VALENCIA. La investigación de las enfermedades ha avanzado tanto que es cada vez más difícil encontrar a alguien que esté completamente sano. Lo dijo Aldous Huxley, que con la excelencia tecnológica de Un Mundo Feliz posiblemente se hubiera librado de la queratitis punctata que mermó su vista durante año y medio en su adolescencia; casualmente le sirvió, no sólo para inspirar El Arte De Ver, sino para aprender a tocar el piano. Quizá por eso pensaba que "después del silencio, lo que más se acerca a expresar lo inexpresable es la música".
La afasia es un trastorno en el uso del lenguaje causado por una disfunción cerebral; las personas que la sufren, en mayor o menor medida, tienen serias dificultades para hacerse entender con frases de más de dos o tres palabras. Expresar lo inexpresable, para ellos, puede ser posible con la música. "Lo primero que me llamó la atención, y a lo largo de los años se repite, es la corrección de la afasia", cuenta el músico Salva Fito (del grupo valenciano Emma Get Wild) sobre el recuerdo paradójicamente perenne de sus primeras tareas como terapeuta musical.
"Antes de trabajar como músico para la asociación, me llamaba la atención cómo el Alzheimer destruye la capacidad de comunicarse con palabras: llega un momento en el que el habla se ve tan afectado que es imposible entender nada", explica el músico, que deja claro que "a través de las canciones, la pronunciación mejora hasta en algún caso hacer que una persona pueda expresarse casi perfectamente". "Cuando eres testigo de algo como eso, creo que nunca se olvida", termina.
LA AFAV Y LA APUESTA POR LA TERAPIA MUSICAL
La asociación de la que habla Salva Fito es la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer de Valencia (AFAV). Con casi un cuarto de siglo de vida, la asociación se dedica a tratar de dar cobertura a las imperiosas necesidades que surgen durante las etapas de la enfermedad. En los enfermos, y también en sus familiares. "La labor fundamental es mejorar la calidad de vida de los enfermos de Alzheimer y otras demencias y de sus familias y cuidadores", cuenta Ana Morón, directora de AFAV, que precisa que, para lograrlo, ofrecen "diferentes servicios dirigidos tanto a las familias (información, asesoramiento, grupos de terapia) como a los enfermos (centro de día, estimulación a domicilio).
"Nosotros le damos mucha importancia a esta terapia porque comprobamos día a día que les estimula, les aumenta su autoestima, mejora su coordinación y su lenguaje y, en definitiva, les hace sentir bien". La musicoterapia o, como Ana Morón apunta, la terapia musical, es una de las bazas de la asociación; para ellos, la música es una herramienta cotidiana y de demostrada eficacia desde hace más de una década. La reacción de los enfermos de Alzheimer es "siempre muy positiva": "les recarga de energía, les hace sonreír, cuando ven al músico o a la directora del coro normalmente los reconocen y los identifican con la música, siempre están predispuestos a participar".
En la AFAV lo tienen claro: la que vehicula la música es "una de las terapias más potentes" de las que proporcionan en la asociación a día de hoy. Y no sólo porque mejora el estado de ánimo, lo cual se antoja fundamental en cualquier enfermedad, sino porque también "reduce trastornos psicológicos derivados de la enfermedad como la ansiedad, la depresión o la apatía, y porque, al trabajar la memoria, el lenguaje y la atención, contribuye a ralentizar el proceso degenerativo de la enfermedad".
‘LAS VOCES DE LA MEMORIA': LO QUE RECUPERA LA MÚSICA
La terapia musical es tan importante para la asociación que pronto convirtieron a Salva Fito, que empezó como técnico en animación sociocultural, en su musicoterapeuta habitual. Su relación con la AFAV y su carrera como músico profesional corren paralelas desde 2007, cuando sus superiores descubrieron que era músico. "Comencé realizando sesiones de animación musical, dándome cuenta que cada vez que llegaba la hora de la música volvían a estar saludables y activados para realizar cualquier cosa que les pidiera", asegura el músico.
En la asociación, Fito realiza talleres de estimulación musical y co-dirige, junto a Soledad Corachán, el coro ‘Las Voces de la Memoria', el único formado íntegramente por enfermos de Alzheimer en España. Su fantástica historia ha sido documentada ya por Barret Films y ha recibido eco en medios de comunicación y espacios como Documentos TV. El pasado 20 de febrero, una vez más, el proyecto de la AFAV recibió el reconocimiento de la Fundación CIEN (Centro de Investigación de Enfermedades Neurológicas), Ciberned y la Fundación Reina Sofía en el teatro La Latina de Madrid, ante más de mil personas en la cita del voluntariado. Tras el recital, la propia Reina Sofía subió al escenario para saludar a los integrantes y directores del coro.
"La característica que más llama la atención es que, a pesar de ser un coro de personas con Alzheimer, es un coro que canta de memoria y dentro del repertorio hay una gran variedad de idiomas, como el inglés, italiano, valenciano, castellano o alemán", explica Fito. El éxito de ‘Las Voces de la Memoria' es el del tremendo esfuerzo de sus integrantes, que comparten con los integrantes de la asociación. "Al final, todos los integrantes de la asociación participamos de alguna manera como voluntarios puesto que son numerosas las actividades que se realizan fuera de la jornada laboral, y que de otra manera no se podrían llevar a cabo, pero lo hacemos con sumo gusto", explica Ana Morón.
EL MUSICOTERAPEUTA Y EL MÚSICO
Salva Fito habla con humildad sobre su vertiente profesional como musicoterapeuta. Bueno, como musicoterapeuta no. "Yo no soy musicoterapeuta: simplemente me ciño a cumplir con los objetivos que se marcan en AFAV e intentar llevarlo a cabo lo mejor posible", reconoce. Tiene muy claras las necesidades que un músico ha de cubrir para poder ejercer con éxito: controlar uno o varios instrumentos, tener destreza con la voz, la rítmica ("poder tocar instrumentos de percusión") y saber leer partituras para poder rescatar canciones del pasado. "Y tener nociones de los movimientos de musicoterapia que existen e indagar sobre los mismos" para, entre otras cosas y como él mismo confiesa, poder llegar a desarrollar métodos propios.
La autoexigencia y la investigación de la música como terapia ha hecho que, además, Fito lleve tres años realizando talleres de estimulación musical a bebés de 9 meses a 3 años. "No tiene nada que ver hacer estimulación musical con tocar en un grupo, nada", recalca el músico, que tiene sus dudas sobre el alcance de una banda al uso en ese territorio. "Puede que a algún oyente muy fan, a mí o incluso a los músicos de Emma Get Wild le estimule, pero para la gente que no conoce Emma Get Wild no creo que llegara a estimular nada".
LA MÚSICA EMPIEZA DONDE ACABA EL LENGUAJE
"Los beneficios son muchos", explica Fito al hablar de la terapia musical, "desde reestructurar funciones fisiológicas, trabajar la atención, la concentración y la orientación espacial, a corregir afasias mediante letras de canciones, o incrementar la sociabilidad y la empatía con el resto del grupo". Y por supuesto, las mejoras en la peor víctima del Alzheimer, el recuerdo: "la memoria remota mediante canciones de su época y la memoria reciente con ejercicios rítmicos de percusión".
Para Fito, que afirma que cuando practica la estimulación musical simplemente actúa como "medio conductor entre las canciones y el grupo de personas" con el que está trabajando, la efectividad de la música como terapia es una evidencia. "La música como terapia me ha enseñado que, en una enfermedad de carácter neurológico, en algún momento la música es más efectiva que cualquier fármaco". Sin duda, en el caso de la terapia musical, del trabajo de musicoterapeuta en general y del de Salva Fito en concreto, aquello que decía E.T.A. Hoffmann de que la música empieza donde se acaba el lenguaje alcanza un estado de verdad poética irrenunciable.
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