VALENCIA. No sé si el lector sabrá que el nombre Steinway, de la más célebre familia fabricante de pianos del mundo, Steinway & Sons, es en realidad una adaptación al inglés del apellido alemán Steinweg, que el constructor de instrumentos cambió al emigrar a los Estados Unidos. Heinrich Steinweg, que se estableció allí en 1850, con una sólida formación en el oficio que adquirió en Alemania, decidió pasar a llamarse Henry Steinway, y ese apellido adaptado es el que hoy exhiben los más codiciados instrumentos.
Probablemente tampoco sepa que Steinway fabrica actualmente además de en Nueva York, en Hamburgo, y que los instrumentos americanos se diferencian de los alemanes en que tienen el tope lateral del teclado en ángulo recto, frente a la forma redondeada de los alemanes. O que, aunque la norma general en los pianos es que tengan 88 teclas, 52 blancas y 36 negras, el Bösendorfer Imperial tiene una octava más en los graves, con las teclas de color negro para diferenciarse del resto.
Estas son algunas de las muchísimas cosas de interés que expone Justo Romero (Badajoz, 1955) en su libro El piano, 52 + 36, que acaba de aparecer en Alicanza Música. Romero, hasta no hace mucho dramaturgo del Palau de les Arts, es periodista, crítico musical y autor de unos cuantos libros sobre música, entre los que destacan Falla, Albéniz y Chopin. Raíces de futuro. Estudió piano con Aldo Ciccolini, Ramón Coll, Ángeles Rentería y Estéban Sánchez.
EL REY DE LOS INSTRUMENTOS
Si exceptuamos el órgano, con su monumental potencia sinfónica, el rey de los instrumentos occidentales es el piano por sus enormes posibilidades tímbricas, armónicas, dinámicas y expresivas en general, combinadas con su transportabilidad. El instrumento que ideó en el siglo XVIII Bartolomeo Cristofori supuso una auténtica revolución expresiva en los de teclado y su evolución ha ido mejorando sus posibilidades hasta los grandes pianos de cola de la actualidad.
Realmente a partir del siglo XVIII, y sobre todo del XIX, el piano se convierte en el instrumento central del repertorio. Muchos compositores componen grandes series de sonatas u otras obras para el instrumento, que se convierte además en el elemento auxiliar del trabajo de cualquier compositor. Sin olvidar el importante papel que tuvo para la difusión de obras sinfónicas u operísticas mediante transcripciones hasta la aparición de la fonografía. O la decisiva función como acompañante de cantantes o instrumentistas.
VOLUMINOSO Y AMENO
El libro consta de 420 páginas, por lo que es una obra voluminosa, pero en absoluto aburrida, ya que está escrita con la agilidad y la vocación de claridad propia de un periodista. Incluye, en sus diversos apartados prácticamente todo lo que se puede saber sobre el piano, al tiempo que la organización del libro y el índice onomástico del final facilitan enormemente su uso como obra de consulta. Únicamente encuentro algo incómodo el haber situado las notas al final, en lugar de a pie de página, pero parece esta una tendencia general que se impone en los últimos tiempos en detrimento de la comodidad del lector.
Algunas partes de este extenso trabajo se pueden leer casi como una novela, pues están narradas con amenidad y el lector va encontrando en cada página elementos de interés. Me refiero a Origen y evolución del piano (páginas 19 a 73) y Descripción y fisonomía del instrumento (87 a 100). También se puede leer seguido el apartado Modelos de piano, aunque aquí ya, según el lector, puede ser más apropiada la opción de buscar el modelo o modelos que interesen.
Finalmente, los apartados Fabricantes y Escuelas y pianistas, enormemente exhaustivos y documentados, parecen más concebidos para la consulta y en ambos los correspondientes apartados están ordenados alfabéticamente.
Dice el autor en el preámbulo que el libro no tiene más ambición que "presentar un panorama básico del piano, de su evolución, de sus características, de su entorno, escuelas y protagonistas". Y precisa que no es "un manual científico, pero sí pretende ser riguroso". Si con ello quiere decir que no está orientado singularmente a constructores o afinadores, puede que tenga razón, pero su gran mérito es reunir un amplísimo saber sobre el piano que puede leer cualquiera que tenga interés por la música.
Justo Romero
El piano, 52 + 36
Alianza Música. Biblioteca básica
Madrid, 2014
420 páginas
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