VALENCIA. El pasado sábado por la mañana dos músicos, David T. Ginzo y Juan Diego Gosálvez, se despertaron especialmente pronto si tenemos en cuenta que el viernes noche actuaron en Alicante. Lo hicieron para presentar el nuevo EP de Tuya, su banda, en Valencia, ante un público muy reducido y en un formato de entrevista abierta con sus seguidores. Por la noche volverían a actuar en la ciudad, en dELUXE Pop Club, pero el formato matinal formaba parte del ánimo de estos músicos por aumentar el número de experiencias y fomentar la proximidad con aquellos a los que les gusta la música que hacen
Las canciones del nuevo trabajo, Mountains moving, se pueden escuchar gratis online, aunque también hayan sido editadas en un formato de microCD. Uno de los buques de ese negocio todavía emergente, el de la música en streaming, es Deezer. Con 35 millones de canciones disponibles y presente en 183 países, la compañía es la alternativa natural a Spotify. El servicio de origen sueco sigue siendo el más extendido, pero Deezer se adelantó en algunos países y ahora crece en España a partir de su alianza con la operadora Orange.
La empresa tiene oficina en Barcelona, aunque esta solo es una de las 17 que mantiene en todo el mundo. De sus 200 empleados repartidos en estas instalaciones, 50 se dedican a generar contenidos editoriales, como prescriptores de música que selección listas y más listas para generar una experiencia más enriquecedora. Y así compiten desde 2012, año de la gran ronda de financiación en la que obtuvieron 130 millones de dólares.
MÁS ALLÁ DE LA COMPETENCIA CON SPOTIFY
"No nos preocupa en absoluto la competencia. Este mercado está todavía por explotar", responde Leo Nascimento, country manager de Deezer en España que atiende a ValenciaPlaza.com tras una master class en la Berklee College of Music Valencia. "Es absurdo en este momento fijarnos Spotify. De hecho, yo me llevo muy bien con mi homónimo de Spotify en España y ambos creo que pensamos igual: el mercado todavía está por recorrer, porque todos los españoles pueden escuchar música gratis pero por el momento solo una minoría acude a nuestros servicios".
Este Ingeniero Industrial dedicado al mundo de la música en el ámbito digital ha defendido proyectos de marketing y alianzas con Universal durante años. Entre otros, y con cierta sorpresa por su estancamiento, desarrolló el negocio de los politonos. No obstante, su fichaje por Deezer le lleva a creer que "la música en streaming ha llegado para quedarse. Cambiarán los dispositivos, pero el hecho de tener toda tu biblioteca de música ordenada y accesible en un buscador instantáneo ya no puede competir como servicio contra el formato físico".
Eso sí, se alegra de la recuperación del vinilo y Nascimento hace su particular analogía: "lo que importa con la música es que el público está dispuesto a pagar algo más si hay un valor añadido. Puede ser el hecho de poseer un formato físico. En el caso de la música en streaming se paga por la comodidad de tener todo ordenado, accesible y en un formato de calidad y multi dispositivo". La suscripción premium a Deezer cuesta 9,99€ y además de su acuerdo con orange también se encuentra de forma ilimitada en dispositivos como el Samsung Galaxy S5.
LA ALTERNATIVA DIRECTA A LA PIRATERÍA
Nascimento habla del gran público, el acostumbrado hasta ahora a conseguir la música online por los caminos ilegales: "he visto a la piratería como un competidor dentro del mercado, aunque de forma figurada. Ha provocado que generemos mejores herramientas, más dinámicas y rápidas y, en definitiva, que sea absurdo que nos descarguemos la música cuando podemos tenerla online y offline, de calidad, en cualquier lugar a partir de los dispositivos".
La realidad del mercado, en el sentido de competencia, es que Spotify cuenta con 60 millones de usuarios activos y de los que 15 son suscriptores. Mientras tanto, Deezer tiene 16 millones de usuarios activos y 6 son suscriptores. "Todas las plataformas estamos haciendo que crezca ese pastel. Cuando alcance a una población importante, ya nos pelearemos por repartirlo, pero aún queda mucho para eso".
Por el momento, la empresa ha encontrado su particular Caballo de Troya para alcanzar público: alianzas con operadoras móviles. Pero eso no basta: "el negocio free es muy bonito, pero es una ruina para la industria. Los costes de las licencias para reproducir música en streaming son muy altos y todos los operadores trabajamos sobre márgenes muy estrechos. Por eso buscamos una conversión, de ahí este tipo de alianzas". Cabe destacar que Deezer tiene acuerdos con 2.000 sellos discográficos diferentes, una cifra contractualmente mareante, pero que cabe entender por la autoedición y autogestión de muchas bandas en la actualidad.
En esa búsqueda de posicionamiento de marca, de aumentar el valor añadido, Deezer realiza acciones con artistas mainstream como David Bisbal, se deja querer por un público algo más indie trabajando con Lori Meyers, y también está presente de forma activa en festivales como el Primavera Sound y Sonar. De esta forma, involucra a los artistas, "que ya han aceptado que el futuro pasa por lo digital", y tocan directamente a un público al que van culturizando en este consumo.
"La música es un commodity. La gente ya no se preocupa por cómo ha de tener acceso a ella, lo tiene a través de plataformas como Deezer. El salto es dar un valor añadido a ello. Por eso, los artistas entienden que ahora la producción musical es cada vez más un gancho que inicia una rueda de trabajo: giras, merchandising, sintonización [cuando la música forma parte de programas de televisión, series, películas, publicidad...], etcétera", apunta Nascimento.
La clave, precisamente para los artistas, parece estar en la guía que se deriva de las analíticas de servicios como Deezer: "nosotros les ofrecemos un servicio de estadísticas en el que pueden ver cómo funcionan sus diferentes canciones, dónde está su público, qué edad tiene y otras variables. De esta forma, es más fácil hacer una estrategia para mejorar el éxito musical. Este es un valor diferencial de esta nueva realidad", destaca Nascimento.
Esta es la parte todavía más compleja del nuevo engranaje: la influencia de la información para las bandas y a la vez las virtudes a la hora de no errar en las inversiones de producción. En una realidad, con el modo offline extendido en Deezer o Spotify, en la que la descarga parece accesoria, estas plataformas siguen invitadas a abrir mercado. Los ingresos en el mundo de la música, los que se cuantifican a partir de las empresas que publican sus resultados, han remitido una caída llegada desde Napster, en el año 2000, y lo ha hecho gracias a las suscripciones del entorno digital. Esa es la cara ascendente a la que, como apunta Nascimento, "nadie quiere darle la espalda".
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