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EMPRENDEDORES

El MAB contra el capital riesgo: La batalla de la financiación de las startups en expansión

ESTEFANÍA PASTOR / ILUSTRACIÓN: LUIS DEMANO. 20/02/2015

VALENCIA. «En España, los buenos proyectos siempre encuentran financiación». Ésta es la frase más habitual entre los expertos en emprendimiento, quienes señalan a las cifras para indicar la subida en la inversión en lo que llevamos de 2014. Los business angels cumplen su labor en las fases más tempranas de los proyectos pero los años se suceden, el ecosistema emprendedor español madura, y las rondas para empresas que ya han pasado el ‘valle de la muerte' están en el punto de mira de los emprendedores que consiguen transformar su startup en una empresa estable.

Para este estadio son dos las fórmulas que se ponen encima de la mesa, aunque con usos muy dispares: el capital riesgo y el Mercado Alternativo Bursátil (MAB). Según un informe de Venture Watch, el número de inversiones de capital riesgo en startups se incrementa con el paso de los meses, probablemente por la inyección de dinero del Fond-ICO, un vehículo público que aporta dinero a las gestoras de capital riesgo para coinvertir con ellas y una fórmula muy criticada por los business angels, ya que la rentabilidad de estos instrumentos suele ser baja en España. O faltan buenos proyectos, o sobran inversores.

El informe recoge que el año pasado se invirtió en un promedio de diez operaciones en el sector tecnológico al mes, mientras el pasado julio se registró un pico de 23 inversiones y en septiembre otro de 17.

Mientras, los asesores del MAB también miran estas ayudas con recelo y demandan incentivos para que las empresas coticen, ya que, tras prácticamente siete años de la puesta en funcionamiento de este mecanismo, las pymes siguen sin recurrir a él para financiarse.

LAS ACELERADORAS PONEN EL MAB EN EL PUNTO DE MIRA

Sin embargo, las aceleradoras de empresas empiezan a ponerlo en su punto de mira. «Yo diría que el MAB es el tercer paso tras las aceleradoras y los business angels», explica Víctor Ruiz, responsable de la oficina valenciana de Qrenta, que guía a las compañías en su salida a este mercado.

En el caso del capital riesgo, el importe medio de las rondas de financiación en empresas tecnológicas también está aumentando y en septiembre rondaba los 500.000 euros. Según Venture Watch, este incremento está permitiendo a muchas de las startups españolas perseguir estrategias de internacionalización como CartoDB o Cabify. En el MAB, las ampliaciones de capital están en torno a los tres millones de euros, y tecnológicas como Only Apartments aprovecharon esta liquidez para mejorar su producto y también expandirse por otros países.

Aunque el presidente del MAB, Antonio Giralt, asegura en la publicación Los emprendedores y la Recuperación Económica de la Fundación de Estudios Bursátiles y Financieros, que el capital riesgo debe ayudar a las compañías en fase temprana a alcanzar la madurez necesaria para acceder al mercado de valores, lo cierto es que las startups piden tickets al capital riesgo de cantidades similares a sus ampliaciones de capital, por lo que en gran medida luchan en el mismo terreno.

Y esto el MAB lo tiene presente. «Los fondos de capital riesgo, a menudo se interesan también en compañías que podrían considerar acceder al mercado directamente. Este hecho debería ser tenido en cuenta a la hora de aprobar políticas de apoyo público al capital riesgo», opina Giralt.

El emprendedor debe tener claro, a la hora de dejarse invertir o cotizar, la situación en la que se mueve. En el caso del capital riesgo español, sobre todo busca atraer a capital riesgo extranjero que invierta con ellos o que compre sus participaciones en startups, un hecho que se evidenció en el evento de Iberian TechTour celebrado hace algunas semanas en Valencia. «El hecho de que vengan inversores internacionales aumenta su atractivo y hay compañías que vienen a buscar fondos que inviertan con ellos», explicaba Nicolas R. Goulet, representante de Adara Ventures.

Adara, dedicado a proyectos impulsados por ingenieros, empieza con inversiones pequeñas, entre medio millón y un millón de euros, para luego continuar invirtiendo si va bien y llegar hasta los 6 o 7 millones en inversiones que pueden ir de los 5 a los 10 años. Asegura que es difícil levantar dinero porque estos fondos no han sido tradicionalmente un activo de inversión de particulares y bancos. «No es un área desarrollada, pero todo cambia».

HAY MÁS CAPITAL QUE PROYECTOS

No obstante, destaca que hay suficientes firmas que han levantado fondos, que invertirán en compañías exitosas y que empiezan a aparecer segundas y terceras generaciones de capital riesgo que harán que el ecosistema siga desarrollándose.

Aquilino Peña, de Kibo Ventures, explica que este fondo realiza inversiones de 500.000 euros a un millón de ticket inicial y siempre intentan ser los primeros después de la inversión del business angel. «Luego vamos subiendo la inversión conforme la compañía se desarrolla y llega hasta los cuatro millones. Sobre el capital riesgo en España, insiste en que no conoce a ninguna empresa buena que no tenga capital. «Faltan más proyectos grandes que capital».

Javier Ulecia, de Bullnet Capital, destaca que normalmente hacen rondas iniciales de entre 1,5 millones y dos, aunque llegan hasta los cuatro millones, y sólo invierten en una empresa al año. El miembro de la Asociación Española de Entidades de Capital Riesgo insiste en el propósito de dar a conocer la industria del venture capital española, primero en el país y luego en el exterior.

«Los riesgos, la iliquidez y los tiempos son largos, y a los inversores privados no es un vehículo de inversión que les apetezca», destaca sobre el capital riesgo. Por eso, insiste en la necesidad de apalancarse con dinero público. «No se trata de coinversión, sino de tener inversores en los fondos como el ICO con el fin de completarlos».

En 2014, el MAB ha tenido desastres como el de Gowex, pero también éxitos como la salida a cotizar de Only Apartments, una empresa de economía colaborativa de alquiler de apartamentos que recuerda a las startups que vemos en las aceleradoras españolas, pero con un recorrido de diez años que les ha permitido consolidar la empresa. El sector de las aceleradoras está mirando al MAB como una fórmula para encontrar financiación para startups que en algún momento pasaron por sus programas y que han logrado hacerse fuertes con el paso del tiempo. Cabe recordar que algunas de ellas se quedan un pequeño porcentaje de la empresa tras pasar por su programa.

Aunque se trata de un mercado para empresas de baja capitalización, la exigencia es importante desde el punto de vista financiero, de gestión y del proyecto para las empresas que deciden salir. «El proyecto toma forma en la fase de la aceleradora, luego entra el business angel y cuando éste ya busca su retorno es cuando tiene que aparecer el MAB». Sin embargo, destaca que el problema en España es que no hay cultura de apoyar a las empresas pequeñas en este sentido.

«Desde el punto de vista de renta variable, todo lo que tenga que ver con pymes es lo que más retrasado está», destaca el responsable de la oficina valenciana de Qrenta, quien guía a las empresas en su salida a este mercado. Indica que esto se da por muchos motivos. Por un lado, por desconocimiento a pesar del esfuerzo que los agentes están haciendo. Pero también apunta a la falta de estímulos para que las empresas puedan dar el salto al MAB, y que sí se están dando con el capital riesgo. De hecho, insiste en que el mercado alternativo bursátil inglés tiene ahora 1.500 empresas, el francés algo menos, mientras que en el español hay algo más de 20.

El MAB entraría en el mismo nicho que el capital riesgo, pero de momento no tiene ningún tipo de estímulo en la Comunitat Valenciana, algo que sí ocurre en Madrid, Cataluña o Galicia, aunque es probable que desaparecerán por los recortes. Sobre qué tipo de empresas debe fijarse en esta alternativa, Ruiz destaca que sean empresas que están empezando a andar en mercados internacionales, que tengan proyectos concretos a los que dirigirse, pero que hasta el momento el negocio les haya funcionado bien.

EL ESPÍRITU DE LOS ‘BUSINESS ANGEL'

En el caso de Qrenta, como acompañante de la empresa que sale al MAB, tiene en cuenta el valor de la compañía como proyecto, qué es lo que va a hacer, cómo lo está haciendo y qué está haciendo. «Tenemos pequeñas empresas con muchas ideas y capacidad de gestión, es el nicho perfecto para buscar fórmulas de financiación alternativa». No sólo recalca los beneficios de este mercado para las empresas, sino también para los inversores.

«Para el pequeño inversor es mucho más intuitivo y claro, y recoge la filosofía de ayudar a las pymes», destaca. «Tiene el espíritu del business angel, debería ser su evolución natural». Además, apunta que a las empresas les sirve para demostrar que tienen una base accionarial potente que confía en el proyecto, y no dos accionistas que si no funciona, se salen.

Los fundadores de Only Apartment no se plantearon pasar por el capital riesgo y se fueron directamente al MAB. «Arrancó como una idea, ya que conocíamos la existencia de este mercado alternativo pero no disponíamos de mucha información en cuanto al funcionamiento y los requisitos», explica Alon Eldar, CEO de la empresa. «Nos pusimos en contacto con dos empresas especializadas en este campo y hubo un proceso de investigación por parte nuestra hasta la toma definitiva de la decisión». Además, asegura que aunque el MAB impone determinadas condiciones, el abanico de empresas con posibilidad de cotizar en este tipo de mercados es mucho más amplio de lo que algunos piensan.

«Creo que el propio MAB debería realizar acciones que aumenten su presencia como una alternativa viable de financiación. Sin duda alguna, cuanto más empresas coticen, más credibilidad y valor tendrá el MAB», destaca. Pero tiene algunas críticas. «Los puntos en contra radican sobre todo en la ausencia de un conocimiento específico del negocio que muchas empresas de capital riesgo pueden ofrecer», destaca. Aunque también resalta los puntos fuertes: «La libertad y la confianza de gestionar nuestra empresa y sobre todo la continuidad al permitir que cuando alcances lo objetivos sigas haciendo ampliaciones».

(Artículo publicado en el número de diciembre de la revista Plaza) 

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