VALENCIA. Fragments cambia. No se reinventa, sino que asume el mismo compromiso que fotoperiodismo combate a diario, en el plano local o en el conflicto internacional, para colocar a la imagen en el eje del debate social. Reflexión, conciencia y documentación se entrelazan en la undécima exposición bajo este título y que promociona la Unió de Periodistes, visitable en La Nau de la Universitat de València (C/ Universitat, 2) hasta el próximo 10 de mayo.
La intención ha sido la de abandonar la idea de "almanaque" para aproximarse "al pueblo", en palabras del comisario Pablo Brezo (Doctor Nopo). La habitual recopilación de lo mejor del fotoperiodismo valenciano, especialmente ligado a las noticias del curso, se queda atrás en este primer año [de ahí el nombre, ‘Fragments #0'] en el que el diseño gráfico y el vídeo irrumpen por primera vez en esta propuesta.
"Espaguetis o macarrones; pasta son", responde Brezo a ValenciaPlaza.com cuando se le pregunta por la incursión de un vídeo -precisamente- de la plataforma online LiveLeak. "Es el mismo lenguaje y los fotoperiodistas pueden hacerlo. Otra cosa son las razones de peso que ellos declaran como una barrera entre vídeo y foto, pero el lenguaje es muy similar". El comisario equipara esta realidad a la del diseño que en la muestra desgrana algunas portadas e interiores de revistas que confirman que "ese trabajo gráfico también es periodismo".
Además, a partir de la próxima edición Fragments abrirá una convocatoria nacional para permitir la participación de cualquier ciudadano y profesional que trabaje en España en la exposición. Un jurado será el encargado de elegir los trabajos que compartirán espacio con las imágenes de los reporteros valencianos. Los jueces actuarán como "editores para que piensen qué trabajos funcionan y para qué sirven y no como seleccionadores de fotografías".
La exposición aborda los ‘límites', y presenta la fotografía de Nathan Weber que captura a un grupo de fotoperiodistas abalanzados sobre el cadáver Fabienne Cherisma. Esta niña de 13 años, anónima hasta ese preciso instante, robaba algunos objetos tras el trremoto de 8 grados en Haití, pero un disparo en la cabeza, en los disturbios que prosiguieron a la catástrofe, la convierte a través de este filtro en una reflexión a distintos planos. En ‘Framgents #0', la idea es la de descabalgar la realidad estética de este tipo de imágenes y sobre todo profundizar en su situación.
Hay espacio también para hablar de la ‘transición', en un trabajo sobre la separación a veces compleja entre fotografía periodística y arte. El concepto no ha dejado de intervenir en el trabajo de estos profesionales de la información, pero la muestra trabaja en ofrecer al visitante una situación cuyas fronteras deberían ser "permeables". Y si el hecho artístico ha influenciado o no al fotoperiodista, más todavía lo ha hecho el ‘lenguaje'. De Roger Fenton en la I Guerra Mundial al work inprogress de Barretl Films para el documental ‘0 responsables', la exposición desmitifica los cánones rígidos del disparo fotográfico.
Es también una reflexión de puertas hacia dentro y de puertas hacia fuera. "Cualquiera puede ser fotoperiodista y su foto o vídeo puede acabar en el New York Times", apunta Sergi Pitarch, presidente de la UPV. "Queremos que la gente a la hora de difundir una imagen sepa que también tiene una responsabilidad como la que tiene el reportero gráfico", añade.
Precisamente el concepto de ‘periodista gráfico' da título al primero de los rincones de la exposición. Allí se aglutinan fotografías de Eva Ripoll, Fernando Bustamante, García Poveda, Germán Caballero, Irene Marsilla, Juan Carlos Cárdenas, Kai Försterling, Miguel Lorenzo, MAO, Rober Solsona y Biel Aliño. Todas ellas lo hacen desde el plano local, para reivindicar que "la mayor parte del periodismo y seguramente el mejor y más sustancial" se hace en este ámbito, lejos de la imagen del explorador y reportero de guerra. Y no solo eso: es en este ámbito donde se enfrenta a situaciones tan próximas al hecho social como la autocensura o el conflicto profesional.
El mensaje autocrítico con los fotoperiodistas se cierra con el ‘espectáculo'. Los fotógrafos Daniel Berehulak y Tyler Hicks fotografían el ébola en Guinea y la tragedia de la guerra en Ucrania para que, finalmente, estas acaben formando parte de fundas decorativas de smartphones y compradas a través de Amazon.com. Es un caso de distribución no autorizada, amenaza y conflicto profesional de los fotoperiodistas, pero uno solo más de sus escollos.
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