VALENCIA. Desde el papel de su conductor, Neil Patrick Harris, intermitente y con poca presencia en la gala, pasando por una escasa aparición de pesos pesados de Hollywood para entregar los premios y, al remate, una galería de galardones fragmentada, la 87ª edición de los Premios Oscar fue una celebración relativa del cine.
La gran vencedora de la noche fue Birdman, la cinta de Alejandro González Iñárritu al que la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood adora. Presente con todas sus anteriores películas (Amores Perros, 21 gramos, Babel y Biutiful), el mexicano logró el premio como mejor director y también el máximo reconocimiento como mejor película para esta historia, premiada además al mejor guión original.
El film, rodado en un plano secuencia multifalseado al que también fue a parar el premio a la mejor fotografía, es una metadescripción del negocio del cine. Un ejercicio de ombliguismo en que todos los elementos, desde la posición de cámara hasta la ‘mano' del director, se sobreponen a la experiencia del espectador. No solo los aspectos más técnicos: las interpretaciones de método de Michael Keaton, Edward Norton y Naomi Watts llevan al límite al espectador en una película de trago pesado. Una melaza algo más digerible con el estado de gracia -no premiado- de Emma Watson.
Pero Iñárritu sigue funcionando con una capacidad pasmosa ante la Academia y, en definitiva, la idea de no premiar las convenciones que escuelas de dirección y de interpretación establecen parecía demasiado arriesgada. Y la competencia no era de lo más potente, en comparación a ediciones pasadas, aunque sí había una esperanza para un cine más próximo a la historia que a las fórmulas: Boyhood. La película de Richard Linklater tan solo se llevó el galardón al papel de reparto de Patricia Arquette. Un reconocimiento demasiado bajo para un film muy por encima de la media en la selección de nominados.
LA ENFERMEDAD ENCANDILA A HOLLYWOOD
Los dos papeles protagonistas basados en una dura lucha contra la enfermedad fueron los premiados en las categorías femenina y masculina. Por su parte, Julianne Moore, recogió el premio a la mejor actriz por Siempre Alice. La estadounidense defiende en un film de muy bajo presupuesto una inquietante lucha contra el alzheimer. La suma de rol de enfermedad y carrera estelar eclipsó el buenhacer de Rosemund Pike en Perdida, una película que, eso sí, estaba vacía de casi cualquier otro buen condimento.
Por su parte, el jovencísimo Eddie Redmayne recogió el premio al mejor actor por La teoría del todo. El biopic sobre la vida de Stephen Hawking es sin duda una de las mejores cintas del año, en la que Felicity Jones acompaña con su papel femenino el devenir de un Redmayne cuya interpretación es lo suficientemente brillante sin acusar las formas altivas de Michael Keaton, principal rival en la categoría. La categoría contaba con otros pesos pesados del momento, aunque sorprende todavía la no incursión de Jake Gyllenhaal por un papel memorable en Nightcrawler o Joaquin Phoenix por Inherent Vice, las dos películas absurdamente olvidadas en las nominaciones.
J.K. Simmons fue uno de los primeros galardonados de la gala, por su papel de reparto en Whiplash, una de las teóricas segundonas y bien parada en estos Oscars. Destaca su premio al mejor montaje (otro golpe para Boyhood) y otro por la mezcla de sonido con competidores importantes, como El francotirador. La película de Clint Eastwood recogió únicamente una estatuilla por la edición de sonido, partiendo con un número considerable -y nada justificado- de nominaciones.
La gran triunfadora en los aspectos técnicos, no obstante, fue El Gran Hotel Budapest: mejor banda sonora, mejor vestuario, mejor maquillaje y peluquería y, cómo no, mejor diseño de producción. La perfeccionista película de Wes Anderson se abarrotó de este tipo de reconocimientos, sin ‘rascar' alguno de los premios grandes de la noche para los que contaba con algunas opciones, excepto en las categorías interpretativas.
Otros premios que no ayudaron sino a enrarecer aún más la noche fueron mejor guión adaptado para Graham Moore por Descifrando Enigma. Un guión que falsea a favor del cine la vida de Alan Turing, mostrándolo como conflictivo con sus amigos y compañeros de investigación. Un extremo desconocido y que la familia del científico parece haber protestado, pero que no ha sido impedimento -o precisamente por ello- para que a la Academia lo premie. En el discurso de su autor, un jovencísimo guionista, éste reconoció haber pensado en el suicidio a los 16 años e invitó a los adolescentes a sentirse bien y "permanecer como los raros".
No fue el único momento celebrado en las redes y con discursos potentes: Arquette hizo una defensa de la igualdad de la mujer bastante honesta y acertada en formas y tiempos; Lady Gaga interpretó Sonrisas y Lágrimas con una solvencia vocal que emocionó a Julie Andrews y John Legend y Common interpretaron magistralmente la canción ‘Glory', original de la película Selma y que gracias a este tema logró su único premio en la noche.
Por su parte, Relatos Salvajes, una de las mejores películas teniendo en cuenta cualquier nominación, no logró ser la reconocida como mejor extranjera. El Oscar fue para Ida, primera cinta polaca en recibir este galardón. La joya gélida y de fotografía virtuosa cuenta con un metraje cortísimo y justo, como justa fue la estatuilla que, de paso, reconoce el extensísimo trabajo del pueblo polaco a favor del cine de Hollywood; eso sí, a partir de los inmigrantes llegados de este país a las dos costas de Estados Unidos.
Big Hero 6 se impuso a la favorita Cómo entrenar a tu dragón 2. Esta victoria supone la segunda consecutiva de Disney frente a Pixar, aunque ambas empresas operen de forma conjunta. Pero lo cierto es que tanto Frozen, ganadora el añao pasado, como Big Hero 6 son Disney, en este caso con una participación de Marvel.
Interstellar logró el premio a los mejores efectos visuales (más allá de su incomprensible ausencia en otras categorías), The Phone Call fue el mejor cortometraje, Crisis hotline, mejor cortometraje documental, Buenas migas, mejor corto animado, y las conversaciones con Edward Snowden, CitizenFour, mejor documental en los Oscar que reconocieron los estrenos de 2014.
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