten mandar. Durante toda esta semana, antes de lo que usted desearía, las comisiones nos han despertado con tracas y petardos que hacían saltar la alarma de los coches.
Las falleras han circulado en pasacalles con sus atronadoras bandas de música y la ciudad se ha llenado de puestos de churros, horrendas sillas de plástico de terraza de bar chungalé, toneladas de basura (¿por qué en la mascletà todo el mundo come desaforada, ansiosamente, pipas y escupen las cáscaras, naturalmente, al suelo?) y gilipollas que cuando llegan a la ofrenda sacan el palo del selfie y se ponen a hacer el carajote echando fotos. Antes se les hacían fotos a las falleras. Bueno está. Pero es que ahora los carajotes se ponen de espaldas con el móvil a modo de espejo y disparan como en pelotón de fusilamiento de arranque de novela de Gabriel García, que es como los verdaderamente íntimos llamamos a Gabo.
Hasta palos de selfie había en los toros la tarde de la reaparición de El Soro junto a Enrique Ponce y José Mª Manzanares. El tendido estaba abarrotado por el morbo de volver a ver al valiente de El Soro que, con su pierna cojeando, consiguió que la plaza entera aplaudiera su hazaña. Entre el público estaban Luis Alfonso de Borbón y su mujer Margarita Vargas.
También la bella Nieves Álvarez y Nuria González, la mujer del empresario madrileño Fernando Fernández Tapias. El AVE trae a muchos rostros conocidos desde Madrid para la feria de fallas. Otros aficionados que no quisieron perderse la corrida fueron Patricia Rato, el humorista César Cadaval, el golfista castellonense Sergio García y el mago Yunke, además de diestros como Miguel Abellán y Pepín Liria.
También muchos vips valencianos acudieron al coso de la calle Xàtiva para ver al maestro Enrique Ponce, El Soro y al guapo Manzanares. Es como el final de la Copa o un estreno del Palau de les Arts; cuando torea Ponce hay que estar en la plaza, esa tarde es socialmente obligatorio estar en las barreras y contrabarreras. Y allí estuvieron el empresario Juan Roig, el conseller de Hacienda Juan Carlos Moragues, la secretaria autonómica Esther Pastor, Cuchita Lluch, la joyera Trini Gracia, Amparo López, Marisa Marín de Monzonís, la diseñadora Amparo Chordá y hasta Rappel, que en los últimos tiempos mantiene un perfil mediático bajo.
Uno que no ha faltado durante toda la feria taurina de fallas ha sido el actor Fernando Esteso, el más solicitado por los chavales para hacerse una foto. Lo que confirma mi teoría de que habría que revisar su filmografía, con películas como Los bingueros (1979) o Agítese antes de usarla (1983). Cine social, pero menos plasta que el de Ken Loach. Esteso con su boina, su Ramona Pechugona y su zurriagazo ('ende que te vi que te di el primer zurriagazo, zurriagazo, zurriagazo...') era más divertido que Latre.
Si Esteso fue el más retratado, sin duda, el óscar a la más taurina es para la concejal y presidenta del Palau, Mayrén Beneyto, un punto fosforescente de la barrera que a muchos profanos nos sirve de referente para situarnos en la plaza (los taurinos, ya se sabe, prefieren acogerse a la tradicional división de sol y sombra). El premio al conseller más asiduo ha sido este año para Luis Santamaría, que ha brujuleado por distintos tendidos.
En la plaza, desde cualquier ubicación -por privilegiada que parezca- sólo se obtiene una visión parcial del paisaje, de ahí que la crónica nunca salga redonda. Es imposible hacer una crónica de 360 grados: a unos siempre se les verá de frente, a otros de perfil y a otros de arriba abajo. También hay gentes a las que nunca se ve porque prefieren huir de los tendidos nobles y refugiarse en la maraña de pañuelos que agitan los aficionados anónimos.
Es el caso de Lourdes Montes, que contraviniendo la costumbre de las novias típicas (ellas se quedan en casa rezándole a una virgen cargada de oropeles y fantasías), prefirió asistir de incógnito a la corrida de su marido Francisco Rivera. Ese día también estuvieron en la plaza Cayetano Rivera, que ha anunciado su vuelta a los ruedos en la goyesca de Ronda, el director musical Enrique García Asensio, el ministro de exteriores García-Margallo (que se tuvo que ir a dar una rueda de prensa por el atentado de Túnez), el futbolista David Albelda, que en un mes será padre de dos niños gemelos, y muchas de las damas que el día anterior suspiraban por los quiebros de Manzanares y que últimamente han concentrado su interés en Fran Rivera. Pasan los lustros y pasan las modas, pero los toreros siguen siendo emblemáticos representantes del sex-appeal masculino.
Otra inesperada presencia en el callejón durante la semana taurina fue la del bisnieto de Ernest Hemingway, que se posicionó con un teleobjetivo tamaño paparazzi y no se perdió ni un detalle de las faenas de los diestros Juan José Padilla, Miguel Abellán y Diego Urdiales. Es la fiesta de los toros, tan presente en las Bellas Artes: en la literatura, con Muerte en la tarde de Hemingway; en la pintura, con la Tauromaquia de Picasso; en la música, con la Carmen de Bizet.
Quanta gentola. Eixa no és la València que volem.
M'agradaria saber que tenia de social el cinema de Fernando Esteso potser qui ha escrit aquesta crònica enten com cine social el masclisme que destilaven les seves pel·lícules o potser enten com a cinema social de com se'n burlaven de cole·lectius més vulnerables. Ara desprès d'haver llegit aquesta crònica i comparar un festa amb allò que realment és i no és altra cosa que un maltracte i tortura animal prefereixo desconèixer l'opinió que puga tindre. Per cert Senyora Camps les guerres també estan presents a les Belles arts com en la literatura "Guerra i Pau", a la pintura com "The Second Battle of Ypres, 22 April to 25 May 1915", Richard Jack o en la música com "Aida". Així que agrairiem a l'hora d'escriure en determinats mitjans una mica més de rigurositat. Gràcies.
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