MADRID (EP) - Investigadores del Dartmouth Collegue (Estados Unidos) aseguran que la capacidad de las personas a responder a los retos de una cultura que cambia rápidamente proceden de la capacidad del cerebro de reutilizar de forma flexible los recursos neuronales desarrollados a lo largo de su evolución.
El trabajo, que publica esta semana la revista 'Trends in Cognitive Sciences', muestra como su reutilización "permite hacer mucho con muy poco", ya que los cerebros tienen maleabilidad para "crear nuevas combinaciones a partir de cálculos preexistentes y realizar esas computaciones con rapidez y flexibilidad en nuevos contextos", ha explicado Thalia Wheatley, coautora de la investigación.
En concreto, los autores han descrito tres tipos de reutilización que puede efectuar el cerebro y cada uno sucede en tres escalas de tiempo diferentes.
El primero, la reutilización evolutiva, se muestra en todos los animales, y revela cómo la evolución "utiliza lo que está en la habitación" para resolver un nuevo problema.Esto ocurre lentamente, a lo largo de las vidas, mediante la selección natural, y así es como el cerebro ha desarrollado la capacidad de la representación espacial del medio que lo rodea, y en la sociedad moderna se ha reutilizado y aplicado al concepto de lo 'cercana' o 'próxima' que está una persona a nosotros, dentro de un entorno social.
Las otras dos formas de reciclaje que se encuentran en los seres humanos dependen de las capacidades cognitivas sociales. Por una parte está la reutilización cultural, referida al proceso por el cual las invenciones culturales (como la lectura, la música y los sistemas de creencias) se adquieren en la vida por circuitos cerebrales preexistentes de elección entre opciones.
"Por ejemplo, no evolucionamos directamente a leer. En su lugar, cada vez más investigaciones sugieren que leemos por la reutilización de la maquinaria neural que en principio evolucionó para procesar los rostros y los objetos", ha explicado Parkinson.
LA REUTILIZACIÓN INSTRUMENTAL, SOBRE LA MARCHA
Finalmente, la denominada reutilización instrumental sucede sobre la marcha, no sólo dentro de una vida, y es la forma en que intencionalmente y creativamente el cerebro pulsa "antiguos botones evolutivos" para influir los comportamientos propios y ajenos.
Por ejemplo, es la forma más eficaz para concienciar y solicitar ayuda para problemas globales (como el hambre, la pobreza y la enfermedad), no es un análisis racional de los hechos, sino personificar en alguna 'victima' concreta claramente identificada con el problema.
Los investigadores sugieren que esto se debe a que el comportamiento social se puso a punto en pequeñas grupos familiares de cazadores-recolectores, que vivieron estrechamente juntos, en lugar de en grandes sociedades anónimas globalmente interconectadas como la actual.
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