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VALENCIA. A veces vinculado a la dirección de arte, a veces a las vías paralelas de la comercialización, el escaparatismo profesional es una expresión visual con contados valedores en la ciudad de Valencia. Uno de ellos es Hannover 1998, la boutique de moda masculina y complementos cuyo escaparate de dos plantas deslumbra desde la calle Hernán Cortés.

El primero de ellos llegó en el año 2010, con la inauguración de esta nueva tienda cerca de la ‘milla de plata' de la ciudad. Con una propuesta multimarca, desde la empresa se asegura que es "muy importante poder respetar las diferentes voces que integramos dentro del establecimiento. Mantenemos un discurso coherente, que habla de la esencia de nuestro negocio, pero expresando identidad con nuestros escaparates".

Si la primera idea fue la de atravesar con el cuello de una jirafa las dos plantas del edificio, le siguió una serie de buzos que rememoraban la figura de los hermanos Carmagnolle, los encargados de diseñar el primer -y aparatoso- traje de inmersión. Llegarían más tarde bicicletas eléctricas acompañando a un hombre más actual, aunque elegante y vestido por marcas del máximo prestigio internacional.

Los clientes, llegados de toda España, veían el mismo escaparate atravesado por dos grandes tornillos en 2011, rodeados de abejas luminosas en 2012, rodeados de pájaros en 2013, tiburones y ciervos en 2014 y palmeras en 2015. El último de ellos, inspirado en el avance de temporada para este año sube un caddy a la arena del establecimiento.

De esta forma, Hannover 1998 apuesta por distinguirse con escaparates únicos, elaborados en colaboración con creativos y diseñadores valencianos. Destacando de esta forma sobre el plano local, la tienda compite a nivel nacional con clientes atraidos por su producto exclusivo, pero también por las habituales sesiones de sastrería de algunas de las principales firmas del mundo. 

Escaparates memorables, que captan la atención y atrapan al transeúnte durante algunos metros, pero sobre todo que generan impacto sobre la ciudad y trascienden el hecho comercial generando un activo estético en el paisaje urbano.