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VALENCIA. "Quizás me tenía que haber preguntado a mí si me dejaban ponerlo. Porque lo han pintado sin mi consentimiento". El propietario del bajo donde se instalará un nuevo restaurante no se siente molesto porque le pregunten por qué quiere acabar con dos pinturas de Escif. Más bien al contrario, le ofende que existieran sin su permiso. "El bajo es mío desde hace año y medio. Podrían haberme preguntado", insiste. "Yo no voy a casa de nadie a pintar nada, ¿verdad?".

La decisión ya se ha tomado. Una de las pinturas, Hawai, se ha borrado y se encuentra rodeada de andamios. Parecido destino le espera a su gemela, Bombai, parcialmente cubiertas por los andamios. Las dos pinturas son obras de Escif, uno de los mejores representantes del street art en España, y se hallaban en lo que eran las ventanas de una antigua discoteca de los años setenta, Samy, impulsada por Jesús Saiz. Un bajo con mucha historia.

Desde 1974 hasta 1984 Samy se convirtió en el local de moda en Valencia. Saiz, que en la actualidad dirige el pub Classic, se transformó en el "príncipe de la noche", recuerda el promotor y periodista valenciano Miguel Ángel Pastor, "porque el puesto del rey es para Jesús Barrachina", bromea. Una idea que le gusta a Saiz. "No sabemos el lujo que es contar con alguien como Barrachina en Valencia", dice.

Uno de los motivos de su éxito fue su clientela. Saiz, entonces un joven de apenas 21 años, consiguió que su discoteca fuera el espacio nocturno favorito de los futbolistas del Valencia, con el Lobo Diarte al frente, arropado por Kempes o Johny Rep, pero también de famosos como Miguel Bosé, muy relacionado con la ciudad, Bruno Lomas o Juan Camacho. "La gente guapa siempre acababa la noche en Samy", asegura Pastor.

Saiz abandonó la discoteca y abrió Mr. Chus. Detrás dejó muchos recuerdos (sus padres fallecieron en la vivienda familiar, que se encontraba encima del bajo, en 1975 y en 1982) y con su marcha se despidió no sólo de la que había sido su primera discoteca sino también una parte de su vida. "No me gusta volver a allí; me da morriña", comentaba este jueves emocionado.

Un comerciante adquirió el local ubicado en la calle Cerrajeros y lo reconvirtió en almacén, una decisión que se devino acertada porque, conviene Saiz, "el local ahora no cumpliría ninguna normativa". Y lo dice desde la experiencia de haber seguido en activo en la noche valenciana.

Tras décadas siendo un almacén, hace año y medio el propietario del restaurante Manyans adquirió el bajo para abrir un nuevo local. El restaurante se llamará Jaume I y donde se encontraban las pinturas de Escif se situarán dos ventanas mirador. La planta baja, que da la calle, será restaurante. El sótano, en principio, continuará siendo almacén.

La reforma del local se llevará pues por delante dos de los ejemplos de street art del valenciano Escif, un creador que ha trabajado, por ejemplo, con cantantes como Damien Rice. La noticia de la destrucción ha sido recibida con sorpresa por algunos allegados a Escif si bien han recordado que, en principio, es una persona a la que no le importa mucho lo que suceda con sus obras. Este jueves noche un vecino de la zona comentaba con unos viandantes que podrían haberlas usado de decoración en el local. En Londres de hecho se arrancan grafitis similares de Bansky para subastarlos. Aunque ésa es una idea que seguro que no es del agrado de Escif.

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